Durante el mandato presidencial de Luis Echeverría (1970-1976), se ejerció el poder con un presidencialismo grotesco, tal cual lo describió Daniel Cossio Villegas, con puntillosa ironía, en su obra “El estilo personal de gobernar”. Años más tarde, José Agustín plasmó en tres tomos la “Tragicomedia Mexicana”, una crónica de aquellos días de excesos en el ejercicio del poder. En aquel entonces, la política mexicana estaba plagada de locuras y situaciones absurdas (aunque en la actualidad son incluso peores).
En ese contexto, uno de los clientes habituales del café La Habana tuvo la brillante idea de acuñar la frase: “Si Kafka hubiera nacido en México, sería un escritor costumbrista”. Esta descripción tan acertada que finalmente se hizo famosa llevó a la invención de un nuevo nombre para México: Kafkatlán.
El término hace referencia a la política errática, caricaturesca y perniciosa que ha predominado durante los últimos sexenios. Los días actuales en Tamaulipas destacan por la presencia de esos personajes grotescos y kafkianos, muchos de ellos similares a Gregorio Samsa, que son engendros del absurdo.
Sin embargo, son individuos que transitan por la pasarela política con un éxito inusitado, lo cual resulta preocupante, pues se perfilan para ser los protagonistas de la política del futuro. Su ignorancia es inmensa, son huérfanos de valores y carecen de talento.
Su única preocupación es concentrar poder y dinero, y sin el menor pudor recurren a actos delictivos para enriquecerse.
Debido al crecimiento atrofiado de Tamaulipas, marcado por la presencia de grupos fácticos, la corrupción y el enorme potencial de riquezas sin explotar o en explotación, el Estado ha caído en manos de clanes y dinastías obsesionadas con la idea de que Tamaulipas y sus habitantes les pertenecen.
En los últimos años, este fenómeno se ha acentuado. La llegada de la alternancia no trajo mejores tiempos para Tamaulipas, y el fin de la larga hegemonía del PRI abrió paso a otras figuras políticas que con sus acciones empeoraron la vida pública.
El panista Francisco García Cabeza de Vaca, quien llegó al poder en una elección intensamente competida, prometió tiempos mejores. Sin embargo, su compromiso se derrumbó cuando permitió la intervención de su familia, lo cual arrojó un saldo adverso para el exgobernador debido a los abusos desmesurados de sus hermanos Ismael y José Manuel.
Con su ambición descontrolada y la insaciable sed de hacer negocios a la sombra del poder, sepultaron la posibilidad de un cambio real con la alternancia.
Los antiguos panistas, -formados bajo la cartilla moral de Manuel Gómez Morin, Maquio, Carlos Castillo Peraza y de otros teóricos inspirados en la democracia cristiana-, se encontraron en la encrucijada de sumarse a los excesos y abusos o mantenerse al margen del entramado político.
Muchos se involucraron en el saqueo, mientras que otros simplemente se apartaron de la política y abandonaron Tamaulipas. Su pecado fue la omisión y el silencio. Pero no todo termina en los abusos cometidos por los Cabeza de Vaca.
En la capacidad mimética y trapecista de la clase política figuran muchos otros nombres que vale la pena mencionar. José María Gómez Leal, Maqui Ortiz y su hijo Carlos Peña emigraron del PAN a Morena. No se convirtieron al lopezobradorismo por convicción en la Cuarta Transformación, sino simplemente por trepadores y oportunistas. Una vez que el cabecismo les cerró las puertas, sin el menor rubor se pintaron de guinda y se declararon fervientes admiradores de la 4T y de López Obrador.
José Ramón fracasó todas las ocasiones que intentó ascender al poder como panista, debido a su incapacidad y a las zancadillas de su cuñado.
Su involucramiento en negocios turbios y su falta de preparación e ignorancia en temas políticos, así como su carencia de valores y principios fueron su lastre y lo siguen siendo.
Hay historias que cuentan sobre las maletas de dinero que Mario Delgado y Adán Augusto recibieron por parte de José Gómez, padre de JR, quien se mueve como pez en el agua en los oscuros negocios relacionados con el huachicoleo.
Esa ayuda fue el detonante de una carrera que lo convirtió en el rey de los Programas del Bienestar, en proveedor y contratista de la 4T, y ahora senador.
Su siguiente paso es la reelección en el Senado y luego, según él, alcanzar la gubernatura de Tamaulipas en el 2028. Su soberbia y prepotencia lo han llevado a extremos, presume que es el dueño de Morena y de una parte de las delegaciones federales, enfrentando incluso al gobernador Américo Villarreal. Por otro lado, Maki, muy cercana en tiempos recientes a Felipe y Margarita Calderón, fue alcaldesa de Reynosa en dos ocasiones a pesar del rechazo de Cabeza de Vaca.
Cuando el PAN ya no le fue útil, simplemente lo desechó y se pasó a Morena para imponer a su hijo en el ayuntamiento, y ahora maniobra para que su muchacho se reelija, para romper el récord de tener el destino y el dinero de los reynosenses durante doce años.
Maki es tan diferente y, al mismo tiempo, tan parecida a Francisco García Cabeza de Vaca. Francisco, como Maqui con su cachorrito, utilizó dinero del presupuesto, inventó la carrera política de su hermano Ismael y aunque fracasó en sus intentos de hacerlo alcalde, le compró la senaduría que aún tiene en sus manos.
Sin embargo el hermanito de Francisco se convirtió en su principal fracaso. Sacó a relucir su avaricia cuando saqueó hasta el último peso del erario estatal, destruyendo así la carrera del ex gobernador, quién toleró y protegió su actitud gandalla y avorazada.
Su otro hermano José Manuel, fue más discreto en sus latrocinios, aumentó el moche del diezmo al triple de que se cobraba por cada contrato de obras o servicios otorgado con cargo al presupuesto estatal.
Aunque se enriqueció a costa del erario público, al menos no contaminó más la vida pública con su presencia. De los rincones oscuros de la política emergieron otros personajes impresentables como Mario López “La Borrega”, alcalde de Matamoros.
Este individuo un día sintió que la Divina Providencia lo había elegido para ser alcalde de su ciudad, convencido de que era el predestinado para salvarla.
La realidad es que fueron fuerzas no tan divinas las que impulsaron su candidatura, y si obtuvo miles de votos fue gracias a los poderes fácticos que operaron como activistas, con sus ilimitados pertrechos de dólares y “cuernos de chivo” para convencer a los votantes renuentes.
“La Borrega”, coleccionista de títulos de universidades ”patito”, intenta heredar el poder a su hijo putativo, Carlos Ballesteros, quien también está vinculado a aquellos que operan como fieles de la balanza en dicho municipio.
Su adversario es el diputado Alberto Granados, a quien la misma ”Borrega” ha acusado de falsificar sus títulos profesionales. La sangre no llegará al río porque no se mandan solos, ya que tienen a jefazos de respeto que seguramente dirán finalmente quién es el favorecido.
Pero lo interesante del caso Matamoros son las redes de intereses que coordinan, entre muchas cosas, el trasiego de los espacios de poder. Es un mundo que está a la espera de un escritor de novelas negras o de una serie de Netflix, como las que ha protagonizado el actor español Javier Bardem.
Mientras tanto, una zona explosiva es la que rodea a Xicoténcatl. La familia Verastegui está integrada por personajes polémicos y tal vez el más desprestigiado sea Vicente, un tipo fanfarrón que se siente personaje del mundo Marlboro.
Es un buscabullas que no duda en golpear a quien se le ponga enfrente, tan solo por “mirarlo feo”, como hacían los actores valentones de los spaghetti western. Es una figura tragicómica que tal vez se acomode bien como saca borrachos en una cantina de barriada, pero en la escena pública, además de pendenciero, es un depredador. Hay suficientes testimonios de su estilo atrabiliario para manejar las cosas.
DOS CHICOS MALOS
A propósito de Gregorios Samsa, hay un personaje fronterizo increible: Hector Villegas “Calabazo”: Nadie sabe ni se explica porque lo nombraron secretario general de gobierno. En otros tiempos su corta inteligencia no le hubiera alcanzado ni para una jefatura de Intendencia.
Es el clásico complicador de asuntos fáciles y no le ha resuelto un solo problema al gobernador Américo Villarreal Anaya.
Peor aún, es asesorado por el ex alcalde de San Fernando, un delincuente de verdad, con muchas mañas. Tomas Gloria tiene mucho que explicar a la justicia por los crímenes cometidos en San Fernando en el año 2011 cuando se supone que gobernaba esa ciudad.
Por acción u omisión es cómplice de los criminales que perpetraron la masacre. Los testimonios recogidos por la entonces PGR tienen pasajes indescriptibles.
A unas cuantas cuadras del ayuntamiento secuestraban a los pasajeros y después los plagiarios se divertían obligándolos a matarse a martillazos.
Tomas, el alcalde,, cerró los ojos, nunca se dio por enterado. Solamente se explica su presencia en el equipo del Calabazo por dos razones:
1.- La ignorancia del nativo de Río Bravo, en quien es evidente el déficit de materia gris. 2.- Y por otra razón más, que se resume en un viejo refrán acuñado en las catacumbas de la delincuencia: une más la complicidad que los lazos de sangre.
Y vaya que para meter la mano en el presupuesto si son geniales.