El registro de SUSPIRANTES a las presidencias municipales de Tamaulipas se ha convertido en todo un circo, maroma y teatro.
Vemos que todo mundo ve al partido oficial, en el país y en el estado, como la gran oportunidad para llegar o regresar a las alcaldías.
No es posible que los partidos y sus ideales sean pisoteados de esta manera, no importa su visión política, la meta es sólo ganar por ganar, sin importar lo demás.
Los malos de la película resultaron siendo los partidos políticos, mientras sus chapulines se la pasan brincando de un lado a otro, para saciar su hambre y sed de poder, cueste lo que cueste, con el partido que sea.
Nuevamente Morena se convierte en un circo y simulación su proceso para inscribirse para ser tomados en cuenta en la encuesta para las candidaturas a la presidencia municipal.
Este partido de la ‘Cuarta Destrucción’ cae en el exceso al tratar de mostrarse democrático y por eso deja que se registren hasta el doctor Simi, para mandar el mensaje que nadie es relegado.
Y por andar de presumidos con su democracia, se le están colando un chorro de chapulines, que ahora buscan hacer su agosto en el partido de los guindas, y eso deja un muy mal sabor de boca.
El pueblo de Tamaulipas no se merece este tipo de espectáculos baratos, porque finalmente van a quedar los que el jefe diga y mande, para qué nos hacemos patos.
Las encuestas de Morena son puro show, el dictador de palacio nacional, es el último y principal encuestado.
La ciudadanía NO DEBERÍA DE VOTAR por la gente que se cambia de partido, como si cambiara de calcetines, no se debe de permitir que esto se presente, se les debe de exigir a que sean coherentes y congruentes.
Por que si van a querer Gobernar con esas incongruencias, pues ¿A dónde vamos a parar?, como dice el Buki.
Mínimo debería de pasar un año, después de cambiarse, para poder participar, ese es uno de los candados que se deberían de establecer en todos los partidos políticos del estado.
En esto se deberían de poner a trabajar Carlos Solís, Presidente estatal de “adorno” en el PRI, al igual que René “el Cachorrito” (cabecita de manzana) Cantú, él NINI del PRD, David Valenzuela, el niño empedernido del PVEM, Manuel Muñoz, el becario de Alejandro Ceniceros del PT y la Presidenta desconocida, simple e ignorada de Morena, de nombre Yuriria Iturbude Vázquez, le regalaron la dirigente pero le quedaron a deber el mando, pues no le hace caso ni el barrendero del partido.
Aunque no lo reconozcan el partido Morena se ha contaminado con personajes provenientes del PRI y del PAN, resultó ser la misma “puerca”, nomás que revolcada.
EL LIDERAZGO NARANJA DE EGDAR TREVIÑO
Hace casi tres años el partido Movimiento Ciudadano logró tres posiciones en los cabildos del sur y eso fue un gran logro.
Pero lamentablemente, desde las primeras horas que tomó protesta como regidora de Altamira, Brittany Bache Vega, renunció y se puso de rodillas al sistema.
Por lo que perdieron un cuadro, pero se quedaron con dos: En madero, el abogado exitoso, Mauro Reyes y , en Tampico, el ahijado de Dante Delgado, Edgar Treviño.
Nadie puede negar que Mauro es un empresario exitoso, dos segundos después de haber tomado protesta, se perdió y vendió el partido al sistema municipal.
No cuestiona, no pregunta y sólo levantaba su manita y aprueba todo en cabildo, el haberse vuelto mudo, ciego y sordo, eso le ha salido muy caro al MC, pues perdió toda su presencia por culpa de los acuerdos de Mauro.
Y el abogado, hoy en día, es más conocido como Youtuber, que por su trabajo de edil, seguramente por que fue muy pobre e insignificante.
Caso contrario a Edgar Treviño, pues se ha fortalecido, para empezar es de los regidores que casi siempre se encuentra despachando en la sala de regidores, y ese es un buen punto a su favor, pues en Tampico hay mucho regidor gasparín.
En estos dos años ha logrado arraigar la presencia de la marca y se ha convertido en el capitán del barco naranja en la zona sur de Tamaulipas y el nacional han reconocido su trabajo, por eso lo premiaron como secretario de Acuerdos del Comité Directivo Estatal.
Recuerde: ¡No se vale chillar!
POR MARIO ALBERTO PRIETO