Los aspirantes a las candidaturas de morena a los cargos edilicios y a las diputaciones locales que presumen tener vocación democrática, obligados están a fortalecer su imagen en este período selectivo, acercándose a los ciudadanos que, al final de cuentas, serán quienes habrán de decidir su suerte vía encuestas; buscar a toda la estructura partidista, a los indecisos e incluso hasta de los políticos antagónicos a sus tribus y no esperar que el día ‘D’ una fuerza divina induzca la nominación en favor suyo.
Pero esto nada más se logra con voluntad y plena disposición para ir al encuentro de la sociedad. No con poses demagogas ni haciendo como que ya están amarrados, aunque muchos de los aspirantes a legisladores, alcaldías, sindicaturas y regidurías, por petulancia propia crean y presuman que su simple aparición en la palestra basta y sobra para ser candidatos.
De ahí que los aspirantes, todos, deban asumir la responsabilidad de hablarle al pueblo con la verdad, sin falsas promesas ni palabras huecas; y se den la oportunidad de escuchar, sin agachar la mirada, las inquietudes de quienes tienen la decisión de que alcancen o no sus objetivos en esta justa interna.
Es por su bien. Y es que un pueblo que es tomado en cuenta puede dar el real sustento a la política y restarle poder a la anarquía, al desorden, al rumor y a otros instrumentos de la competencia arcaica, dentro y fuera de Movimiento Regeneración Nacional.
Hasta hoy, incluso, en los 43 municipios y los 22 distritos electorales (locales) en que está dividida la geografía tamaulipeca, la gente ya está cansada de que muchos de los pretendientes quieran engañarla.
Por eso los ciudadanos que de una u otra forma aparecen como actores principales del proceso interpartidista quieren estar enterados de los objetivos y el alcance de cada aspirante para no dar lugar a interpretaciones irresponsables que mermen aún más la dañada credibilidad que existe hacia los políticos.
Es aquí, entonces, cuando cobran mayor importancia los medios de comunicación masiva –como Expreso de Ciudad Victoria–, que hacen más oportuna y ágil la información generada en el proceso de solicitud de las inscripciones que culminaría mañana, alentando la verdadera construcción de la democracia.
Por tanto, así como avanza la pluralidad, la prensa y los aspirantes a candidatos deben contribuir a la formación de una conciencia estatal crítica y responsable. Sin suspicacias.
La recompensa, claro está, será muy alta: dar un ejemplo de unidad y de democracia, donde ya no tienen cabida los demagogos ni oportunistas que buscan publicitar cuanta mentira se les ocurre.
Oposición no pinta
El panorama político-electoral que hasta hoy se observa en toda la geografía tamaulipeca, hace suponer que quienes resulten candidatos de morena no tendrían problema alguno para alzarse con la victoria, pues sus pares opositores simple y llanamente no han iniciado en forma sus procesos de selección interna y eso que ya está encima el inicio de las precampañas.
Al menos así lo aprecio desde mi muy particular punto de vista.
Sin embargo, quienes compiten por las candidaturas de morena obligados están a construir, desde ahora, su estrategia de proselitismo interno, pues del posicionamiento que logren de aquí a la sanción de los registros dependerá, también, su futuro.
Basta echarle un vistazo a las ‘encuestas’ levantadas ex profeso para confirmar que al frente no aparece ningún contendiente que pudiera opacar su triunfo –salvo el abstencionismo–, pero en casa sí pudiera estar incubado el enemigo.
Me explico más a fondo: la estructura guinda, aparte de los grupos de interés locales en cada uno de los municipios y distritos electorales, refiere maravillas de sus aspirantes, a grado tal que los catalogan de ser políticos sencillos, afables, atentos, respetuosos y hasta respetables, cuya popularidad, según se dice, se la han ganado a pulso.
También hablan de su cotidiana relación con la sociedad, su trabajo y humildad, pero los aspirantes dan la impresión de estar secuestrados por quienes tratan de manipular sus tiempos, imponerles actividades, hacerlos copartícipes de fobias ajenas y ser, esos emisarios del pasado, los protagonistas de esta película.
En su acometida, los plagiarios de los aspirantes prácticamente los mantienen encerrados en una burbuja de cristal y no permiten que nadie se les acerque –nadie ajeno a ellos, eso está muy claro–, pues tal vez teman que alguien les hable con la verdad y les diga que no es alejándose del pueblo como obtendrán las candidaturas, pese a que la maquinaria de sus propios feudos de antemano les haya hecho el trabajo.
Mar de aspirantes
Desconozco la cifra de cuántos aspirantes han solicitado su registro para los procesos selectivos de alcaldes, síndicos, regidores y diputados locales, pero supongo que al cierre de la inscripción sumarían más de 2 mil, considerando que ya están en juego 541 cargos de elección y que morena aceptará hasta cuatro registros por cada uno.
De ahí el bombardeo mediático de los inscritos al proceso. Y, sobre todo, el triunfalismo de quienes, repito, ya se sienten ‘amarrados’.
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA
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