Desde hace tres años, la migración masiva hacia Estados Unidos se convirtió en un tema prioritario para Tamaulipas.
La entidad se consolidó como la entidad a la que llega el grueso del flujo migratorio que proviene de muchas y muy distantes regiones del mundo.
En Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo además de una cantidad considerable de venezolanos, haitianos y centroamericanos, no es extraño encontrar en hoteles o albergues, a familias provenientes de Rusia, Ucrania, diferentes países asiáticos o del mundo árabe.
Detrás de este fenómeno global hay también un gran negocio. Una industria ilegal que genera millones de dólares en ganancias y que contribuye a que todos los días crezca el arribo de extranjeros a territorio tamaulipeco.
Van algunas cifras que ayudan a dimensionar el asunto: el 64% por ciento de los cruces irregulares de migrantes hacia Estados Unidos durante la última década se realizaron desde la frontera tamaulipeca.
El 71% de esas personas que lograron cruzar el Río Bravo lo hicieron a través de la contratación de algún coyote.
Las cifras publicadas por la Secretaría de Gobernación en el estudio «Caracterización de los flujos financieros asociados al tráfico ilícito de personas migrantes” revelan la magnitud de la crisis humanitaria que mueve a miles de personas a dejar su país para intentar llegar a los Estados Unidos.
La urgencia es tanta que están dispuestos a pagar cantidades de dinero exorbitantes.
El pago promedio que hacen para ser trasladados por ejemplo desde Centroamérica y cruzar la frontera entre México y Estados Unidos asciende a 4,559 dólares.
Hay entidades donde el precio promedio es más bajo como Baja California donde la tarifa es de 3,635 dólares; en Tamaulipas en cambio, el costo es de 4,686 dólares.
“Tamaulipas es la principal entidad de cruce irregular de las personas provenientes del TNC (Triángulo Norte de Centroamérica), seguida por Sonora. El tamaño del flujo que cruza por Tamaulipas podría obedecer a que es el punto de término de la ruta migratoria del Golfo, que es la más utilizada por esta población, además de ser la más corta”, detalla el documento que al mismo tiempo explica por qué el fenómeno migratorio se ha convertido en un asunto de la mayor relevancia para el estado.
Ahora mismo, en la frontera se respira incertidumbre por las consecuencias que traerá la finalización del llamado Título 42, la disposición que permitía a Estados Unidos expulsar de manera inmediata a los migrantes a causa de la emergencia sanitaria.
Las escenas que han sido retratadas por los medios fronterizos son elocuentes: familias enteras aferradas a un cordón para cruzar el Río Bravo, con la falsa creencia de que se les permitirá entrar y realizar un trámite de asilo humanitario.
La mala noticia es que eso no ocurre y no va a ocurrir.
Eso significa todavía mayor presión para Tamaulipas, donde de por sí los albergues ya se encuentran saturados.
Ayer el gobierno del estado confirmó el despliegue de un operativo especial en coordinación con las autoridades federales. Por el momento, la prioridad es que la situación no se torne caótica, salvaguardar la integridad de las familias migrantes es la prioridad.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES