Después de AMLO, Claudia Sheinbaum es la más atacada. Por supuesto que medios de comunicación y “anolistos”, cómplices de la derecha conservadora, son los que menos reconocen el trabajo de la hembra al frente del gobierno capitalino. La golpean por la sencilla razón de que se perfila como sucesora en la presidencia. Ella ha resistido todo y hasta pareciera que las críticas alimentan sus aspiraciones de proseguir la transformación de la república y la revolución de conciencias.
Cualquier otro(a) en su condición política, social o de género, habría renunciado por la feroz campaña en su contra desde que tomó posesión del cargo. En este sentido los misóginos rabiosos se dan gusto, pero han topado con un carácter fuerte, producto de convicciones ideológicas definidas desde su juventud. Por ello no extraña la seriedad y firmeza que asume la posibilidad histórica de convertirse en candidata de Morena.
Doña Claudia es contundente y consecuente: Se ve como Presidenta (en estos términos recién lo declaró a Milenio), teniendo como integrantes del gabinete a Marcelo Ebrard y Adán Augusto López. Sabe que el compromiso es de equipo y no de grupos de interés partidista. Se trata de concluir el rescate de México y sus recursos naturales entregados al capital privado por el neoliberalismo, pero también de consumar la democracia hasta ahora negada por las mafias de poder que persisten en la suprema corte, el INE o el tribunal electoral de la federación.
Habrá que avanzar también en justicia social, como elemento primordial para crear la nación ideal. Es la oportunidad de heredar a las próximas generaciones el país que merecen en oposición al afán neo porfirista de entregar el patrimonio de todos a los buitres capitalistas siempre dispuestos a devorar los despojos de los más débiles.
Claudia Sheinbaum es activista de sus propios sueños. Lo fue como estudiante y maestra contra autoridades universitarias que pretendían imponer modelos educativos acordes a la globalización explotadora causante de guerras y masacres que han dejado honda huella en la humanidad. La mujerona entonces, es un peligro pero para los reaccionarios que mediante alianzas antinaturales suponen ganar las elecciones del próximo año. Nada más alejado de la realidad cuando no existen indicios de que vaya a disminuir la votación a favor de la 4T cuyo mayor simbolismo sigue siendo AMLO.
La derecha amenaza con presuntos candidatos faltos de autoridad moral que para fortuna son bien conocidos por la mayoría ciudadana. Algunos de ellos (y ellas), tienen el cinismo de manifestar sus ambiciones como si la memoria popular no tuviera registro de su entreguismo al extranjero. Son los renegados(as) de las luchas de Independencia, Reforma y Revolución que sin escrúpulos han traicionado y saqueado a México.
El asunto es que sin titubeos Claudia Sheinbaum acepta el reto de convertirse en sucesora de AMLO justo cuando la crisis y el desprestigio agobia a partidos adversarios de Morena: el PAN inmerso en su propia descomposición debido a su relación con ex funcionarios, ahora delincuentes como Genaro García Luna marcado por la complicidad del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa. O el PRI, envuelto en pleitos y rebatingas entre destacados militantes como Miguel Ángel Osorio Chong y Alejandro Moreno Cárdenas. Y del PRD, mejor no hablar de un partido en estado vegetativo que recoge las limosnas arrojadas por sus aliados.
EN BUSCA DEL AGUA
Américo Villarreal Anaya hace la tarea que dejaron pendiente los anteriores dos gobernadores. Es decir, calmar la sed de los tamaulipecos, sobre todo de quienes habitamos el centro del estado. Desde hace tiempo no había dudas de que el problema tarde o temprano estallaría y, sin embargo, no importó realizar las gestiones necesarias para resolverlo. Ahora enfrentamos las consecuencias.
AVA tiene en el agua su tema principal y no quita el dedo del renglón respecto de la urgencia de traerla del Pánuco y seguro que su insistencia dará buenos resultados. Usted dirá que existe cierta oposición en sectores del gobierno federal y tiene razón, solo que en este caso se trata de un asunto que rebasa intereses regionales o de otra índole que impidan la realización de una obra que no puede esperar más. Es un acto de humanismo donde no es exagerado decir que está en riesgo la sobrevivencia de miles de familias, por ello AVA puede estar seguro que la paisanada lo apoya en cualquier circunstancia. De ahí que su reciente declaración respecto de que no dará ni un paso atrás hasta resolver el problema sea vista con agrado.
Inútil decir que el beneficio será para todos. Hasta para aquellos que confiados en el PRI y PAN sufrieron la mayor de sus decepciones. Y ni modo que sea invento.
SUCEDE QUE
Déjense de escándalos, en Tamaulipas el PAN está frito.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA