Don Ajenjo, nonagenario señor se trasladaba por la acera con destino a su casa, caminaba penosamente apoyándose en su bastón y recargándose en la pared, tomando aire de vez en cuando, de pronto vio a un niño, Pepito (Que serían los chistes si no existiera un Pepito), que apenas alcanzaba los 60 centímetros de estatura y que inútilmente brincaba para alcanzar el timbre de una casa. El anciano se acercó al muchachito preguntándole ¿Quieres tocar el timbre niño?, el chiquillo con su tierna voz de niño le dijo, -Si señor, ¿me puede ayudar?, -Pues voy a intentarlo niño, contestó don Ajenjo.
Se recargo con su mano izquierda de la pared, abrió las piernas para estar bien plantado frente a la puerta y con la mano derecha blandió el bastón y oprimió el timbre, una vez, dos veces, tres veces, dejó que su brazo cayera hacia abajo apoyándose sobre el bastón, jaló aire tres veces, pues le faltó el aire, antes de dirigirse a Pepito y decirle -Ya niño, ya lo toque, listo, y mientras echaba a correr le decía al anciano, “¡Pues ahora córrale porque aquí echan agua caliente!”.
El anterior es una muestra de un chiste “blanco” como conocemos a este tipo, que podemos contar en cualquier lado sin temor a que nadie se sienta ofendido o aludido. Pero los mexicanos utilizamos el humor para manejar cualquier cosa, sobre todo nuestras desgracias, el genial Chava Flores compuso un gran número de canciones donde hacia burla de las suyas, por ejemplo: ¡OYE Bartola!, Ahí te dejo estos dos pesos, Pagas la renta, El teléfono y la luz. De lo que sobre, Coge de ahí para tu gasto, Guárdame el resto, Pa’ comprarme mi alipús.
Chava dejó un gran legado de canciones que capturaron la esencia de la vida cotidiana de los capitalinos, especialmente de los barrios más pobres con un gran sentido del humor, pero sin dejar de reflejar el drama de la eterna pobreza de sus habitantes.
También hay los chistes acerca de nuestra adolescencia, como el de Luisa y Pepe
Pepe va a confesarse y le dice al cura:
– Padre, me acuso de haberle tocado los pechos a mi novia,
– Mmm, y dime, hijo, ¿se las tocaste por encima o por debajo de la ropa? – ¡NOOO Padre…!, ¡por encima!
– Qué burro eres, si la penitencia es la misma.
Sigmund Freud decía que “Todo chiste, en el fondo, encubre una verdad” y la principal veta de humor se encuentra en el ámbito político, este ha sido el medio de escape para los mexicanos agobiados, primero, por regímenes antidemocráticos y propensos a la censura y, a partir de los años setenta formaron parte de una estrategia canalizar el enojo o desacuerdo de la gente con el grupo gobernante.
A Luis Echeverria le gustaba preguntar a sus hijos acerca de los nuevos chistes que se decían de él, a quién en general se tildaba de pendejo. Diaz Ordaz decía que de él se hacían chistes por feo no por pendejo. Aquí uno de ellos:
Llega Echeverria al banco a cambiar un cheque:
– Buenos días, señorita, ¿me puede cambiar este cheque?
– Con mucho gusto señor, ¿me permite su identificación?
– Señorita, no traigo identificación, pero soy Luis Echeverria, presidente de México.
– Sí señor, pero me debe mostrar una identificación con fotografía.
– Señorita, no traigo identificación, pero pregúntele a quien quiera, ¡soy Luis Echeverria, por favor!
– Mire Señor, lo que podemos hacer es lo siguiente: el otro día vino Cantinflas con el mismo problema, no traía identificación y para probar que era él nos dijo: Banqueros de la banca, ¿sabéis quien es este indeviduo que estáis viendo? Porque si no lo sabéis seré yo quien os lo explique, soy yo por tres razones: la primera, la segunda y la tercera. Ahí está el detalle. Haga algo para probar que es usted Luis Echeverria.
– Mmmh, no sé señorita. La verdad es que se me ocurren puras pendejadas.
– ¿En billetes de qué denominación quiere que le cambie el cheque? Licenciado Echeverria.
Y José Francisco Ruiz Massieu le decía a Javier Carranza “El Costeño”: ‘Échate todos los chistes que sepas sobre mi’, el político debe aprender a comer sapos’.
De Felipe Calderón también se hicieron una gran cantidad de chistes como aquel donde le pregunta FELIPE CALDERON a Pepito: «Así que TÚ eres el de los cuentos?»
– «No, señor presidente, yo soy el de los chistes, ¡¡¡el de los cuentos es USTED!!!»
Actualmente, las redes sociales crean un medio donde se critica al poder y donde el poder trata de contrarrestar el efecto de esa crítica, así pues “El Costeño” denunció de las amenazas, insultos y advertencias de las que fue objeto por haber hecho bromas acerca del actual presidente. A pesar de ello el ingenio, agudeza y creatividad siguen siendo una advertencia de que la gente observa lo que quienes detentan el poder hacen. En el pasado, el humor ha unido a los mexicanos ante el poder, ojalá y lo vuelva hacer.
En un mitin preguntó el presidente: ¿Qué es lo que mas quisiera en este momento el pueblo de México?
Uno de los asistentes contestó:
-Que se levante dos horas más tarde presidente.
POR FRANCISCO DE ASÍS