El presidente López Obrador volvió a traspasar la línea que separa la legalidad del derecho legítimo a expresarse. Una vez más, fiel a su estilo provocador, incurrió en lo que moralmente puede calificarse como algo indebido.
Andrés Manuel pidió abiertamente a la población no votar en favor de partidos y opciones políticas diferentes de Morena, el partido que fundó y que le sirve de brazo político, como lo era el PRI del viejo sistema.
Desde que llegó a la Presidencia, el “compañero Andrés Manuel” -como suelen decir los izquierdistas puros-, ha machacado insistentemente una narrativa en la que separa a los que llama conservadores de él y sus incondicionales, a quienes no califica claramente como liberales o progresistas, pero que se autoproclaman poseedores de la verdad absoluta.
En esa tesitura ha transcurrido el sexenio, con fuertes dosis de intolerancia, con una permanente actitud de provocación que raya en lo increíble y lo trivial, con una tendencia a polarizar entre buenos y malos, entre conservadores y cuatroteros, entre simpatizantes y quienes difieren de su estilo. En un trayecto que ha sido en realidad un retroceso desde el punto de vista democrático.
Técnicamente, el presidente incurrió en una ilegalidad al llamar desde ahora a los habitantes del Estado de México y Coahuila a no votar por otros partidos que no sean Morena, argumentando que deben apoyar la “transformación”. Ese concepto ambigüo, por cierto, es el que el “compañero Andrés Manuel” utiliza para calificar su proyecto personal como el parteaguas en la historia de México.
La intromisión evidente es flagrante: El Presidente está desde ahora interviniendo en la decisión que pudieran tomar los ciudadanos de las dos entidades en donde este año habrá elecciones para las gubernaturas. Es una clarísima violación a la ley y lo peor, moralmente lo coloca en el mismo nivel de quienes siempre criticó durante el PRIato y la docena panista.
El “compañero Andrés Manuel” siempre ha presumido una hipotética calidad moral y una honestidad en todo lo que hace, pero hechos como este llamado a no votar por otro partido que no sea Morena o lo que represente lo que él llama “transformación”, echan por tierra cualquier posible certeza acerca de que es, efectivamente, un personaje con una sólida moral y una honestidad indiscutible.
¿Que sus simpatizantes lo van a justificar a priori, sin detenerse a cuestionar la legalidad de sus expresiones? Es un hecho. ¿Que si van a descalificar de bote pronto a todo aquel que se atreva a poner en duda la moralidad de su llamado a votar por Morena? Claro, es parte de la esencia de quienes siguen ciegamente todas las directrices que se les dictan desde cualquier espacio público al que tiene acceso el Presidente.
A muchos no les gusta eso, pero las cosas son así. Hay que decirlas y ponerlas en contexto como son. Y a quien no le cuadre ni le guste, que lo exprese. Simplemente así. Eso es la libertad y para eso es la tolerancia a las diferencias de opinión.
LA RESPUESTA DE CABEZA A NIETO
Con una denuncia, el equipo jurídico de Francisco, el ex gobernador, respondió a Santiago Nieto Castillo, extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), principal instrumento de la embestida judicial, política y mediática en contra del entonces gobernador de Tamaulipas.
El abogado Javier Coello Trejo, quien está al frente del grupo jurídico que representa a García Cabeza de Vaca, convirtió a Santiago Nieto en la parte central de su respuesta legal. Y aunque hay otros personajes involucrados en las denuncias, el principal protagonista es Nieto, con quien Francisco tiene un fuerte enfrentamiento personal.
¿Hasta dónde va a llegar? ¿Pisará la cárcel Santiago? No creo, más bien me parece parte de una estrategia de Francisco para tratar de limpiar su nombre y parte de sus acciones para querer presentarse como aspirante a la candidatura panista a la Presidencia en 2024, cosa que tampoco creo que obtenga.
Pero de que le ayudará a tener presencia, hacer ruido, llamar la atención y quizá hasta lograr una nominación plurinominal al Senado, eso es indudable. Lo demás es meramente mediático.
ESCOTILLA
Carlos González Toral, ex diputado local y excandidato a la Alcaldía por el PRI, anunció ayer su renuncia al partido, tras más de dos décadas de militancia en Altamira.
En el documento dirigido a Alejandro Moreno, presidente nacional y a Mayra Ojeda, la encargada estatal del tricolor, Carlos González Toral asegura que en los últimos años el partido se ha alejado de la ideología de democracia y justicia social, tomando decisiones que no concuerdan con sus creencias y principios.
Sin embargo, aunque no anticipa si se acercará a algún otro partido o proyecto político, Carlos afirma que seguirá haciendo labor social desde el sector privado.
POR TOMÁS BRIONES
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