8 diciembre, 2025

8 diciembre, 2025

Morena y la elección que viene

HORA DE CIERRE / ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ

El desastre legislativo provocado por los constantes errores de la bancada morenista, y los madruguetes de ‘nivel básico’ orquestados por los panistas, reflejan además de la ineptitud de sus diputados, una situación preocupante para el morenismo tamaulipeco y para el gobierno del doctor Américo Villarreal.

La composición heterogénea de los grupos de poder en Morena y los intereses particulares de una gran parte de los legisladores de repente parecieran jugar las contras al proyecto sexenal d el gobernador Américo Villarreal Anaya.

El aparato de justicia, secuestrado por el cabecismo impide que la 4T que disponga de los instrumentos necesarios para que se atiendan y castiguen las denuncias de corrupción. Y sigue en manos de un grupo de incondicionales del ex gobernador y de su círculo cercano.

Es una situación que además de vulnerar la gobernabilidad amenaza la estabilidad política del estado ante el riesgo de que se desate una persecución judicial en contra de alcaldes y funcionarios públicos para limitar y desarticular su operatividad.

Se trata de una idea perversa, para contaminar y entorpecer el proceso electoral de 2024, que se está maquinando como alternativa ante la debilidad que ha provocado la pérdida de una gran parte de la base social del panismo.

Para el gobierno de Américo Villarreal es fundamental ganar el Congreso Local con morenistas leales, o al menos con aliados estratégicos que tengan un objetivo en común: recuperar espacios institucionales y afianzar la gobernabilidad.

Pero nada de eso se podrá lograr si los alcaldes de las ciudades más importantes del estado bajo el control de Morena no suman fuerzas para fortalecer al gobierno de Américo Villarreal.

Tendrían que hacer lo necesario para que el gobierno disponga de la fuerza necesaria suficiente para transitar en la escabrosa ruta hacia el 2024.

Los liderazgos de los Canturosas en Nuevo Laredo, de la familia Peña Ortiz en Reynosa, de Gattas en Victoria y de Armando Martínez en Altamira, en un ejercicio para su propia sobrevivencia, están obligados a otorgarle a Villarreal Anaya una bocanada de oxígeno para enfrentar las maniobras de una banda de panistas empeñados en seguir usufructuando espacios de poder.

Matamoros y Madero han preferido permanecer en la ambigüedad, aunque en la urbe petrolera se ha generado un equilibrio con la fuerte presencia del grupo de Erasmo González Robledo.

Dentro del gabinete la mayoría de los puestos más estratégicos están en manos de personajes cercanos al gobernador, pero en la Secretaría General de Gobierno hay quienes, sin escrúpulos, juegan un doble papel.

El Congreso es una revoltura de intereses, y por deslealtad o inoperancia, desde que inició la legislatura en el 2021 se han cometido errores que le costaron a la 4T ser despojada de la mayoría.

Estan documentadas las traiciones abiertas o subterráneas de diputados comprometidos con sus patrocinadores, y sin ocultarlo realizan aún el doble juego de fingir lealtad y de jugar el toro al revés cuando lo ordenan sus patrones,

Tan solo hay que revisar lo que han hecho los parientes directos del presidente Andrés Manuel López Obrador o los grupos facciosos del sur y de Matamoros que entorpecieron las labores legislativas y ahora buscan mantener sus cotos de poder a ‘cueste lo que cueste’.

Ignoran por su ambición desenfrenada las lecciones del pasado y pasan por alto que la falta de cohesión los afectará a todos.

Si la cabeza del gobierno no cuenta con fuerza suficiente y no logran la unidad necesaria, el 2024 podría marcar el principio de un naufragio para Morena.

El ocaso sexenal y la complicada sucesión presidencial impedirán al presidente intervenir directamente para blindar a Morena y obtener un triunfo electoral que les permita recuperar la mayoría en el Congreso Local.

La dinámica de una elección presidencial además limita el poder de acción de los grupos nacionales que enfocarán más sus esfuerzos en ganar la silla presidencial, el Congreso de la Unión y el Senado.

Los grupos morenistas si desean ganar las alcaldías y el Congreso tendrán que garantizar la gobernabilidad del estado, aún por encima de sus intereses particulares.

La urgencia incluye a los grupos de poder afines a Morena que no cuentan con una relación sólida con el gobierno de Américo Villarreal, obligados por su propia conveniencia a fortalecer a la cabeza de su gobierno para no caer en la desgracia política.

Si la omnipotencia tricolor se desmoronó y el autoritarismo cabecista mermaron por la división entre sus grupos de poder, Morena no está exento de padecer el mismo destino.

Al final de cuentas quien fue elegido para el máximo puesto de poder en el estado es Américo Villarreal y la estabilidad de su gobierno es proporcional a la de Morena y sus grupos.

POR ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ
@pedroalfonso88

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