TAMPICO, TAMAULIPAS.- Para el sacerdote, Julián Enrique Muñoz Heredia, la misa que ofició en el cementerio de la avenida Hidalgo el miércoles, fue la primera de tipo colectivo que le ha tocado celebrar en sus 50 años de vida sacerdotal.
Admitió que fue una experiencia que le agradó ya que fue una emoción diferente.
La misa estuvo dedicada a las madres que ya fallecieron y que se encuentran sepultadas en ese camposanto.
Tuvo lugar en el corredor central de ese cementerio municipal.
«Es la primera ocasión que vengo a una misa colectiva, siempre he venido a particulares, ha sido para mi un honor que el padre que le corresponde, que es el señor cura de la iglesia del Rosario, me pidió que lo supliera porque tenía el otro compromiso y por eso con mucho gusto he venido y me ha gustado mucho», aseguró.
Ni al sacerdote ni a los fieles que estuvieron en la misa pareció importarles el intenso calor que se registraba al mediodía en el camposanto municipal de Tampico.
Reconoció que las personas se fueron con otra actitud muy diferente a la que tenían cuando entraron al panteón que era de tristeza.
Por Benigno Solís/La Razón