En Tamaulipas no existe río o afluente que no registre algún grado de contaminación, pues la sobrepoblación, sobreexplotacion de recursos y la llegada de alto índice de industrias de todos los sectores a todas las regiones de la entidad han propiciado daños severos a los ecosistemas acuáticos.
De acuerdo a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), en su último reporte “Calidad de Agua Superficial” el 45.62 por ciento del agua total de todos sus afluentes y presas tienen contaminantes que de algún tipo que impiden su consumo o uso agrícola. Mientras que el 54.36 por ciento restante es apta para su debida toma y uso en diferentes actividades.
Los principales contaminantes del agua incluyen bacterias, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos, desechos fecales y hasta sustancias radiactivas. Estos elementos no siempre tiñen el agua, haciendo que la contaminación hídrica resulte invisible en muchas ocasiones.
El agua contaminada y el saneamiento deficiente están relacionados con la transmisión de enfermedades como el cólera, otras diarreas, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis, situaciones que se han estado presentando de acuerdo a reportes de habitantes de la región centro de Tamaulipas, específicamente de Llera, quienes denuncian cómo es que el río Guayalejo está contaminado a niveles tan altos que repercute en la salud de las personas que se bañan en ella o que la consumen.
La razón principal para contaminar el agua, es ocasionado por bacterias incorporadas a heces fecales tanto de humanos como de animales, pero también, se han estado depositando aguas residuales industriales con altas cantidades de químicos que están acabando con diferentes sectores productivos.
Esta situación data de muchos años atrás, y desde el Río Bravo hasta el Río Pánuco, pasando por el Conchos, el Guayalejo, el Purificación y otras corrientes importantes más, existen muchos casos de contaminación de afluentes que aunque han sido reportados, las dependencias gubernamentales como la SEMARNAT, PROFEPA, y otras instituciones estatales, continúan sin frenar la situación que directa o indirectamente podría estar afectando a los más de 3 millones 500 mil habitantes en el Estado.
Desde inicios del 2022 y hasta lo que va de este 2023, cinco casos graves de contaminación en distintos ríos de la Entidad se han suscitado, ocasionando daños severos en la naturaleza que todavía están activos. Desde inicios del 2022 se denunció en San Fernando la contaminación del Río Conchos en dicho municipio. Lo anterior provocó la muerte de gran cantidad de peces y enfermó decenas de cabezas de ganado en la región, afectando directamente a más de 100 productores pecuarios, por lo que a finales de marzo las integrantes de la Unidad Industrial de la Mujer Rural (UIMR), enviaron un documento al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, donde acusan a la empresa Iberoamericana de Hidrocarburos (IHSA) de esterilizar y contaminar sus tierras de siembra desde hace 8 años.
También a finales de marzo de ese mismo año, el Río Purificación fue contaminado por un derrame de petróleo causado por un ruptura en sus ductos la fuga del combustóleo. Meses después, para agosto del mismo año, en el municipio de Jaumave, se reportó la contaminación del arroyo mejor conocido como “El Taray”, afluente utilizado para el consumo humano de sus habitantes y otras cuestiones agrícolas.
El Taray abastece humana y agrícolamente a San Lorenzo, el Sotol, Jaumave, el Ingenio, San Juanito, José María Morelos y otras comunidades rurales.
Dicho canal data del año de 1963, su construcción fue con fines iniciales de riego y aun se mantiene dicha actividad. También a mediados del 2022 se reportó como en el Río Bravo sus aguas tenían un nivel bajo de oxígeno y una gran cantidad heces fecales.
En el centro, el San Marcos en Victoria, está hecho en sus primeros kilómetros un basurero ilegal, además tiene instalada en su lecho una alcantarilla qué cuando se desborda corren aguas negras por todo su trayecto dañando su ecosistema. Por su parte, el río Pánuco se ha convertido en uno de los principales contaminantes del Golfo de México, ya que diariamente desfoga químicos de fertilizantes, materiales de refinería, basura doméstica y toda clase de desechos, por lo que expertos piden retomar proyecto de redes para evitarlo.
Mientras que en este 2023, el Guayalejo cumple cinco años de contaminación gradual que hoy día sus aguas producen enfermedades en la piel, ha acabado con la actividad cítricos hasta en un 50 por ciento y pone en riesgo otras actividades primarias en la región de Llera.
El río más contaminado del estado, y uno de los más contaminados es el Pánuco, pues se estima que 332 mil litros por segundo de aguas residuales son arrojadas a la cuenca alta del afluente, en la Zona Metropolitana del Valle de México.
A lo largo de 510 kilómetros aproximadamente desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Golfo de México es objeto de depósito de descargas residuales de CDMX, Estado de México , Querétaro, Hidalgo, San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas. Desde 2020 es considerado el tercer río más contaminado de México.
El afluente se encuentra conectado cuenca arriba con el río Moctezuma (El Higo), Tula- San Juan (CDMX- Edomex-Hidalgo) . De acuerdo con una investigación realizada por el ambientalista Miguel Ángel Verástegio, de AMBIENITAM, se encuentran las descargas entre Querétaro, Hidalgo y Veracruz a su paso, debido a la opacidad de las administraciones de Gobiernos, pero se estima en más de 2 mil litros por segundo. “Continúan las descargas de aguas residuales de los estados de Querétaro, Hidalgo y Veracruz.
La actividad agropecuaria de las regiones adyacentes al afluente en su recorrido acusan desechos de agroquímicos y fertilizantes a través de la agricultura. En el caso de Pemex y petroquímicas es la parte de hidrocarburos. La parte antropométrica. En el caso de la zona sur, las aportaciones son mucho menores, de 2 mil 200 litros por segundo.
POR ANTONIO H. MANDUJANO