El primer registro que se tiene del nombre de Argentina a este país data de 1554, cuando el portugués Lopo Homem designó en una pieza cartográfica “terra argentea” ( Argénteo del latín argentum, que significa plata) al territorio que hoy forma este país. Con una superficie de 2;780,400 km2, es el país hispanohablante más extenso del planeta, cuenta con reservas de 27,000 millones de barriles de petróleo no convencional, ocupando el cuarto lugar en el mundo.
Explota minerales tales como oro, plata, cobre, litio, cobre, cinc y plomo. Dispone de un caudal medio de 26.000 m3/s de agua superficial de buena calidad. En su mar hay gran variedad de peces (merluza, corvina, anchoa), crustáceos (langostino y langosta) y moluscos (mejillones y almejas). Es el noveno país con mayor riqueza y biodiversidad natural, la mayoría de la cual se encuentra en sus bosques.
En el recurso humano tiene una tasa de analfabetismo de las personas mayores de 15 años inferior al 1 %, Es el único país latinoamericano que tiene un centro de investigación y enseñanza científica entre los diez mejores del mundo, y el país iberoamericano con mayor cantidad de premios Nobel en ciencias.
A pesar de ello, en la actualidad registra una inflación del 140% y se estima que el próximo año pueda llegar al 200%, el 40% de la población está en la pobreza y un desempleo creciendo debido a las altas tasas inflacionarias. Uno se pregunta, un país con los recursos naturales y sobre todo los recursos humanos tan competentes como con los que cuenta Argentina ¿Qué pasó? Lo que queda por revisar es a los liderazgos políticos:
Después de haber sufrido en 2001 una debacle económica desencadenada por la imposición del «Corralito», donde se restringía la extracción de dinero en efectivo de los bancos, lo que desencadenó una crisis política, social, institucional y económica que incluyó entrar en suspensión de pagos de su deuda externa, potenciada por una revuelta popular generalizada bajo el lema «¡Que se vayan todos!».
En 2003 Nestor Krichner asume la presidencia y renegocia la deuda y el 3 de enero de 2006, la Argentina abonó totalmente su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ello mantuvo el tipo de cambio alto, apoyo fuertemente las exportaciones y como estas superaban a las importaciones, el Banco Central compraba divisas para incrementar las reservas internacionales e impulsar mediante las exportaciones un crecimiento económico con tasas anuales en torno al 9% del PBI.
A partir del 2007 asume la presidencia Cristina Fernández de Krichner (esposa de Nestor Krichner) siguiendo con las políticas de su marido, promoviendo el crecimiento económico y las medidas sociales, combinado con un crecimiento progresivo del estado su marido muere en 2010 y su esposa queda sola quien en su segundo Gobierno debió enfrentarse al estancamiento de la economía, debido a la Gran Recesión global iniciada en 2008, lo que impactó en la capacidad del Gobierno de redistribuir ingresos que estuvo apalancada en un alto déficit de las cuentas públicas que tenía un gasto con fuerte componente de ayuda social y potenciado por las estatizaciones y los subsidios energéticos y la emisión monetaria. Como consecuencia la inflación y la pobreza comenzaron a crecer, y siguen siendo dos de los principales problemas.
En 2016 tomo el poder Mauricio Macri con el compromiso de desactivar la inflación y acabar con la pobreza y con un pueblo cansado de una década de gobiernos kirchneristas, a los que muchos asociaban con excesiva intervención estatal, restricciones cambiarias y corrupción. Sin embargo, entrega el poder con el país en recesión luego de caer el PIB un 2,6% en 2018, en 2019 volvió a caer 2% antes de la toma de posesión de Fernández.
Alberto Fernández deja el poder por una inflación muy alta, déficit fiscal, deuda externa y deuda interna, pobreza superior al 40%, además de una inflación galopante. En el gobierno de Fernández, Cristina Fernández Krichner ha tenido un papel importante y visible, cosa que no le ha gustado todos los ciudadanos argentinos.
El domingo 19 de noviembre Argentina llevó a cabo elecciones generales, y el pueblo argentino eligió a Javier Milei, un ultraderechista como presidente, que logró su triunfo con discursos incendiarios y teorías de conspiración para llevar a cabo fraude electoral como las de Trump, Bolsonaro y hasta nuestro presidente.
No parece una buena decisión, es un efecto péndulo, del socialismo al derechismo, pero nos ofrece mucho que aprender. Los países necesitan instituciones fuertes que resistan la intrusión de liderazgos incapaces y corruptos e incluso coludidos con la delincuencia, que dichas instituciones sean las que aseguren que en la gestión de los políticos se privilegie el bienestar de los ciudadanos en los hechos, no solo en los discursos demagógicos.
POR FRANCISCO DE ASÍS