El voto particular de Maite Azuela en contra de seis de los 20 candidatos a consejeros electorales obliga al Comité Técnico de Evaluación a devolver certidumbre al proceso de selección de cuatro integrantes del INE.
María Teresa Azuela Gómez votó el viernes en contra de seis candidat@s al considerar que no reúnen “el perfil de imparcialidad y autonomía que prevé la convocatoria”.
Se trata de Bertha Alcalde Luján, Guadalupe Álvarez Rascón, Guadalupe Taddei Zavala, Iulisca Zircey Bautista Arreola, Netzaí Sandoval Ballesteros y Víctor Humberto Mejía Naranjo.
El voto contrario de esta integrante del CTE es la nueva muesca en el récord de dudas que lleva el proceso de selección para sustituir a cuatro consejeros electorales que se van en una semana.
Genuinas o sospechosistas, esas dudas se instalaron demasiado temprano. Al aparecer en el listado de aspirantes cuadros como Netzaí Sandoval o Bertha Alcalde Luján hubo quien señaló que se trataba de cartas que el gobierno promovía, y que serían empujadas en un comité que de por sí fue integrado por demasiada gente cercana a Morena.
Porque ése es el pecado de origen. Salvo Azuela y Sergio López Ayón –el exdirector del CIDE que al ser propuesto fue cuestionado a su vez por voces oficialistas– la mayoría los siete integrantes del CTE tienen nexos evidentes con el actual gobierno federal.
El siguiente escollo en la credibilidad fue por la prueba escrita. Los altos puntajes obtenidos por algunos de los cercanos a Morena hicieron levantar cejas y quejas, incluida una de la consejera Carla Humphrey, quien cuestionó tan buenas calificaciones siendo que, expuso, incluso actuales integrantes del INE tienen dudas sobre diversas leyes.
De manera unánime el comité técnico salió a defender los candados que pusieron al examen a fin de hacer confiable el proceso. Pero dado que las siguientes etapas de la selección implicaban apreciaciones cualitativas antes que un score de respuestas cerradas, se abría el momento más complicado de la selección.
El viernes finalmente se publicaron los nombres de las 20 personas que integrarán las cuatro quintetas con las que en última instancia se haría el proceso de insaculación. En esa misma semana, y previo a conocerse la lista definitiva, la oposición había dicho que vetaría a Bertha Alcalde para la presidencia del INE.
Por su pecado original de cercanía con Morena, el comité estaba obligado a un esfuerzo extraordinario de pulcritud a fin de no comprometer la legitimidad de quienes resulten consejeras o consejeros a partir del 3 de abril.
A mí no me queda claro que por razón de parentesco, o incluso por trabajar o haber trabajado en gobiernos o instancias afines a Morena, se pierda automáticamente la capacidad de autonomía o independencia. Azuela argumenta su decisión en criterios jurídicos citados en su explicación sobre el voto diferenciado.
Alcalde y Sandoval, por mencionar a dos de los cuestionados, tienen parientes, sí, pero también carrera propia y experiencia en entes gubernamentales ajenos al actual Poder Ejecutivo: deben ser evaluados por sus propios méritos.
O al comité le faltó trabajo interno de deliberación y persuasión para que las dudas de una de sus integrantes se disiparan y no afloraran públicamente en forma de voto particular en contra, o quedará la duda de si la mayoría morenista del CTE impuso desde el principio un o varios candidatos en detrimento de otros igual o más capaces.
El comité debe velar para que no se cometan injusticias contra los derechos de l@s candidat@s, de esa forma cumplirá su obligación de resguardar el derecho de la sociedad a tener los mejores consejeros. No lo está logrando.
POR SALVADOR CAMARENA