Para Alma y Marco
La Cultura es “El conjunto de razgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ello engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.”
UNESCO, 1996.
El Maestro Pedro Banda solo recibió y enseñó a pintar a dos alumnas en su estudio de Tláhuac, Ciudad de México, una de ellas fue Isabel Marroquín, cuando la conoció, antes de aceptarla, le pidió que dibujara una calabaza de madera tallada que colocó sobre una tela que dobló previamente. Cuando el Maestro Banda vio el resultado de esa prueba le dijo muy serio “yo la voy a enseñar a pintar”. Desde entonces la vida de Isabel se llenó de pinceles, espátulas, paletas y de los colores y olores de los tubos y botes de pintura, óleos, acrílicos, acuarelas, lápices de colores, carboncillos, aceites, aguarrás, telas, papeles y bastidores y caballetes.
En poco tiempo, primero las paredes de su estudio, después las de toda su casa se llenaron de imágenes hermosas, papayas, naranjas, sandías, aguacates, duraznos, rosas, margaritas, aves del paraíso, gladiolas, mujeres, mujeres con las más diversas expresiones, mujeres que lloran, ríen, mujeres desnudas, vestidas, con hijos, mujeres vivas, mujeres trabajadoras, mujeres calaveras, niños, niñas. Imágenes ligadas al surrealismo, un nido vacío que navega a la vela en un mar de soledad mientras una gaviota joven se aleja, una paloma posada en una silla de niño que espera a quien no va llegar, un aguacate convertido en útero contiene un embrión humano en gestación, un corazón gigante marcado por el vertiginoso ritmo de la vida. Después las exposiciones de todas esas imágenes maravillosas creadas por su talento, en el Teatro de la Reforma en Matamoros, en la Galería 409 de Brownsville, Texas, en la Galería Pedro Banda en Ciudad Victoria, en el Centro Cultural de Tampico, todas las técnicas y todos los formatos, acuarelas, acrílicos, óleos y también dibujos, exposiciones individuales y también colectivas compartiendo el tiempo y el espacio con otros creadores.
Casi simultáneamente se desarrollaba su otra gran pasión la literatura. Primero la lectura voraz de cientos de ediciones, Marguerite Yourcenar, Haruki, Murakami, Octavio Paz, J. M. Coetzee, Gabriel García Márquez, Elena Garro, Simone de Beauvoir, Jorge Ibargüengoitia, Charles Bukowski, Guy de Maupassant, Alejandro Jodorowsky, Miguel de Cervantes Saavedra, Federico García Lorca, Jean Paul Sartre, Jack Kerouac, Alice Munro, Herta Muller, Elfriede Jelinek, Nadine Gordimer, Doris Lessing, después la escritura febril, la propia, artículos, poemas, cuentos, ensayos, muchos que esperan pacientemente su turno en las hojas de sus cuadernos, entre los legajos en las mesas de su estudio, otros ya publicados, primero a través de las redes sociales, después de la formación en el Diplomado en Creación Literaria promovido por el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, y la necesidad de comunicarse con los demás, con las mujeres y su vidas, sus luchas, la maternidad, el entorno de las mujeres, algunos de sus cuentos publicados en la compilación editada por Conaculta y el ITCA en el libro Fragua 9, su libro “Hijos especiales, padres del montón”, la palabra escrita como una forma de dar testimonio de una vida vivida intensamente, la palabra como un forma de tender un puente de comunicación con los otros, la palabra como un vínculo con la humanidad de los semejantes, la palabra de Isabel Marroquín, que mueve y que conmueve, que irrumpe, que denuncia, que acusa, que acosa, que emociona, que hace reflexionar, que hace conciencia, que alegra, que ríe, que se carcajea.
Un deseo enorme y generoso de compartir lo que sabe, clases de pintura para adultos mayores, a niños, talleres de lectura, promoción de las artes, conferencias, entrevistas, un intenso, un inmenso quehacer por la cultura que llena su vida y la de los demás. Asesoría de vida a personas, parejas y familias con quienes comparte sus experiencias personales y su manera de vivir la vida, de ser mujer niña, joven, adulta, mayor, estudiante, trabajadora, hija, hermana, esposa, madre, amiga, artista.
La Universidad México Americana del Norte UMAN de Reynosa premia anualmente a tamaulipecos distinguidos en la investigación, el trabajo académico y la cultura con la Medalla al Mérito Académico “Dr. Jorge Brenes Ayala” que lleva el nombre del fundador de esa institución educativa. En la celebración de la vigésima séptima ceremonia de premiación, la UMAN le otorgó la Medalla al Mérito Académico por su trabajo en la Cultura a Isabel Marroquín pintora y escritora, creadora artística nacida en Ciudad Victoria. Es un merecido reconocimiento a su quehacer incansable para servir a sus semejantes y acercarlos a las expresiones más sensibles del alma humana.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ