A Eugenio Hernández Flores le salieron de pronto muchos defensores en Tamaulipas, quienes de pronto lo convirtieron en su vengador de los agravios sufridos durante el cabecismo por todos ellos.
Apenas se supo que el exgobernador estaba a punto de salir de la cárcel, el fin de semana, en Tamaulipas comenzaron a salir a defenderlo muchos de quienes en su sexenio fueron cercanos política o económicamente. Con excitación mostraron legítimamente su alegría por la liberación del connotado reo.
Eugenio permaneció en prisión cinco años, acusado por el gobierno de Cabeza de Vaca de varios delitos. Además, autoridades federales estadounidenses pidieron su extradición para juzgarlo también en ese país, en donde le fincaron cargos como lavado de dinero, fraude bancario y la operación de un negocio de envíos de dinero sin las licencias correspondientes.
El caso es que en México fue dejado en libertad por un juez, quien le pidió exhibir una fianza de cinco millones de pesos, aunque el Gobierno del Presidente López Obrador objetó esta decisión a través de la Fiscalía General de la República (FGR), al considerar que existe un evidente riesgo de fuga y de que está abierto el proceso de extradición a Estados Unidos.
La liberación de Geño desató una oleada de expresiones de júbilo en muchos de quienes le siguen guardando afecto, aunque en el momento en que era necesario que lo expresaran públicamente con la misma enjundia que ahora, prefirieron quedarse callados.
El exgobernador, enfrentará en libertad el proceso de extradición a Estados Unidos, en donde lo quieren llevar a juicio por los presuntos ilícitos de los que les hablaba líneas arriba. Allá lo siguen considerando como sospechoso de haber delinquido y por eso están pidiendo que lo manden. ¿Por qué no ha sucedido? Porque su defensa ha tramitado amparos que impiden que sea juzgado en el vecino país. Insisto: Allá lo siguen considerando un presunto delincuente.
Hay quienes afirman que al salir de la cárcel, Eugenio se tomará un tiempo y regresará a Tamaulipas a operar políticamente. Es más, en su imaginación, ya hay quienes anticipan que asumirá un rol de vengador y a través del Partido Verde, en donde puso a su sobrino Karl Heinz Becker, retomará el papel que tuvo hasta antes de convertirse en presidiario.
Antes de asumir una posición de defensa a ultranza o de condenarlo a priori ,hay que recordar que a Eugenio lo acusa el gobierno del vecino país de que, en complicidad con su cuñado, abrieron empresas ficticias para presuntamente quedarse con dinero del gobierno de Tamaulipas, a través de contratos otorgados por la misma administración.
Con esos recursos, dice la FGR, los estadounidenses asumen que Geño, su cuñado y sus socios presumiblemente abrieron cuentas bancarias en ese país por unos 300 millones de pesos de aquel entonces.
Al margen de lo que decidan las autoridades judiciales y de si Hernández Flores es enviado a Estados Unidos para ser juzgado, en esta decisión de dejarlo libre se percibe un tufo de voluntad política de la Cuatroté con el Verde, su aliado nacional.
Los defensores de Geño, esos que en el cabecismo se quedaron callados, ahora lo quieren traer como su vengador de los agravios que les hizo Cabeza de Vaca. Creen que va a encabezar una cruzada abierta pidiendo que también se le castigue y que va a iniciar una lucha legal para eso.
La verdad, me parece inverosímil y hasta cómico. Después de haber pasado cinco años de su vida en la cárcel, con pocos amigos, con pocos familiares cercanos y con mucho tiempo para reflexionar sobre la condición humana, lo menos que podría querer Eugenio por ahora es salir a dar una pelea legal o tener mayor participación política. Eso creo, pero puedo equivocarme, claro, como cualquier otra persona.
El punto es que si bien es muy cierto que hay quienes se alegran genuinamente por la salida de Eugenio de la cárcel, no hay que olvidar que para el gobierno de Estados Unidos sigue siendo un presunto delincuente y lo quieren llevar a juicio allá. También, que las autoridades mexicanas ya concedieron el pedido de extradición y que un amparo impide que se cumpla ese mandato.
Un dato nos dice cómo ver a quienes hoy celebran la libertad de Geño: En el gobierno de Egidio Torre Cantú, también se quedaron callados cuando éste encarceló a Mario Ruiz Pachuca, cercanísimo y todopoderoso vocero de Hernández Flores. Lo mismo, cuando se detuvo, encarceló, exhibió y torturó al ex Alcalde de Tampico, Oscar Pérez Inguanzo. De esa calidad moral son muchos.
POR TOMÁS BRIONES