En la era del priismo jurásico, incluso tras la docena trágica panista, la operación política electoral se realizaba con un ejército de mapaches sincronizados para movilizar desde las colonias y ejidos a líderes expertos en el acarreo de votantes.
Durante décadas la maquinaria tricolor logró perpetuarse en el poder apoyada en la relación clientelar que tenía con sus bases sociales más sólidas.
El corporativismo priista, sustentado en tres organizaciones, la CTM y la CNC y la CNOP, eran el instrumento para aglutinar a miles de campesinos, obreros y a miembros de organizaciones populares que reunían a sectores clasemedieros.
Parecía una estructura con un aire nacionalista pero vino la degradación cuando fueron utilizadas para fortalecer a un régimen autocrático..
El uso y abuso de las instituciones del país llevaron a México a una de sus peores crisis de gobernabilidad y de violencia que alcanzaron un punto máximo en 2007, cuando el gobierno calderonista emprendió la guerra contra los cárteles del narcotráfico sin una estrategia definida.
Contra los planes del calderonato, los grupos criminales, lejos de debilitarse se fortalecieron y se extendieron por todo
el territorio nacional, infiltraron amplios segmentos de los sectores público y privado mediante el terror o la complicidad, y hasta la fecha configuran una estructura de poder que lejos de debilitar se expande.
Las circunstancias políticas desgastaron al régimen y ganó espacios el discurso lopezobradorista contra la mafia del poder y su praxis política patrimonialista y delincuencial.
Tras la docena trágica panista, las cosas empeoraron con Enrique Peña Nieto y el proceso de descomposición fue el empujón final para el ascenso al poder de Andrés Manuel y la 4T.
Andrés Manuel ha sostenido que su principal tarea es terminar de diezmar lo que sobraba del corporativismo priista y el control panista del aparato de justicia que sigue en manos de los enemigos del presidente,.
Lo que sí ha logrado finalmente es diseñar y construir una política clientelar eficiente para captar votos con la estructura generada por los Programas de Bienestar que tuvo los efectos aglutinantes del corporativismo priista, pero menos cuestionada por su naturaleza.
El reparto de dinero producto de la llamada “austeridad republicana” entre los sectores más vulnerables de la población y de becas entre los jóvenes tradicionalmente olvidados, ha oxigenado la economía de los beneficiarios y acrecentado los activos políticos del lopezobradorismo.
El aparato federal fue bien organizado mediante un ejército de Servidores de la Nación los que predican el catecismo de la 4 T con apoyos en mano para garantizar la fidelidad de un gran sector de la población convertido en su voto duro.
Los súper delegados que iniciaron las labores en la actualidad concentran un poder político que los perfila como figuras políticas del futuro.
Es el caso José Ramón Gómez Leal, reynosense acaudalado, cuñado de un adversario de su partido y del presidente, pero con suficiente capital político para definir una elección en el estado.
Su despliegue inicial por todo el estado del país le permitió tejer alianzas para su beneficio y pese a su arrogancia, se mantiene desde el senado como el morenista más fuerte para la sucesión de 2028.
Tiene aún bajo su control al ejército de Servidores de la Nación desplegados en el estado y a una gran parte de los representantes del gobierno federal a los que quita y pone a su antojo.
El actual titular de la súper delegación federal de Bienestar Luis Lauro Reyes no ha podido devengar el sueldo que gana y los privilegios que disfruta. Es un cero a la izquierda en el cargo que le fue asignado.
Mientras tanto, desde la Ciudad de México, JR sigue imponiendo su voluntad en un sector muy numeroso del morenismo local…
POR ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ
@pedroalfonso88