De las 21 gubernaturas que se han puesto en juego durante los últimos tres procesos electorales, los partidos que integran la alianza solo han podido conservar cinco.
En el proceso electoral del 2021, Va por México compitió en 15 estados: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Chihuahua, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Nuevo León, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
La derrota para panistas, priístas y perredistas fue demoledora, pues de esa larga lista apenas pudieron retener Chihuahua y Querétaro.
Si la dichosa alianza no implosionó fue porque lograron impedir que Morena alcanzara la mayoría calificada en la Cámara de Diputados -que tampoco tenía antes de esa elección- y ello fue vendido a la opinión pública como un triunfo de la oposición.
La tendencia se repitió un año después en la elección del 2022, cuando se pusieron en disputa cuatro estados más: Tamaulipas, Durango, Hidalgo y Aguascalientes.
En esa elección, la historia es harto conocida y la alianza solo pudo rescatar Durango y Aguascalientes.
Finalmente en el proceso de este año, los aliancistas sufrieron la derrota más dolorosa en el Estado de México, y lograron conservar Coahuila.
El supuesto empate -una gubernatura para Morena y una para la oposición- palidece cuando se comparan la población y el presupuesto de cada una de esas dos entidades.
En suma, este marcador desastroso para Va por México se traduce en que hoy, a poco menos de un año de la elección presidencial, la llamada 4T gobierne 23 entidades y los aliancistas sólo siete, de las que cinco tienen un gobernador panista y dos un gobernador priísta.
Ahora, Morena gobierna a 7 de cada diez mexicanos, y de hecho el segundo partido con más población bajo sus gobiernos ya es Movimiento Ciudadano, que con Jalisco y Nuevo León acumula un total de 14 millones 113 mil habitantes, lo que significa un 11.2% del total de los mexicanos.
El PAN gobierna al 8.6% de la población del país (10 millones 837 mil habitantes), y el PRI apenas al 4% de la población (5 millones 040 mil habitantes). Con estas cifras y este récord perdedor se presentarán los partidos que integran la alianza opositora a la elección más importante de su historia.
Así, arrancan las negociaciones para intentar aterrizar coaliciones o candidaturas comunes en estados como Tamaulipas, donde ya de por sí arrastran una dolorosa marca de derrotas. Menuda disyuntiva para panistas y priístas tamaulipecos: darle otra oportunidad a una fórmula que una y otra vez demostró su ineficacia, o intentar jugársela cada quien por su cuenta, aún a sabiendas de que eso significa pulverizar el voto antiMorena.
Las dirigencias estatales ya pusieron las cartas sobre la mesa. El “Cachorro” trae la instrucción de zafarse del PRI o por lo menos, dejarles lo suficientemente claro que, en caso de ir juntos a la elección, ellos llevarán mano en todas las candidaturas.
Y el PRI desahuciado que dirige Carlos Solís parece resignado a sobrevivir como rémora del panismo.




