Estaba casi cantado que Luis René Cantú Galván, conocido por el mote de “El Cachorro”, iba a hacer lo que estamos viendo ahora con los panistas que no quieren plegarse a sus caprichos o porque hay cosas que algunos de sus compañeros no están dispuestos a tolerar. El motejado “Cachorro” de los Cabeza de Vaca se mantiene como dirigente estatal del PAN, a pesar de que es el peor encargado del partido en el último cuarto de siglo en Tamaulipas, pero por obra y gracia de la apabullante aplanadora de amenazas y presiones de Francisco e Ismael, fue reelecto al frente de ese instituto político en los estertores del cabecismo. La más reciente muestra de que Cantú Galván está haciendo el trabajo sucio a Ismael -en realidad, su manejador a distancia-, es un enfrentamiento verbal y casi violento que tuvo con su compañera de bancada, Nora Gómez, quien es al mismo tiempo la presidenta del PAN en Tampico. La idea es presionarla de todas las formas posibles. Del mentado “Cachorro” de los Cabeza de Vaca ya se sabía que actuaba por impulsos ajenos que se le daban desde alguna oficina de gobierno en la administración pasada.
Pero su enfrentamiento de esta semana con la diputada Gómez lo hace ver como un subordinado que fielmente reacciona a las indicaciones de sus jefes.
Fue algo parecido a un pleito de lavadero, en el que Luis René se vio mal exhibiéndose como lo que es en realidad: Un sujeto sin el tacto ni el respeto por una mujer, independientemente de si tenía o no razón. Aquí no se trata de defender a la diputada Gómez, sino de exponer que el “Cachorro” de los Cabeza de Vaca está haciendo el trabajo sucio a Francisco e Ismael, al enfrentar, pretender exhibir y hasta presionar a quienes no se doblegan a sus caprichos, a quienes no comulgan con las ideas de los hermanos reynosenses. Luis René fue y encaró a la diputada Gómez, quien le reclamó una supuesta falsificación de su firma, en la presentación de un documento que impugnaba la salida de varias legisladoras de la bancada azul para integrar una independiente.
Ese fue el detonador del pelito que mostró la actitud agresiva del “Cachorro” de los Cabeza de Vaca y una faceta hasta entonces poco conocida de Nora, al responderle en tono airado, pero sin llegar al insulto, hay que decirlo. El asunto de fondo es que siendo un tema que podría haberse resuelto internamente, escaló en estridencia y confirmó la fragilidad del liderazgo del “Cachorro” de los Cabeza de Vaca al interior del partido y también, el de su coordinador Félix “El Moyo” García Aguiar. ¿En qué va a terminar el asunto? Yo dudo que Nora Gómez tome la decisión de abandonar la bancada panista. Lo que creo es que por fin, casi llegando a la mitad de la Legislatura, la diputada Gómez podrá decir que alzó la voz, que actuará con mayor carácter y que no necesariamente tiene que coincidir con todos los puntos de vista de sus compañeros de fracción. En una democracia, eso es bueno. A final de cuentas, ella no le debe esa posición a los Cabeza de Vaca, como sí ocurre con su “Cachorro” y con “El Moyo”, por ejemplo.
El trabajo sucio de “El Cachorro” de los Cabeza de Vaca es evidentemente el de socavar la frágil unidad de la bancada panista en el Congreso y trata de comenzar a generar una narrativa que lo justifique al momento de querer repartir las candidaturas en favor de los miembros de la cofradía cabecista.
ESCOTILLA
Si alguien pudo constatar la fuerte presencia que tiene en el ánimo de la gente, es Carlos Canturosas Villarreal. El exAlcalde de Nuevo Laredo estuvo celebrando su cumpleaños el lunes y, como es costumbre, fueron muchas las personas que recordaron su paso por la Presidencia Municipal de esa ciudad.
Además le mostraron su disposición de apoyarlo en los siguientes compromisos políticos que, se sabe, están muy cerca. Canturosas es de los muy pocos personajes de la política tamaulipeca que sin una explicación lógica están fuera del aparato de gobierno, a pesar de su contribución a la llegada de la Cuatroté a Tamaulipas.
Evidentemente, las oportunidades que se le abren son muy interesantes. Ojalá que Morena pueda leer esto y actuar en consecuencia, antes de cometer otra vez el error de dejarlo fuera de la jugada.
POR TOMÁS BRIONES
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