A medida que nos acercamos al 2024, los nervios de quienes aspiran a un cargo de elección o quienes ven sus “intereses empresariales” en juego el 2 de junio del siguiente año se intensifican cada día. Sin embargo, más allá de las aspiraciones legítimas o no, de quienes buscan aparecer en la boleta, es importante saber lo que está en juego el próximo año.
Por primera vez en la historia de nuestro país, se realizarán elecciones en las 32 entidades, donde se elegirán, además del próximo presidente o presidenta de la república, 128 senadurías y 500 diputaciones federales. En lo local se elegirán más de 19 mil cargos; entre las 9 gubernaturas, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, congresos locales y ayuntamientos.
En los últimos días hemos visto en Tamaulipas como diferentes personajes “levantan la mano” y se registran hasta para varios puestos de elección popular. Para aquellos que les gustaría contribuir a mejorar las condiciones desde cualquier trinchera, en esta ocasión tienen 541 oportunidades, ya sea dentro de las 22 diputaciones de mayoría relativa, las 14 de representación proporcional, 43 alcaldías, 57 sindicaturas y las 405 regidurías.
Es importante que todos los aspirantes antes de aparecer nuevamente en sus ciudades o distritos, se empapen de los retos a los que se van a enfrentar, para que lleguen con respuestas concretas y soluciones a las diferentes problemáticas que cada día exigen más los ciudadanos.
Hoy más que nunca, los que deciden quienes serán los elegidos para aparecer en la boleta, deberán considerar los liderazgos locales, para evitar poner en riesgo los compromisos políticos y empresariales con los de “arriba” y así ganar las elecciones federales y el congreso local, de lo contrario será una pesadilla los siguientes años. Los ciudadanos deben exigir candidatos no solo para ganar elecciones, sino líderes genuinos y honestos. Como decía Abraham Lincoln, “Puedes engañar a algunas personas todo el tiempo y a todas las personas algunas veces, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo”.
Aunque las circunstancias a veces pueden influir en los resultados, a largo plazo, la honestidad y la integridad son esenciales. Finalmente, la definición de quiénes asumirán las riendas del país no la toman las ideologías, los colores, partidos, candidatos o institutos electorales.
Es una decisión de las personas que los representan y de quienes votan, y en ese juego lo que verdaderamente importa es cómo piensan, qué valores tienen, sus ambiciones y qué futuro quieren para ellos y los demás. Así que a la hora de abrir o cerrar la puerta, no pensemos en el vehículo, sino en quien lo va a manejar.
Por Eric Valdez Gómez
Consultor en Comunicación Política (Compol) Experiencia en Campañas Políticas en México y Extranjero
Enfoque en Comunicación, Medios y Marketing Digital
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