“En la música el número de notas empleadas es bastante menor que el de niveles tonales que el oído humano es capaz de distinguir. De ahí la conocida afirmación de que el medio música esta limitado a cierto número de elementos estandarizados, mientras que el pintor dispone a su gusto de todo el continuo cromático; en la terminología de Nelson Goodman, que la música tiene una notación disyuntiva _”edisjoint”_, mientras que la pintura es sintácticamente densa.”
Rudolf Arheim, Arte y Percepción Visual
El arte de nuestros es una esfera que multiplica los ismos y recorre a saltos las tendencias que van del realismo, lo abstracto y lo simbólico.
La pregunta esta en la mesa de apreciación y discusiones sobre el “arte de nuestros días”, como lo identifican algunos autores. Abarca un arco de tiempo desde finales del Siglo XIX, hasta los inicios de la transfusión de las artes ante propuestas desplegadas a toda vela por las vanguardias: Marcel Duschamps a la cabeza entre otras influyentes del diseño y la arquitectura.
Vassily Kandinsky, Walter Gropios, Paul Klee, en el primer cuarto de Siglo XX, y el advenimiento de los cubistas y poetas que marcaron el ritmo de la poética del siglo pasado hasta nuestros días. Es la “revolución de la revolución” de las formas atrás del contenido. Que comprende la literatura, la poesía y la psicología del Siglo XX, y que abona en el arte de finales del Siglo XX, hasta la euforia del arte de inicios del XXI
La temática se extiende en México, y muchas apariciones contemporáneas son llamarada de petate, que al poco tiempo se apagan. Los artistas sin formación emergen de todos lados y una pincelada volcada, una mancha, una definición de formatos audaces lo captamos como obras de arte. Esto es, que el mercado de arte impone condiciones en silencio, alentadas por el consumo que enmarcan en tendencias ya trabajadas, sin que esto pretenda ser ua limitante. No se descubre el arte, se encuentra, parafraseando a Pablo Picasso.
Pero si se analiza este recuento, observemos la vuelta al muralismo, la aportación de nuestros artistas concretamente Siqueiros, Orozco, Rivera y Tamayo, que son la alquimia poderosa del arte mexicano universal. La explosión urbana del arte gráfico, recae en mucho a la visión de los muralistas mexicanos. No en balde aquí llegaron los surrealistas, poetas y pintores, los abstractos como Jackson Pollock. Es el descubrimiento, la emoción de arte abierto a otras direcciones, desde el uso de los materiales hasta el concepto delo espacio arquitectónico de cas obras.
Entre nosotros, Tamaulipas, ocurre un despertar de inquietantes propuestas, variantes, incisivas en la obra de Mary Carmen Aguirre, Bubi Zarate, Gessica Gadga, Helena Guzmán, Julia García, Olga Gonzales, Carlota Aguilera, Ninfa Lerma, Engracia Martínez, Kiki Alvarado Aniñes Druenne, y sobre todo la figura protagónica de Margarita Morales, mantéense en Berlín. Entre otras impetuosas faces del arte actual. Hablo de las mujeres, de la tempestad de colores, estupendo dibujo y composiciones. Señalo la audacia, y el compromiso crítico del arte del noreste mexicano. No contemplado aun por nuestros investigadores de la sociología de la cultura.
Laura Leticia Blanco Quesada, se firma “Lety Blanco”, es una intención de lo simbólico bien redondeado en el elixir de la naturaleza de su pueblo natal, Ciudad Mante, al calor del azúcar y la flora que violenta el alma.
De grata formación, con estudios en Florencia a tutela de la “escuela rusa migrante” que la formación del “realismo socialista”, que en sus limitaciones de carácter político dejo un fuerte formación académica en sus conductores. No es extraño así que los maestros rusos tengan éxito en los Estados Unidos y Europa. Las obligaciones estéticas socialistas los integraron a un dominio de lo realista y lo académico de manera que saltarín rápidamente a las expresiones del arte de “0ccidente”.
Tampoco es nuevo, los primeros artistas y poetas de la Revolución Socialista, salieron del reino de los sueños para repartir su talento en el arte y la arquitectura en el mundo. Los poetas se suicidan, los pintores huyen de la opresión estética del “realismo socialista”.
Leticia Blanco Quesada es de Ciudad Mante, emerge _no en su tiempo_ de un venero de artistas solidos que nacieron a la férula de Ramón Cano Manila, como Jorge Yapur, Sánchez Tudon, Margarita Morales, entre otros importantes creadores de nuestro Estado.
No es gratuito que artistas con el empuje de esta joven pintora abran su abanico creativo.
Su simbolismo, su manejo del dibujo, y analogías con el arte de lo significativo real, con variantes que pueden ser de un encuentro con lo surreal, por la riqueza de su temática y expresiones.
Me impresiona gratamente, me gusta la focalización de su composición y el alarde de sus retratos, claramente marcadas con las técnicas de los artistas rusos de la migración de finales del siglo pasado con la caída del Muro de Berlín.
Nos encontramos con una artista floreciente, innata, que hila con maestría su color y pincel, me llama su sentido del realismo, en las connotaciones de lo simbólico, pero limitado en la formalidad y el lugar común.
Creo que está en la plataforma de lanzamiento a expectativas sobre el manejo de sus formas y contenido. Bien centrada, objetiva, puede romper el cerco velado del realismo y escalar el mundo del sueño de lo surreal, que demuestra habilidades estupendas a primera vista.
Una visita que realice al atrio del CCT, pude sentir este “Elixir” que campea el espacio , el olfato del buen gusto, el paladar que la pintura que la artista cañera nos brinda a dos manos.
Vuelvo a la cuenta, en mi trabajo inédito sobre Mujeres Aristas de Tamaulipas, que forma parte de mi Diccionario Comentado Sobre El Arte y Los Artistas de Tamaulipas, contemplo estas propuestas, situaciones del arte de nuestros dias en el Noreste de México.
Desde los grandes maestros como Ramón Cano Manilla, X Peña. Mario Fuentes, Ramón García Zurita, David Celestinos, Ignacia Téllez Sánchez, entre otros grandes de Tamaulipas y México.
Aun carecemos de este mapa espiritual, nuestra heráldica. Hemos visto a la eventualidad, el desconocimiento de nuestros artistas, y la ausencia critica que valore su obra en el la republica cultural. Los neófitos, abordan el barco de la cultura, con las velas ciegas para entender a los creadores del estado que huele a mar, tierra y patria.
Los invito a mirar esta muestra de Lety Blanco, en el Atrio del CCT.
Por Alejandro Rosales Lugo