La palabra excéntrico parece quedarle corta a JAVIER MILEI, este solitario cincuentón que vive con cinco perros y se dice conservador pero odia al pontífice romano.
Perfil colérico, iracundo, con un bajo nivel de tolerancia a la contradicción, etiquetado como “libertario” pero simpatiza con los dictadores más feroces de la guerra sucia argentina.
Y que además prometió en campaña demoler instituciones como las secretarías de salud y educación, amén de cerrar el Banco Central, desaparecer la moneda y dolarizar por completo la economía.
Están de moda los “chavorrucos” en política. Figuras de personalidad dispareja, propia de edades y décadas anteriores, que además profesan doctrinas de extrema derecha, como el exministro británico BORIS JOHNSON o el norteamericano DONALD TRUMP y el infante regio con tenis naranja fosfo SAMUEL GARCÍA.
De tal heterodoxia emana este señor MILEI, que igual se identifica con los ROLLING STONES que con los genocidas VIDELA, MASSERA, VIOLA y GALTIERI.
Dudosa modernidad de quien se propone desregular la tenencia de armas y pretende otorgar al sector patronal la libertad de correr a sus trabajadores o empleados sin indemnización alguna.
Aunque lo más llamativo son sus gritos. Esa proclividad maniaca a descalificar de golpe, insultar y amenazar a sus interlocutores. Invariablemente opta por la reyerta y, cuando puede, por el aplastamiento de su adversario.
El diario español EL PAÍS tiene un reportaje en audio (podcast) en cuatro partes que recoge testimonios de quienes conocieron a MILEI antes de ser político, en etapas de infancia y juventud. O bien que han sido vecinos del departamento donde vivió con sus perros. Comparto el enlace: https://tinyurl.com/yo3s845p
VOTO DE CASTIGO
En la víspera del proceso electoral, la ambigüedad parecía prevalecer entre el electorado argentino y hasta en los observadores internacionales, entre dos opciones igualmente cuestionables:
(1) La del peronista SERGIO MASSA, exministro de economía que cargaba sobre los hombros la responsabilidad de una inflación del 140% y aún así buscaba el voto.
(2) Y el también economista JAVIER MILEI, quien supo capitalizar el enfado social y convertir la angustia de los bolsillos en grito de guerra, con un espíritu que se dice justiciero pero esgrime como revancha.
El aullido histriónico de MILEI es el del hartazgo. En este sentido su triunfo deberá leerse también como una derrota del peronismo kirchneriano que con diversas caras ha secuestrado las banderas progresistas en provecho de un clan familiar.
En el pasado 2022, la vicepresidenta saliente CRISTINA FERNÁNDEZ fue llevada a juicio con acusaciones graves de corrupción y se le dictó sentencia por seis años de prisión que deberá entrar en vigor cuando entregue el cargo, el próximo diciembre.
La señora FERNÁNDEZ fue primera dama durante el gobierno de su difunto marido NESTOR KIRCHNER (2003-2007), después Presidenta de la República (2007-2015) y luego vicepresidenta (2019-2023).
El triunfo de MILEI desplaza del poder a quienes se autoproclaman herederos del sueño justicialista y del general JUAN DOMINGO PERÓN. Pero no se van del todo.
En las elecciones legislativas del pasado 22 de octubre, el bloque peronista Unión por la Patria conservó el 37% de los asientos en la cámara baja contra el 27% de la coalición denominada Libertad Avanza, que apoyó a JAVIER MILEI.
A estos podrían sumarse los representantes de los partidos que dieron su apoyo al mismo MILEI en la segunda vuelta (el llamado balotaje). Aun así necesitaría un estrategia amplia de negociación con los más diversos grupos parlamentarios, buscando apoyo a sus polémicas reformas.
LIDERAZGOS SIN SUSTENTO
Aquí es donde los sueños aterrizan en el pavimento duro de la política realmente existente. El nuevo presidente no llega al poder con un partido consolidado sino, más bien, por una coalición de fuerzas bastante dispares, entre partidos nacionales y regionales.
Esta aparatosa victoria de la derecha tendría pies de barro dentro del congreso argentino y en buena medida nos recuerda el triunfo de VIOLETA BARRIOS en Nicaragua, cuando derrotó a los sandinistas en 1990, asistida por una alianza de 14 partidos denominada Unión Nacional Opositora (UNO), tan plural como dispersa, a la postre endeble, quebradiza.
Lo cual habría de subrayarse después en las tareas regulares del Congreso. Convertido en opositor, el Frente Sandinista conservó su identidad y en buena medida su unidad orgánica.
En la otra trinchera, las fuerzas de VIOLETA lucían atomizadas y sin una estrategia sólida para defender a un gobierno que permanecería hasta 1997, con resultados mediocres y entre sonados escándalos de corrupción.
Por ello los observadores hoy cruzan vaticinios sobre cuántas y cuáles de las promesas reformistas de MILEI podrían cristalizar realmente ante un congreso mayoritariamente adverso.
Problemática común entre los proyectos políticos que descansan en un líder audaz y su respectivo impacto mediático, pero carecen de estructura sólida y seguidores que (además de votar) militen realmente dentro de una causa definida y bien cimentada.
Para bien o para mal, la problemática de JAVIER MILEI, como la de VIOLETA BARRIOS en los noventas, ayudan a perfilar el paisaje que enfrentaría una eventual (aunque hoy poco probable) victoria de XÓCHITL GÁLVEZ en la elección mexicana del próximo año. Gobernabilidad mermada por insuficiencia en las cámaras.
POR CARLOS LÓPEZ ARRIAGA
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com
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