La exigencia de Marcelo Ebrard para que Morena defina las reglas claras del proceso de elección y la postura de Claudia Sheinbaum de no renunciar, más una tranquilidad de obediencia política de Adan Augusto a López Obrador, hacen ver tres estados de ánimo de los aspirantes presidenciales.
Pareciera que el perfil de cada uno de ellos, busca ser bien visto por el Presidente para ver quién será el sucesor que le garantice, una continuidad en su legado y sobre todo, quién lo va mejorar y quién lo va proteger.
Pero en la conformación de este gobierno, que buscan mantener sus legados, es necesario coincidir que, el único que le puede dar esa garantía es el Ejército Mexicano. La milicia es la que puede garantizar una lealtad a sus estrategias, programas y en la transformación que está buscando.
De entrada, si uno de los morenistas mencionados llega a ser Presidente de México, será difícil que pueda eliminar de tajo, todas las facultades y tareas que hoy tiene la Sedena que, junto con la Marina están controlando 108 de las principales actividades del país.
No solo la seguridad, están en la operación de programas sociales, Obras Públicas, marítimas, tienen bajo su control las 49 aduanas, puertos, aeropuertos, líneas aéreas, manejo de bosques, estrategias y campañas de salud, vacunación, un control en el sistema ferroviario, sin pasar por alto que ahora también un manejo de los recursos económicos que se generen por el turismo, sin pasar la construcción de cientos de sucursales bancarias.
El rol político del Ejército está fortalecido y pasó de tener una actividad discreta en el siglo 20, donde sólo era mencionado por su participación en actividad de apoyos sociales y de emergencia, a tener una actividad primordial al grado de debilitar el rol de las autoridades civiles debido al quebranto que ha provocado la corrupción entre civiles y la presencia de nuevos grupos de la delincuencia organizada.
Más allá de que el jefe de la Sedena aseguró en un mensaje que el Ejército jamás ha buscado protagonismo, hoy el Presidente se los ha dado y ellos lo han recibido; claro que les ha costado obedecer las órdenes del comandante supremo, y por ello se han visto escenas en donde los corren de comunidades, los atacan, golpean, apedrearon y los insultos es lo menos.
Pero ese mismo poder les ha llevado a romper con las órdenes y la tolerancia, hasta llegar a casos graves de abuso de autoridad y casos hay varios, los más recientes en Nuevo Laredo.
Por eso, si Morena o quienes están detrás de los aspirantes presidenciales, buscan no salirse de la raya disciplinaria para que el Presidente los elija, ni se preocupen, el elegido ya está y será el que va cuidar los legados del Presidente.
Incluso en materia de seguridad, los militares generales retirados, están al mando de fuerzas Guardias estatal, Guardias Civiles como les quieran llamar y tienen siempre, el primer acercamiento con los gobernadores de los Estados, aunque esto, hay que decirlo, viene desde el Gobierno de Felipe Calderón, cuando se fue implementando el mando único.
Lo que Morena debe hacer y preocuparse, es mantenerse unido hacia el interior, tomar decisiones acertadas, cerrarle el paso a la guerra sucia interna porque de esa, la van a recibir de sus opositores que, poco a poco van teniendo material para ello.
Mientras que en lo local, los gobiernos deben de hacer notar y saber comunicar lo que se está haciendo.
Si en la agenda de Tamaulipas aparecen 38 proyectos estratégicos para reactivar la economía local y para que la entidad regrese a los primeros planos nacionales, debe presumirse y saberse bajar a los diferentes sectores.
En el paquete hay proyectos de todos tipos; están los hidráulicos, el abasto de agua potable, energía eléctrica donde todavía hace falta; energías renovables; construcción, sustitución, ampliación y equipamiento de hospitales; impulso a la producción agropecuaria, construcción y ampliación de puentes internacionales, transporte, vialidad y desarrollo urbano, así que la chamba es amplia para cada una de las áreas de gobierno.
POR ARTURO ROSAS H.