Una copa que gota a gota, cada vez más rápido, se ha ido llenando de afrentas a la Palabra de Dios. Es la _Copa de la Apostasía Clerical_ .
Furtivamente se ha ido arando un camino, una ruta precisa, más bien deliberada, hacia lo que puedo ya denominar el *Gran Cisma de la Iglesia Católica del Siglo XXI* .
Los desacuerdos con diversas afirmaciones y publicaciones del Papa Francisco y sus apoyos explícitos a cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos que han estado apoyando y promoviendo la agenda globalista ya son inocultables.
Las voces provienen de otros obispos y teólogos que han alzado su voz preocupados, y a veces escandalizados, por esta disrupción ideológica (seudoteológica) llena de equívocos, ambigüedades y -según estos ministros que protestan- en algunos casos de herejías y errores teológicos que contradicen a la misma Doctrina Católica.
De esta manera, *la copa está casi llena* , rebosará en octubre y se colmará de tergiversaciones a la Revelación, el Dogma, la Doctrina y el Catecismo católicos. La idea es aceptar una «pluralidad» que conviva con la «normalidad» -con la norma-. Una «mundanizacion de la fe».
Este gran eclipse de octubre es el *Sínodo de la Sinodalidad* que en breve presentará un nuevo formato en el cual los cambios no los harán, como venía sucediendo, una estructura equilibrada de obispos y teólogos, sino incorporará -con la misma facultad de voto- a jóvenes, religiosos y laicos que no tienen la formación ni el criterio necesarios para empujar los nuevos cambios.
Los invitados al Sínodo no solo incluirán a cardenales preocupados por la inminente ruptura, sino a obispos, cardenales, laicos, religiosas y sacerdotes que abiertamente apoyan aberraciones doctrinarias como la bendición de parejas homosexuales que viven en pecado y el otorgamiento de la Sagrada Eucaristía a divorciados vueltos a casar, tan solo por mencionar algunas de las propuestas para la «nueva Iglesia» de Cristo.
Se discutirán temas como la incorporación de «liturgias» que son una aceptación implícita a la Ideología de Género, la laxitud de la participación de los laicos en funciones que son propias de los sacerdotes, el celibato sacerdotal como no necesario… Y un gran número de propuestas que, de concretarse, transgredirán al propio Magisterio de la Iglesia en su esencia misma.
Es un acontecimiento histórico, sin lugar a dudas.
Por tanto, se avecina el rompimiento de la tolerancia que han mostrado con la virtud de la prudencia muchos prelados, para dar paso al disentimiento fundado en la fidelidad a la doctrina heredada por Jesucristo y encomendada su custodia a su Vicario.
Las discrepancias serán más notorias y la Iglesia quedará definitivamente cimbrada desde sus cimientos por las herejías y faltas al Dogma y al Magisterio, avaladas por el mismo Sumo Pontífice.
Los cardenales y obispos inconformes serán atacados y se buscará acallarlos con el peso corrosivo del Relativismo ideológico y la supremacía del bien pagano. Todo, bien cubierto y abrigado «teológicamente» por el camino ya arado por las exhortaciones apostólicas previas.
No es menor lo que se resquebrajará en octubre. Será como una vara rota por la mitad, como de una magia negra dispuesta al maleficio.
*La Masonería ha infiltrado a la Curia vaticana* , la rebeldía encabezada por miembros de Episcopado alemán y de la fracción que impulsa la conspiración jesuita han avanzado a pasos agigantados. Ya es imposible negarlo. Las evidencias están ahí al descubierto.
Un gran eclipse está por suceder y oscurecerá a la Iglesia desde dentro.
POR ORLANDO CARRILLO