El 2024 está ya en el horizonte. Faltan unos meses para que Morena aplique las encuestas con las que elegirá a su candidato a la Presidencia de la República, y a partir de ello, empezarán a acomodarse los cientos de candidaturas que estarán en juego.
Antes de eso, sería difícil firmar pronósticos sobre lo que pasará a ras de suelo, en las alcaldías y las diputaciones locales, por ejemplo.
Es verdad que el presidente López Obrador ha enviado suficientes señales de que Claudia Sheinbaum es su favorita para sucederlo, pero también es cierto que en el contexto nacional hay una maquinaria que no ha dejado de moverse, en favor de otras opciones.
Y por alguna razón, el mismo AMLO no ha descalificado de la competencia a Marcelo Ebrard, a quien en Palacio no pueden descartar como una carta a poner sobre la mesa, si la situación se complica y es necesario recurrir a un perfil que pudiera ser bien visto por los sectores menos conservadores de la oposición… o los más conservadores de la 4T.
Por lo pronto, en Tamaulipas, igual que las redes que se han tejido para respaldar a Sheinbaum -sobra decir que es la apuesta principal de la Avanzada- también hay personajes que planean jugársela con el canciller.
En esa lista pueden anotarse al diputado Armando Zertuche, o la ex alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz, y Oscar Luebbert.
No son los únicos: en el sector empresarial más distante del panismo -sobre todo del cabecismo- hay un grupo importante que considera a Ebrard la mejor opción para el país a partir del 2024, y están dispuestos a invertir para patrocinar ese proyecto.
Para nada será fácil, porque en el entorno más cercano del presidente, el que más pesa en este momento y cuya influencia crece todos los días, hay una coincidencia unánime de que Sheinbaum debe ser quien suceda a López Obrador y continúe con el proyecto político de la 4T.
Quieren tumbar al Cachorro ya
La lucha interna en el Partido Acción Nacional es real. Cada vez son más los grupos que exigen, ya sin recato, la renuncia de Luis René Cantú a la dirigencia del Comité Directivo Estatal.
Aseguran que le falta tamaño para enfrentar lo que viene para el estado en el 2024 y lo ven como el principal obstáculo para rescatar lo poco que queda de su estructura formal.
Saben que “Cachorro” no es el verdadero responsable de la debacle, sencillamente porque él no está ni cerca de tomar las decisiones importantes del partido.
Lo consideran, y seguramente tienen razón, como un simple vocero de Francisco e Ismael García Cabeza de Vaca, quienes a través de él mantienen el control absoluto de los recursos y la operación del partido.
La disidencia advierte que si no logran arrebatarles ese dominio del Comité Directivo de aquí a fin del 2023, una vez más, serán los cabecistas los que elijan con la mano en la cintura las candidaturas para la super elección del próximo año.
El problema es que, salvo contrarísimas excepciones -por ejemplo el alcalde Jesús Nader y los operadores porteños que han mantenido a Tampico como el bastión azul- en el amplio espectro de panismo estatal, tampoco hay demasiadas luminarias a las cuales recurrir.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES