CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- En el altiplano de Tamaulipas, donde el machismo es un comportamiento aún muy normal y permanente, no existen “Casas Violeta”, que son refugios donde se protege a la mujer que es víctima de violencia doméstica y que se encuentre en inminente peligro.
De acuerdos a estadísticas publicadas por el Instituto de la Mujer Tamaulipeca (IMT), hasta el 2020 se violentaban cerca de 4 mil mujeres campesinas, desde sexual, psicológica, verbal y físicamente.
La cifra antes dicha es a nivel estatal, pero donde se ve más marcada la violencia contra las féminas es en los municipios de lo que antes se conocía como el 4° distrito como los son: Jaumave, Bustamante, Tula, Miquihuana y Palmillas.
Actualmente los números continúan siendo las mismas pues es un problema generacional que continúa siendo difícil de erradicar.
Diana Luz Gutiérrez González, titular del IMT, dio a conocer que en dicha región sólo se cuenta con oficinas regionales de su dependencia y son quienes atienden a las mujeres con algún caso de agresión de cualquier tipo por parte de sus parejas o entornos en general.
“Aún no, aún no tenemos casas violetas (en el altiplano), ustedes recuerdan que fueron cerradas todas antes de que llegara el gobernador Américo Villarreal Anaya a tomar su protesta”.
“Solo hay un instituto regional en el altiplano que está en el municipio de Tula y hace visitas a algunas comunidades”.
Pero existe el proyecto para abrir una casa violeta en aquella parte del Estado que funcione debidamente y que brinde apoyo a todas aquellas que así lo requieran.
El pasado 8 de marzo y dentro del marco del Día Internacional de la Mujer, el gobernador de Tamaulipas inauguró la primera Casa Violeta que está ubicada en el municipio de Matamoros, y a poco más seis meses después que el ex gobernador panista, Francisco García Cabeza de Vaca mandara cerrar estos importantes centros de ayuda.
La titular del IMT detalló que desde ese día y hasta la fecha se han atendido a más de 200 mujeres “todas por agresión física”, aseveró la funcionaria estatal.
De todas estas el 90 por ciento han recibido atención psicológica.
“Cuando una mujer es violentada y no tiene a dónde ir, no tiene con quién acudir, pueda llegar allí y pasar la noche hasta 72 horas, en lo que salen sus órdenes de restricción para poder tener una mayor seguridad”, destacó Gutiérrez González».
Por Antonio H. Mandujano