Cada pareja es distinta y busca la forma de organizarse para encontrar la mejor manera de convivir. En España ha ocurrido un curioso fenómeno: hay personas que viven juntas, pero duermen separadas. ¿Lo intentarías? Aquí te contamos cómo lo hacen y qué opinan los expertos.
«Parece que cuando una pareja duerme en habitaciones separadas es porque está rota. No es así», aseguró Beatriz, de 40 años, a La Vanguardia para explicar por qué ella y su compañero Luis sacrificado la intimidad por comodidad.
«En noviembre cumpliremos doce años juntos. Todo va bien, incluso tenemos pensado casarnos. Llevamos casi la mitad de nuestra relación durmiendo separados», agregó.
Beatriz y Luis decidieron probar esta forma de convivencia porque en su habitación se escuchaban ruidos del piso de arriba, además, la mujer ronca un poco y el hombre se despierta varias veces en la noche.
«A mí me gusta leer y a él escuchar música o ver documentales antes de dormir. Nos dimos cuenta de que nos resultaba más cómodo. Nuestro descanso mejoró y la relación no se vio afectada, es más, en cierto modo ha mejorado, porque no estamos pendientes de molestar al otro. Ganamos intimidad y espacio personal, explicó.
De acuerdo con una encuesta de The Sleep Foundation, en enero de 2023, el 52.9 por ciento de las personas que mantuvieron un «divorcio del sueño» afirmaron que había mejorado su calidad de sueño y habían dormido más cada noche.
Entre las causas para probar esta modalidad de descanso están los ronquidos de la otra persona, las piernas inquietas, sueños agitados y gritos o incluso hablar mientras se duerme, de acuerdo con el doctor Javier Albares, neurofisiólogo clínico y especialista en sueño.
«Dormir separados no tiene por qué significar que algo no va bien»
No se trata de una situación que se pueda generalizar, indicó el doctor Albares, pues si la pareja duerme tranquila, con pocos movimientos, no ronca o la cama es amplia, dormir con o sin la otra persona «no tiene por qué afectar la calidad de sueño».
«Sin embargo, esas condiciones ideales no se dan siempre. De hecho, entre un 40 y un 50 por ciento de la población ronca. Si es el caso de tu pareja, seguro que dormirás mejor en otra cama. Incluso está comprobado que, al cabo de los años de dormir juntos, las parejas de los roncadores tienen una pérdida de audición del oído que está al lado del roncador».
El doctor Albares consideró que dormir separados puede ser una solución temporal, pero es importante buscar tratamiento para la o las patologías que hay detrás.
Por su parte, Lua Carrereira, psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas, consideró que es entendible que algunas personas duerman más cómodas y mejor por su cuenta.
«No tienes a alguien al lado dando vueltas, roncando o haciendo ruido. Las sábanas y mantas son sólo para ti y puedes poner la habitación como a ti te guste».
La especialista no sólo ha tenido casos de este tipo, sino que tuvo una experiencia similar.
«Yo tengo un sueño muy ligero y mi pareja roncaba. Para mí era imposible dormir juntos, yo la pasaba mal y el otro tampoco tenía la culpa. Si seguíamos durmiendo juntos íbamos a acabar mal”, dijo al medio español.
Carreira señaló que son más las parejas que duermen por separado debido a problemas en su relación, sin embargo, también existen aquellas que lo hacen por comodidad.
«Tal vez uno ronca o pasa mucho rato en la cama con el celular o la televisión y el otro necesita cero estímulos para dormirse. Dormir separados no tiene por qué significar que algo no va bien», dijo la psicóloga.
«Todos descansamos y estamos de mejor humor»
Belén, de 39 años, tuvo un bebé con su pareja y conviven desde el confinamiento. Por la presencia del menor, decidieron dormir en habitaciones separadas.
«Mi pareja ronca mucho. Ahora usa una máquina para las apneas de sueño, pero en ese momento todavía no la tenía. Decidimos probar a dormir separados para que él no despertara o no le impidiera volver a conciliar el sueño al bebé. También para que al menos uno de los dos pudiera dormir bien. Como yo le daba el pecho, hacía la guardia de noche. Durante el día, él llevaba al bebé a pasear y yo podía aprovechar esos ratos para dormir».
El cambio les funcionó y lo han mantenido desde entonces. La mujer duerme con el bebé, mientras que su pareja descansa en otra habitación.
«Tenemos más espacio en la cama. Mi pareja tiene que poner el despertador para madrugar por trabajo. Yo trabajo desde casa y puedo manejar mis horarios. Así no nos despertamos, todos descansamos y estamos de mejor humor».
Placer y tranquilidad: los beneficios de dormir juntos
Los especialistas apuntaron que también existen aspectos positivos de dormir en la misma cama. Hay casos en que se generan hábitos de sueño conjunto, como estar abrazados o en contacto físico, y ello ayuda a liberar oxitocina, que es la hormona del placer, la tranquilidad, el bienestar y el amor.
«Aparte de liberar oxitocina, hay estudios que dicen que el contacto físico disminuye el cortisol en el cuerpo y, con ello, los niveles de estrés y ansiedad», detalló la terapeuta Lua Carriera.
«Algunas personas se sienten más tranquilas y seguras. Tener a su pareja al lado les ayuda a conciliar el sueño, a dormir más horas y mejor».
Descansar ayuda a mejorar el ánimo, sentirse más relajado y menos irritable al día siguiente, factores que pueden tener un buen impacto en la relación, agregó la terapeuta. «Lo importante es que cada pareja pueda escoger el modelo que mejor se adapte a su realidad», señaló.
Dormir separados y la intimidad sexual
Los especialistas han identificado que las personas que duermen en camas distintas son cuestionadas sobre los encuentros sexuales, sin embargo, quienes han vivido la experiencia tienen opiniones diferentes.
«Cuando mi abuela se enteró de que dormíamos separados dijo: ‘¿cómo van a tener un bebé si duermen separados? Así nunca’. En nuestro caso, los momentos de intimidad surgen más espontáneos de esta manera. No hay un lugar físico ni un horario preestablecido», relató Beatriz.
Dormir separados no tiene por qué afectar la intimidad sexual, consideró Lua Carreira, al contrario. La distancia física puede hacer que incluso exista más deseo por la pareja, pues echar de menos al otro es un buen aliciente para el deseo.
«Lo importante es tener en claro que el deseo sexual es algo que se trabaja y que, aunque no suene muy sexy, la intimidad se planifica. Hay que buscar esos momentos, que no tienen por qué restringirse a la cama conjunta».
La idea de que los momentos de intimidad de la pareja son en la cama, cuando se va a dormir, está instalada en el imaginario colectivo, indicó la especialista.
«Esto quizás es así en muchas relaciones, porque tenemos un estilo de vida en el que los únicos ratos de descanso son a la hora de ir a dormir. Por eso para muchas parejas ese es el momento para que haya intimidad. Pero no tiene por qué ser el único».
La intimidad sexual «tampoco tiene por qué ser un termómetro de la relación. Las personas no siempre tenemos las mismas ganas. Hay etapas, por ejemplo, cuando se tiene un hijo o durante los primeros años de crianza, en las que puede pasar a un segundo plano. Eso no significa que algo esté mal», agregó la psicóloga.
Carreira agregó que la intimidad de una pareja no sólo reside en las relaciones sexuales, sino que también existe en una conversación profunda y vulnerable o en rituales, como cocinar juntos o estar abrazados.
Para Belén, «dormir separados no es un impedimento para mantener relaciones. Lo importante es que se deseé. No creo que sea más desafiante que para cualquier pareja. (…) Tenemos un sofá cama muy cómodo y también una cama pequeña en otra habitación donde también podemos estar».
CON INFORMACIÓN DE MILENIO