Los comicios en que concurren el cargo máximo de un espacio con diferentes cargos mínimos se trazan en lógicas verticales. La candidatura a la posición más visible arrastra las nominaciones de menor nivel. Hacia al triunfo, o hacia la derrota.
El alcance del arrastre generado desde la cúspide también está condicionado por las capacidades territoriales. ¿Se tuvo buena o buen candidato presidencial pero no se pudo movilizar gente, cuidar votos, multiplicar el efecto con otros candidatos competitivos? Todo cuenta.
Movimiento Ciudadano carece de candidata o candidato presidencial. Los restantes partidos, circunstancialmente en bloques, lo rebasaron con procesos tipo primaria electoral que han servido para fijar en el imaginario colectivo a personas de uno y otro bando.
Sería poco preciso decir que MC está en la inopia. Han tratado de mantener vigencia alegando fallas legales o ideológicas de las alianzas ya forjadas y sus respectivos procesos.
En cuestión de días ocurrirán, simultáneamente, dos fenómenos. AMLO dará su quinto Informe de Gobierno y habrá destapes.
Aunque es un presidente distinto a otros, López Obrador no escapará a una de las condicionantes del sistema político mexicano. Será, como en otros sexenios, el informe final antes de su merma de poder.
Acto seguido se intensificará la discusión nacional sobre quién sigue, y cómo y con quiénes llegaría, y qué cree la opinión que esa renovación en Palacio Nacional implicará.
Lo vivido en este sexenio turbulento ha adelantado opciones de respuesta a esas interrogantes. Porque menos de una semana después de que AMLO diga lo que ya sabemos que va a decir, las dos fórmulas políticas más importantes hoy en el país destaparán a sus candidatas.
La mesa de la elección presidencial estará servida mucho antes del tiempo legal. Pero en ella habrá una silla vacía. Los anfitriones de ese banquete –la sociedad– ni siquiera tienen claro si hay que guardarle espacio a MC, o si su enviado, de llegar, será protagonista o sólo gorrón que merma a otros.
Dante Delgado, líder nacional de MC, ha negado que los suyos (nunca mejor dicho porque actúa como dueño del partido) vayan tarde o vayan mal. Dice tener estudios que demuestran que México espera una alternativa distinta a las que por meses han cocinado en Morena y en el Frente opositor.
El veracruzano y sus operadores presumen que son segunda fuerza política, y prometen que refrendarán esa condición al disputar la Presidencia en 2024. Una segunda fuerza política que sólo tiene dos estados, y que fue incapaz de poner candidatos en elecciones clave como las de Edomex y Coahuila.
La irrupción de Xóchitl Gálvez dio al Frente lucimiento mediático y más: las bases de esos partidos, formales y ciudadanas, se activaron. Reitero: la hidalguense provocó ese despertar pero también el formato elegido y gente como Beatriz Paredes han hecho que en la oposición haya señales de vida.
Igualmente, Claudia Sheinbaum consolidó en estas semanas la idea de que es inevitable su designación como candidata del lopezobradorismo. La interna de Morena ha funcionado, y si Ebrard no la descarrila con su poca probable defección, el oficialismo tiene mucho qué celebrar.
Jalisco y Nuevo León suspiran al ver lo que pasa en el Frente y en Morena. Retener la gubernatura en el primer estado, avanzar en el control político en el segundo, son prioridad en esos terruños. Pero no para Dante Delgado.
Las candidaturas presidenciales impulsarán a frentistas y morenistas en entidades emecistas. El único que parece no advertirlo o importarle es el líder nacional naranja. A ver si sus pupilos no buscan al candidato presidencial que les impulse así no sea de MC.
POR SALVADOR CAMARENA