El presidente de México llama a aplicar el Plan C para rescatar el poder popular de las garras conservadoras que obstaculizan el avance de la Cuarta Transformación. El ejemplo más reciente tiene que ver con la maquinaria electoral que ha sido utilizada para manipular las decisiones mayoritarias a favor de grupos minoritarios. En este sentido la SCJN “enmendó la plana” al congreso de la Unión respecto de las leyes de comunicación social y responsabilidad administrativa de quienes integran el INE incluidos los sueldos que perciben por encima de la Constitución puesto que, gracias a un amparo, doscientos de sus funcionarios ganan más que el titular del ejecutivo federal, muchos de ellos hasta el triple.
Ahora mismo se observa la guerra frontal de dos proyectos diferentes de nación, por ello AMLO insiste en la necesidad de erradicar el neoliberalismo por la única vía posible, es decir, acudiendo masivamente a las urnas el próximo año para elegir no solo a quien le sucederá, sino cuando menos a las dos terceras partes del Legislativo para garantizar las reformas necesarias y hacer valer a plenitud justicia social y democracia. (334 diputados y el 96 por ciento senadores). Nada de “voto cruzado”, sino directo, por las fórmulas que en su momento propondrán Morena y sus aliados.
Para fortuna los mexicas ya sabemos de qué lado están los traidores a la patria y saqueadores de los bienes públicos. Por su inmoralidad son identificados con nombres y apellidos. Son los que casi destruyeron al país y su patrimonio, mismos que valiéndose de la SCJN y de enfermizas alianzas partidistas, además del INE, pretenden volver al pasado, como si el cambio de conciencias se tratara de una broma y no el paso más trascendental de los tiempos modernos.
Los reaccionarios suponían que la 4T no pasaría de ser tema de campaña sin considerar el hartazgo que en las urnas definió lo que debía ser el país. Es en este punto donde AMLO recuerda la importancia del voto para derrotar, en definitiva, la influencia de la derecha fascista que habita en organismos mal sanos como la SCJN, donde está claro que la consigna es invalidar todo lo que lleve sello presidencial.
El exhorto contiene relevancia histórica, pero importa que la dirigencia morenista lo tome con seriedad y el mismo valor, seleccionando a sus mejores candidatos(as) y convenciendo de que la unidad es primordial para alcanzar objetivos nacionalistas. En este sentido, el columnista insiste en el daño hecho por Mario Delgado Carrillo al propiciar la discordia interna justo por su incapacidad “científicamente” comprobada, que origina errores inconcebibles en el nivel donde se disputa presente y futuro de la república. Ojalá y el hecho de que permanezca en el liderazgo hasta después de las elecciones no traiga consecuencias que lamentar.
Señalo lo anterior porque Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal se han declarado francamente opuestos al sistema de consulta que no cubre las expectativas de la militancia y en cambio se presta a suspicacias que en otros casos ha puesto en riesgo la elegibilidad del partido. Y ni como negar que el caso Coahuila, por ejemplo, fue atrapado por una telaraña de intereses que ponen en duda el triunfo en la gubernatura.
El asunto es que en el 24 Morena debe ganar “y con boquete” (a pesar de Mario Delgado), entre otras cosas, por la alta aceptación de AMLO que llega hasta el 70 por ciento, la incesante disminución de la inflación, la baja en la cotización del dólar que persiste contrario a lo que creyeron los catastrofistas y “lo más mejor”: la honradez en el manejo de los recursos sociales.
“CHAMAQUEA” FISCAL AL CONGRESO
Raúl Ramírez Castañeda supone que los tamaulipecos “somos tontos de ahora” (como decía Pedro Reyes), al declarar que en los próximos días “caerán” ex funcionarios importantes entre los 120 incluidos en las 47 carpetas investigadas. Sin embargo, en entrevista posterior a su “comparecencia” ante la respectiva comisión del congreso, titubea respecto de Francisco García Cabeza de Vaca y otros “peces gordos”.
Por obvias y sobradas razones el “fiscal anticorrupción” (de alguna forma hay que llamarlo), evade el tema sin ir más allá de la justificación por resultados nulos relativos a las denuncias del actual régimen que literalmente encontró un tiradero en la mayoría de las dependencias.
Infantil creer que Ramírez Castañeda se atreverá a realizar acción que dignifique el cargo. Podría judicializar casos en perjuicio de algunos ex empleados públicos, pero seguramente serían aquellos que desaparecieron lápices, libretas, cuadernos, hojas de máquina u otros artículos de menor cuantía, pero jamás tocará a gente que valga la pena para la justicia.
Por lo anterior es indudable que Ramírez Castañeda trata de “chamaquear”” no solo al congreso, sino al resto de la paisanada. Vamos a ver qué sucede cuando, además, está decidido a permanecer en el cargo “contra viento y marea”, hasta cumplir los ocho años para el que fue electo.
SUCEDE QUE
Ya en serio, ¿diputados(as), también cobran la “inocencia”?.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA