En el círculo cercano de Andrés Manuel López Obrador afirman que el Presidente ya les dijo –y ellos le creen– que no se meterá en la selección de candidatos a las nueve gubernaturas que se disputarán en 2024, incluyendo la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Que su papel en temas selectivos internos concluirá cuando Morena anuncie a la corcholata ganadora, y que será esa persona quien en adelante tomará las decisiones electorales en la 4T.
Aunque lo deseable sería que, efectivamente, quien gane la candidatura a la Presidencia de la República sea quien decida sobre las posiciones políticas a futuro, pocos creen que el de Macuspana se vaya a mantener al margen.
Aun así, sus cercanos juran y perjuran que está decidido a dejar que el proceso corra con un nuevo responsable, y él dedicarse a cerrar su gobierno entregando las grandes obras prometidas, y presumiendo sus políticas sociales, como el aumento a las pensiones de adultos en enero.
Si la cosa es cierta, entonces nada está decido aún para la capital del país, y el dibujo se tendría que hacer a partir de que el 6 de septiembre Morena dé a conocer quién será el candidato del oficialismo a suceder a López Obrador.
Esa persona decidirá incluso el tema de género, y estará en libertad de decidir en qué entidades tendrán candidatas mujeres y en cuáles irán con hombres, siendo la más importante la Jefatura de Gobierno.
Si la candidata fuera Claudia Sheinbaum y decidiera ir con hombre en la ciudad, nadie duda que sería Omar Hamid García Harfuch, quien le garantizaría muchos votos a su campaña presidencial y en una de esas conservaría la CDMX para Morena.
Ya no importaría el veto que dicen hay sobre el jefe de Policía capitalino en Palacio Nacional.
Pero si se decidiera por una mujer, seguro le pasaría la estafeta a la secretaria federal de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, a quien le confiaría la ciudad, como ya lo intentó hacer antes de que tuviera que dejársela a Martí Batres.
Si el ganador fuera Adán Augusto López, y éste se decidiera por hombre, la responsabilidad caería en Ricardo Monreal, con quien trae acuerdo. Pero si fuera mujer, la elegida sería también Rosa Icela, y Monreal quizá en la Secretaría de Gobernación o coordinando su campaña.
Y por último, si la responsabilidad recayera en Marcelo Ebrard, probablemente tomaría la misma decisión de Adán Augusto, por mucho que algunos insistan en meter en esta ecuación al líder nacional de Morena, Mario Delgado.
Lo único seguro es que los perdedores tendrán premio de consolación, ya sea como cabezas en el Senado, la Cámara de Diputados o en Gobernación.
Otro que busca rayarse es Manuel Velasco, el esposo de Anahí, quien espera vender caro su amor a quien gane, para que le den la Secretaría del Medio Ambiente en 2024.
POR ADRIÁN RUEDA