“La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.”
-Artículo 39 de la Constitución-
Durante los pasados cuatro años y medio los mexicanos han visto, oído y leído que cada acto de gobierno del presidente López Obrador y su gabinete está mal. Primero que nada se ha dicho que es autoritario, tiránico, dictatorial, demagogo y populista. Además nos enteramos por los economistas que analizan las finanzas de nuestro país, que todos los indicadores se vendrían abajo por su falta de conocimiento para hacer las cosas bien.
Para ejemplificar sus dichos los comunicadores, analistas políticos y económicos y líderes de la sociedad civil informaron, denunciaron, que canceló la obra del aeropuerto de Texcoco perdiendo miles de millones de dólares, que había escasez de medicinas en clínicas y hospitales públicos, que no había medicinas para los niños enfermos de cáncer, que canceló las guarderías infantiles, que compró 600 pipas para transportar gasolina y diesel sin licitación, que quiere militarizar al país y que no hizo nada para combatir el Covid19.
También supimos que el presidente no respeta la ley ni el estado de derecho, está contra las instituciones autónomas, le da abrazos y no balazos a los narcotraficantes y criminales organizados, saluda de mano a la mamá del Chapo, y dió la orden de que soltaran al hijo de ese narcotraficante. Amenaza y ataca a los periodistas y atenta contra la libertad de expresión mostrando las nóminas de lo que les pagaban en gobiernos anteriores y exhibe el patrimonio que ostentan.
Cuatro años y medio después, los mexicanos saben que el PAN el PRI y el PRD se oponen por todo eso a morena y al Presidente Andrés Manuel López Obrador y organizan y encabezan con los lideres empresariales y la sociedad civil, grandes marchas en las ciudades más grandes del país para oponerse primero a la Reforma Electoral Constitucional y después a la aplicación del Plan B electoral.
Ha quedado muy claro a que se opone la oposición.
Sin embargo, también es del dominio público que en el sexenio de AMLO el salario mínimo aumentó de 80 pesos diarios a 221, que la tasa de desempleo se redujo y que aumenta la de empleo, que el peso se ha reevaluado frente al dólar, que ha aumentado la inversión nacional y extranjera, que no han aumentado los impuestos, que se está reduciendo la inflación y que no ha aumentado la deuda externa más allá de lo previsto por el pago del servicio y no por la solicitud de nuevos empréstitos, además se está empezando a reducir la pobreza.
En cuanto a obras y acciones, sabemos que hay programas sociales en 25 millones de hogares en donde reciben por lo menos una beca o varias que pueden ser para el adulto mayor, para niños con discapacidad, para madres solteras, para jóvenes sembrando el futuro, para aprender a trabajar, para seguir estudiando, etc.
Por otra parte, nadie sabe hasta ahora que propone la oposición PRI y PAN, y PRD, en esta etapa de la vida del país para que los mexicanos vuelvan a votar por cada uno de ellos o por todos juntos en la alianza Vamos X México.
Allá en la colonia, el ejido, la pequeña comunidad, poblado, villa o ciudad, en 25 millones de hogares los mexicanos que habitan allí se preguntan, ¿si votamos por la oposición, PAN, PRI, PRD o todos juntos, nos van a seguir dando las becas? ¿nos van a seguir dando los materiales para que metamos el agua, el drenaje, la luz, arreglemos el camino y la escuela de nuestra colonia o comunidad? ¿si nos quitan eso nos van a dar otra cosa? Allá las preguntas que importan son esas.
Ahí, las mega obras y los indicadores de la macroeconomía no son la mayor preocupación, allí donde de acuerdo con el INEGI habitan 60 millones de mexicanos pobres, las preguntas son sencillas y claras ¿Qué proponen quienes quieren gobernar? ¿Cuál es la proposición de la oposición?
Así de sencillas y claras deberían ser las respuestas
