Dice YURIDIA ITURBE que en ese MORENA se preocuparán por elegir bien a sus candidatos para las contiendas electorales venideras, que le darán prioridad a las personas que tengan bien puesta la camiseta de su partido.
Aquí debería agregar la dirigente de Morena que aparte de leales al partido guinda los personajes que elijan para tal o cual candidatura deben tener todavía un mayor compromiso con el pueblo que a final de cuentas es quien les dará el voto de confianza.
Claro, esa postura de Morena se debe a los legisladores y legisladoras que luego que les postulan y ganan con las siglas de su partido les gana la ambición y por así convenir a sus intereses, personales o de cuenta bancaria, cambian de bando.
Puede ser buena intención esa de elegir candidatos muy comprometidos con el partido, insistimos, pero lo principal es que tengan lealtad y compromiso con el pueblo, porque es un hecho que, sean del color que sean, a muchos políticos les gana la ambición de poder, fama y fortuna.
Exacto, solo utilizan las siglas como vehículo para alcanzar sus deseos, pero apenas llegan y se guían por la ambición en lugar de buscar trabajar por el bien común, son desagradecidos con el partido que les postuló y la gente que por ellos voto.
Casos se han visto muchos y en todos los partidos, para no ir tan lejos, la 65 legislatura donde hay morenos y azules van y vienen, un día son de un color y al día siguiente de otros, todo de acuerdo a sus conveniencias.
Son buenas intenciones de YURIDIA que se elija a candidatos con la camiseta bien puesta, pero eso no basta, de entrada, tendrían que cambiarles el chip para que no se salgan de la línea de acción de ese partido, aparte para que por fin trabajaran por el bien común y tengan, aunque fuera un poco, civilidad política y conocimiento de los asuntos legislativos, pues es en el Congreso donde se ve más el chapulineo.
Seguramente en la próxima elección no será la excepción, siempre existen compromisos pactados que se tienen que cubrir, en ocasiones los elegidos ni siquiera han comulgado con las siglas de tal o cual partido, no les rige realmente la ideología de las siglas que les postulan, además, si se van cuando siempre han militado en un partido y han tenido poder, fama y fortuna gracias a las siglas del mismo, como lo hizo la diputada SANDRA GARCIA, pues que no se vayan a ir de otro al que acaban de llegar.
Lo que debería existir es una ley que evite que quienes lleguen por determinadas siglas cambien de partido por así convenir a sus intereses o un berrinche, que estén obligados a terminar la legislatura en la bancada con la que llegaron al poder, ya si después de concluir la gestión quieren cambiar de color será otra cuestión.
En eso es en lo que se deberían de aplicarse los legisladores, aprobar una ley antichapulineo, claro, no todos lo harán porque no les conviene, salvo los diputados priistas ALEJANDRA CARDENAS Y EDGAR MELHEM que hacen la propuesta, pero como los otros no saben cuándo puedan cambiar de piel, es muy probable que la propuesta de ALE y EDGAR se quede en la congeladora, como muchas otras que son buenas y de beneficio colectivo.
Y mientras no exista algo legal que les impida a los legisladores cambiar de partido seguirán en esa práctica por así convenir a sus intereses personales.
Tan es así que, aunque no cambien de partido, si les llegan al precio, porque ya está visto que es lo único que les mueve, ahí es cuando el compromiso por sus representados lo tiran a la basura, igual pueden beneficiar a otra bancada con el voto de leyes, y eso ni con una ley se podría evitar, pero ya dependería mucho de la capacidad de cada coordinador para mantener el control de sus diputados y diputadas.
En fin, la situación es que inocentemente la dirigente de Morena en Tamaulipas, YURIDIA ITURBE, dice que su partido se preocupará por elegir candidatos que traigan la camiseta guinda bien puesta, como si eso fuera suficiente para evitar que ya encumbrados cambien de color o no les gane la ambición.
Por supuesto que los partidos deben preocuparse por elegir buenos candidatos, aparte de que comulguen con sus ideales, que les avale su trayectoria, trabajo político, vaya, ya no más improvisados.
A decir verdad, lo que más se requiere en los candidatos es que tengan compromiso social, ganas de trabajar por sus representados más que por el partido o personales, que le apuesten a la civilidad política, los buenos acuerdos para el bien común y punto. Y si, también mucho serviría una ley anti chapulines.
POR ROSA ELENA GONZÁLEZ
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