El desplome internacional de los precios del sorgo ha puesto a los productores tamaulipecos -líderes nacionales en la cosecha de este producto- en una situación de incertidumbre a unos días de que se generalice la trilla en el centro y norte de la entidad.
El año pasado, el precio rondó los 7 mil pesos por tonelada, y para este ciclo 2023, las expectativas más optimistas rondan los 5 mil pesos, lo que, a decir de los agricultores, significaría graves pérdidas para ellos. Por eso, desde hace algunas semanas iniciaron un movimiento para pedir el apoyo del gobierno estatal y del gobierno federal.
Su solicitud es muy clara pero nada sencilla de cumplir: piden que la autoridad ponga los recursos para compensar la diferencia entre los precios.
Actualmente, el sorgo no tiene un precio de garantía, es decir una cantidad a la que deba pagarse el producto. Desde hace algunos años, el pago a los productores depende por completo del mercado internacional. Esta misma semana, productores del Valle de San Fernando -la región con mayor producción de sorgo- bloquearon la carretera VictoriaMatamoros a la altura de la “Y”.
El reclamo es recibir ayuda urgente, pues aseguran que la trilla ya está en marcha y necesitan garantías para que aumenten los precios y no malbaratar su producto. Pero eso no será sencillo, como ya lo han advertido tanto las autoridades federales como las estatales.
El delegado de la SADER en Tamaulipas, Guadalupe Acevedo González, precisó que poco se puede hacer respecto a los precios en el mercado internacional. “Como veníamos de un proceso de pandemia y de baja producción y pues había escasez de grano, lógicamente empezaron con un precio de 7 mil 200 y terminamos entre los 6 mil a los 6 mil 200”.
Ahora, la expectativa es que el precio ronde los 5,200 pesos por toneladas. “Que se quede entre los 5 mil a los 5 mil 200 y que se puedan establecer convenios con los comercializadores grandes de Mexico u que puedan venir ellos a comprar a nuestros productores, a sus bodegas y que ese precio se mantenga”, explicó.
Dijo que esta baja en el precio podría compensarse con el incremento en la producción a nivel estatal, que rebasaría los 2 millones 300 mil toneladas este 2023.
Por ello, dijo, una opción para los productores sería guardar el grano y esperar a los meses de septiembre y octubre para que vuelva a repuntar el precio del grano.
El Secretario de Desarrollo Rural, Dámaso Anaya, coincidió en que es casi imposible incidir en los precios, pero aseguró que se están buscando formas de apoyar a los productores.
“La garantía no lo damos nosotros, es un mercado internacional son precios internacionales del tipo de cambio en otros países, no crean, las guerras todo pega, por parte de nosotros lo que estamos haciendo es platicar y lógicamente el precio no lo fija Tamaulipas, ni lo fija México, incluso algunos productores nos han acompañado a México para que escuchen directamente de los que sí están manejando las situaciones agrícolas en el país, como el Coordinador Nacional de Agricultura, Santiago Argüello, que es el que trae el tema con los demás estados para que le expliquen esa situación”. Recientemente, los productores organizados se han reunido para establecer la estrategia que utilizarán para conseguir el apoyo que requiere.
El Consejo Estatal Agropecuario de Tamaulipas, hizo un llamado desde Valle Hermoso para que las cosechas de dos millones 450 mil toneladas de sorgo y maíz del ciclo agrícola otoño-invierno tengan precios de referencia de 6 mil 510 (sorgo) y 7 mil pesos (maíz) la tonelada.
La situación actual es delicada para los productores del estado, dijo Agustín Hernández Cardona, secretario de la Federación de Propietarios Rurales de la entidad, pero expuso que los agricultores tamaulipecos se han mantenido firmes pese a los problemas que enfrenta el campo desde hace años, y que van desde la crisis económica hasta la crisis hídrica nacional.
Dijo que el año pasado se cotizó alrededor de 6 mil 500 pesos la tonelada de sorgo, y la propuesta de los agricultores tamaulipecos va en la conservación de esos valores de mercado.
EL CLIMA, FACTOR FUNDAMENTAL
Para este ciclo agrícola, la producción de sorgo vive un repunte considerable después de dos años muy malos y uno con una ligera recuperación. En general, los últimos diez años han sido de rendimiento disparejo para el sorgo tamaulipeco.
En el 2016, se cosecharon 2 millones 477 mil toneladas -una cifra similar a la que se espera este 2023-, en el 2017 se redujo a 2 millones 191 mil toneladas.
En el 2018 se acentuó la baja con 1 millón 914 mil toneladas que bajó aun más a 1 millón 787 mil toneladas en el 2019. En el 2020 hubo un ligero repunte a 1 millón 850 mil toneladas pero en el 2021 volvió a bajar a poco más de 1 millón 700 mil toneladas.
La razón fueron las condiciones climáticas adversas para el estado: temperaturas muy altas y una sequía prolongada que redujo el acceso al agua. Pero al mismo tiempo, el norte de la entidad fue azotado por heladas y granizadas que afectaron gravemente la siembra.
Tamaulipas es un estado con una variabilidad climática considerable, con periodos de sequía recurrentes, pero también con la posibilidad de recibir precipitaciones excesivas, y climas extremos.
Sin embargo, en los últimos años lo que más ha afectado es la falta de agua. Sin las precipitaciones necesarias, se ha presentado una disminución histórica en los niveles de agua en los embalses y ríos, lo que a su vez ha reducido la cantidad de agua disponible para el riego de los cultivos.
Esto ocasionó en los años pasados, una disminución en la superficie cultivada con sorgo y una disminución en los rendimientos. La falta de acceso a agua para riego ha obligado a los productores de sorgo a depender en gran medida de la lluvia como única fuente de agua para sus cultivos, lo cual los deja en la incertidumbre en cuanto a la cantidad y distribución de las precipitaciones que caerán.
INSEGURIDAD: UNA ÉPOCA DIFICIL
Los productores de sorgo de Tamaulipas fueron algunos de los más afectados por la ola de violencia que impactó al estado a partir del año 2009. La mayor parte de la producción de este grano se realiza en el Valle de San Fernando y en la frontera, las dos regiones más afectadas por la inseguridad en aquella época.
Muchos agricultores tuvieron que dejar sus tierras ante el temor de ser secuestrados, a otros los despojaron de sus ranchos, su maquinaria, y a otros más incluso les quitaban sus cosechas.
En el 2010 por ejemplo, se retrasó el levantamiento de 500,00 toneladas de sorgo. La razón: los dueños de maquinaria de estados como Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Sinaloa decidieron no acudir a ese entidad a cosechar los sembradíos, como hacían anteriormente.
Esto obligó a productores a invertir 70 millones de pesos en la comprar de trilladoras para levantar la cosecha y evitar pérdidas.
Era un práctica común que dueños de máquinas trilladoras de otras entidades ofrecieran sus servicios a los tamaulipecos, por el alto costo que representa para un campesino mexicano promedio la compra de este equipo. Sin embargo, en el 2010 -cuando se vivía la peor época de la inseguridad con el descubrimiento de fosas y la masacre de migrantes en San Fernando muchos de esos trabajadores decidieron no venir a Tamaulipas.
No fue lo único. Muchas de las bodegas quedaron abandonadas pues grupos de la delincuencia organizada se apropiaron de ranchos y tierras cultivables.
Aunque esa fue la época de más problemas por el tema de inseguridad, durante los años siguientes se siguieron repitiendo episodios de este tipo.
En junio del 2017 se hizo pública la denuncia de un robo masivo de sorgo, ocurrido en el rancho San Luis del Alto ubicado en la brecha 36 con 82, a 30 kilómetros de Matamoros. Usando maquinaria y camiones, levantaron la cosecha durante tres días llevándose lo sembrado en una superficie de 220 hectáreas.
El propietario del rancho indicó que los hombres lo amenazaron, incluso lo golpearon cuando trató de evitar que robaran el sorgo. El hombre declaró que el valor de la cosecha es de aproximadamente 2.5 millones de pesos, pues esperaba levantar unas 2 toneladas y media por hectárea.
POR STAFF