MADERO, Tamaulipas.- Desde pequeña Ana Delia Díaz Hernández, caminaba la distancia que hay desde la colonia Miramar hasta la orilla de playa MIramar para vender.
El recorrido se hacía pequeño , pues conocía a la perfección el oficio de «mercar» con visitantes y paseantes desde antes de cumplir los cinco años, de ofrecer buenos precios y llevarse una sonrisa de agradecimiento.
Tras poco más de 3 décadas como comerciante del centro de recreación pública, solo tiene buenos recuerdos y experiencias que a lo largo de los años le mantienen vigente entre los consumidores.
El padre de Ana Delia, se dedicaba a la venta de artículos playeros desde que ella puede recordarle.
«El amor por el negocio me lo inculcó mi papá, mi papá en paz descanse. Desde niños siempre nos hemos dedicado al comercio».
Las familias de vendedores de playa, comparten que es prácticamente imposible «escapar» de la fuerte línea que los une con el comercio.
En el pasado, las personas relacionadas con la actividad se encargaban de sujetar un lazo alrededor de los diversos artículos que tenían a la venta y ofrecerlos a pie entre la zona de palapas y los que se encontraban en la arena.
En aquellos años, explicó que los vendedores usaban carretas o carretones de madera para llevar la mercancía de un lugar a otro de la playa.
«Pues desde niña, caminando con un lacito, ya después de va haciendo uno de su carrito y así., es más liviano, más práctico que el carretón».
Con el paso de los años, recuerda que pudo hacerse de un carrito de madera, para transportar más mercancía , hasta que se pudo obtener los recursos para la construcción de un carretón que tiene mayor capacidad.
Las experiencias que acumula a lo largo de los años, dijo están asociadas con la satisfacción de ofertar artículos que hacen felices a los niños y sus papás durante sus vacaciones.
«Lo que más se vende desde siempre son las cubetas, con la palita, el rastrillo y a veces traen uno o dos juguetes extras, para los niños».
El verlos en la arena , a la distancia , le provoca una sonrisa de felicidad, pues sabe como comerciante que sus productos le agradan al público.
La vida para los comerciantes, comparte que va de la felicidad a la preocupación en algunas semanas, cuando comienza a bajar la presencia de paseantes en la playa.
La época más esperada para los vendedores desde hace décadas, es el periodo de semana santa y receso escolar de verano.
«No le pierdo la esperanza a la playa. Siempre estamos esperando las vacaciones, ya sea semana santa o verano, pero no le perdemos la esperanza…nosotros siempre año con año esperamos las vacaciones para solventar los gastos de la casa, que hay deudas atrasadas, esperamos».
datos
30 años o más dedicada a la venta en Miramar
«Lo más típico, las cubetitas, las pelotas, ya conforme pasa el tiempo uno le va metiendo más artículos».
«Nos preparamos para tener un poco de mercancía para el turismo.
Artículos de playa
Cubetitas, palas, donas, salvavidas, googles.
Javier Cortés/ La Razón