ESPAÑA.- Concha Velasco ha fallecido este sábado 2 de diciembre a los 84 años en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), según han confirmado sus hijos, Manuel y Paco Martínez. “Lamentamos informar de que nuestra madre, Concha Velasco, ha fallecido hoy sábado 2 a las 02:00 en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, habiendo recibido los Santos Sacramentos, a consecuencia de una complicación en su enfermedad”, ha explicado la familia en un comunicado.
La capilla ardiente para honrar la memoria de Concha Velasco y despedir a la chica ‘yeyé’ se establecerá en el teatro de La Latina. Está previsto que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, acuda a primera hora de esta tarde para despedir a la artista. El funeral será oficiado este domingo en la Catedral de Valladolid a las 12 horas, según informan fuentes municipales. Posteriormente, la actriz será enterrada en el Panteón de Personajes Ilustres en el Cementerio de El Carmen de su ciudad natal.
Tras pasar los últimos meses muy delicada de salud, Concha Velasco no ha podido superar los diferentes problemas que arrastraba. Como confirmaban sus propios hijos, la actriz sufría artrosis e importantes dificultades de movilidad que la habían convertido en una persona dependiente, aunque conservaba plenamente su capacidad cognitiva.
Por esta razón, a finales del verano pasado, sus hijos la convencían para retirarse de los escenarios de forma definitiva y dedicarse a cuidarse y descansar. Al principio, convivía con ellos, pero sus dificultades para moverse hacían que entre todos tomasen la decisión de que lo mejor era su ingreso en una residencia donde contase con atención médica durante las veinticuatro horas del día.
En este alojamiento de Madrid para personas dependientes vivió sus últimos días feliz y muy arropada por su familia y amigos. Amante de su profesión hasta la médula, disfrutaba de su afición por el cine y recibía las visitas de sus más cercanos y compañeros del mundo de la interpretación y los escenarios.
Artista polifacética
Y es que Concha Velasco, o Conchita en sus inicios, era una profesional muy querida. Ganadora de un Goya de honor de la Academia del Cine, protagonizó alrededor de un centenar de películas desde que comenzase en el cine con solo 15 primaveras en La reina mora, de 1954. Desde entonces los papeles no pararon de llamar a su puerta y cuatro años después llegó su primer rol de protagonista, en Las chicas de la Cruz Roja (1958), con Tony Leblanc, con quien después rodaría otras cinco películas más.
Curiosamente, y aunque ella renegaba de este talento, una de sus primeras películas de juventud, Historias de la televisión (1965), le granjeó también su fama como cantante. Por exigencias del guion, Conchita interpreta en una escena de la película una canción compuesta por Augusto Algueró y Antonio Guijarro titulada “La chica yé-yé”. Un apodo que sería después usado para referirse a ella, quien popularizó este tema que le dio fama como cantante, lo que la llevó a grabar hasta ocho discos, con otros éxitos como “¡Mamá, quiero ser artista!”.
La icónica chica yeyé de la España de la dictadura rodó con todas las estrellas cine español del momento, como Alfredo Landa, José Luis López Vázquez, Antonio Ozores… Pero, además de triunfar en el cine y en la música, también hizo carrera en el teatro y en la televisión. En este último medio presentó programas recordados por todos, como Sorpresa, sorpresa o Cine de barrio. Y también apareció en series de éxito como Yo, una mujer, Gran hotel o Compañeros. Su carrera fue tan dilatada que, de empezar en blanco y negro, la pudimos ver incluso en Netflix, en Las chicas del cable.
Pero quizá el teatro era una de sus facetas preferidas. De 1986 es su gran montaje musical: Mamá, quiero ser artista. Y en 1999, Antonio Gala escribe para ella Las manzanas del viernes, cuyo éxito fue tan grande que pudo versionar el famoso musical de Broadway Hello, Dolly! (2001), con el que recorrió España con éxito en el papel hecho por Barbra Streisand.
En su época del teatro, en sus comienzos, conoció a Paco Marsó, con quien se casó y tuvo a su hijo Paco, el segundo para ella, que había sido ya madre de Manuel. De su primer hijo es la obra teatral con la que puso punto final a su carrera: La habitación de María.
Apuros en lo personal
En lo personal tuvo momentos muy duros. En 2014 superó un cáncer. Y, pese a su gran carrera, se arruinó en varias ocasiones. El origen de esto fue su matrimonio con Paco Marsó, quien era muy aficionado al juego. Y este no fue el único disgusto que le dio, ya que él mismo llegó a reconocer que no siempre le había sido fiel, lo que la llevó a ella a una profunda tristeza.
También en lo económico tuvo muchos problemas con Hacienda. Deudas y más deudas que le hicieron vender su casa en más de una ocasión para poder hacer frente a esas cuentas pendientes con el fisco. “Si fuera rica no trabajaría tanto, pero necesito dinero, vuelvo a tener deudas y a cambiarme de casa por enésima vez”, dijo una vez en una entrevista con El País. Tal es así que no fue capaz de estar en paz con la Administración hasta cumplir los 79 años. Tras esto, se dedicó dos años más a su profesión y, finalmente, sus hijos y sus problemas de salud la obligaron a retirarse para descansar.
CON INFORMACIÓN DE AS