VICTORIA, TAM.- Cuando el Caminante compró su viejo Sentra, el carro traía todos los cristales con un feo polarizado completamente negro, lo cual dificultaba mucho la visibilidad por las noches.
Debido a esto el vago reportero optó por quitárselos en su totalidad, y evitar posibles percances viales.
Sin embargo, en los días soleados dentro de su carro la temperatura rápidamente se elevaba, la tapicería se calentaba, así como cualquier objeto expuesto a los infames rayos del sol.
– ¿Porqué no le pones un polarizado aunque sea ‘bajito’? – le preguntó su amigo Juanelo.
– Sí quisiera, pero pues ya ves que luego hay los operativos contra el polarizado, y no quiero que un día me paren y termine arrancándoselos, ahí en pleno eje vial – respondió el Caminante.
– No pero hay algunos que sí se pueden usar, tampoco creo que los quieras así negros negros… – Nombre, no más con que no pegue muy gacho la resolana al interior.
– Yo creo que batallas porque quieres compi, además ¡todo mundo lo hace! – Pues sí mi Juan, pero no porque todo el mundo lo haga quiere decir que esté bien hecho.
– Bueno eso sí. El Caminante trajo clavada esa espinita durante muchos meses, hasta que decidió ir a preguntarle a los que saben, es decir, acudió a la Delegación de Tránsito, a echar la platicada con uno de los peritos. – Eso está estipulado en el Artículo 12, fracción VIII del reglamento de Tránsito mi amigo – le aclaró el experto en vialidad – lea aquí lo que dice: “VIII.- CRISTALES PARABRISAS.- Todos los vehículos automotores deberán estar provistos de un cristal parabrisas transparente, inastillable y sin roturas.
Los demás cristales deberán estar en buenas condiciones. Todos éstos deberán mantenerse limpios y libres de objetos o polarizado que impidan o limiten la visibilidad del conductor, al menos en los vidrios delanteros” …el reglamento es muy claro, no está permitido ningún polarizado y sentenció el perito. –
¡Ah caray! pues discúlpeme – reviró el Caminante – ahí no dice expresamente que esté prohibido cualquier polarizado. – ¡Ah cómo no! ahí dice fíjese: “deberán mantenerse limpios y libres de objetos o polarizado”. –
Sí pero la redacción continúa: “libres de objetos o polarizado que impidan o limiten la visibilidad del conductor” es decir que si hay polarizados que NO IMPIDEN O LIMITEN LA VISIBILIDAD DEL CONDUCTOR, si estuviera prohibido cualquier tipo de polarizado, lo diría tal cual “libre de polarizado”, pero en realidad no es así.
– Bueno, esa es la interpretación que tú le das – respondió un poco aireado el perito – el reglamento no habla de niveles de polarizado, solo dice que no deben tenerlo. – Si ese artículo dijera, que los cristales deben estar libres de cualquier objeto o polarizado, y hasta ahí terminará el artículo así sería, pero continúa enunciando una condición: “que impidan o limiten la visibilidad del conductor” eso crea una laguna, pues deja a la interpretación de cada quien si lo oscuro de sus propios vidrios le entorpece o no la visibilidad.
– Por eso digo, mi amigo, esa es su interpretación – aseveró el perito de tránsito. – Sin embargo, yo veo que el departamento de tránsito es muy tolerante con esto pues por todos lados veo vehículos con los vidrios polarizados – le comentó el Caminante.
– Hay tolerancia, lo que se recomienda es que a la hora de instalar el polarizado, se fijen si hay visibilidad de lado a lado del vehículo, o sea que te pares frente al cristal del conductor y alcances a ver de aquel lado del cristal del copiloto. – ¿Y esto es al menos en los vidrios delanteros verdad? – Si, tal como lo dice el reglamento – acotó el experto.
A fin de cuentas, lo que el Caminante descubrió es, que el reglamento de tránsito no está del todo bien redactado, y necesita una revisión exhausta por parte de nuestros legisladores.
Así como esta pequeña inconsistencia hay un sinfín de artículos y fracciones un tanto ambiguas, lo cual de no ser resuelto, da pie a omisiones o faltas por parte de los conductores, y a posibles actos de corrupción a la hora de aplicar el reglamento. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA