CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- En el año 2010, Tamaulipas y cada una de sus zonas, vivían los peores momentos en inseguridad. Las balaceras, persecuciones, secuestros y todo lo relacionado, estaba a la orden del día, era prácticamente una guerra de día y noche, una guerra que dejó muchas víctimas y en muchos de esos casos, eran inocentes.
Inocentes que estuvieron casi siempre en el fuego cruzado, en el día, la hora y lugar equivocado, inocentes que muchos de ellos partieron a una mejor vida, pero otros tantos se aferraron a ella y se convirtieron en un verdadero milagro de Dios, en unos casos drásticos prácticamente tuvieron una segunda oportunidad de quedarse con nosotros y cumplir su propósito de vida.
Rebeca Del Castillo, una chica que actualmente tiene 17 años, hoy disfruta la vida como casi nadie, su más grande pasión es el fútbol, ríe, goza, también a veces llora, pero siempre con el optimismo y sencillez que le caracterizan.
Ella es originaria de Tampico, y sí, ella fue parte de esos inocentes que desafortunadamente tuvieron que vivir un episodio de terror en sus vidas por la inseguridad que se generaba con mucha intensidad en aquellos años.
Para ella, el 27 de agosto del 2010 jamás lo olvidará, ese día sucedió el episodio más triste y de terror en su vida; apenas tenía 4 años, era una niña feliz, que cursaba en el kínder y que lo único que pensaba de la vida, era disfrutar, jugar, gritar y todo lo que debe de hacer una pequeña.
Rebeca fue víctima de un fuego cruzado, escuchó desde el primer disparo, los gritos, vio a los ‘rebeldes’, a los soldados, también vio pasar su vida en su mente; una granada fue accionada a escasos metros donde ella corría en busca de un refugio, las esquirlas le llegaron a su pierna derecha, la explosión fue brutal y la dejó al borde la muerte.
“Era mi primer día de kínder, mi tía y mis dos primos fueron por mi, después de que ellos fueron, nosotros fuimos a otro lugar, cruzamos una calle llamada la 10, estábamos esperando un taxi afuera de una Nissan, cuando estábamos afuera, yo volteo a uno de los lados y lo primero que vi fue uno de esos camiones militares tipo tanque y me asusté, escuché los disparos, me paré y empecé a correr, empezaron a disparar, quedamos en el fuego cruzado”, contó.
Rebeca junto a sus primos y su tía, buscaban algún lugar seguro, pero el destino los puso en la zona más peligrosa en ese momento, la granada estalló y en ese momento cambió la vida de ‘Becka’.
“A mi me tocó que aventaron una granada que contenía esquirlas, entonces me dieron las esquirlas en la pierna derecha, yo me desmayé en ese mismo instante, después reaccioné, me levanté y yo sentía la pierna caliente, la miré y estaba destruida prácticamente, cuando la intento levantar se me sale ‘todo’, sangre, huesos rotos, ligamentos, lo único que colgaba era piel y me volví a desmayar”, detalló.
Después de varios minutos de enfrentamientos, quedaron las secuelas de la batalla, varias personas heridas, entre ellas, Rebeca y uno de sus primos; pero ellos encontraron una señal de Dios, pues en ese mismo lugar, una señora que se percató de que estaba herida, decidió ayudarla y llevarla junto a sus primos y tía, a un hospital.
“Ya terminó el fuego cruzado, una señora que no sé cómo se llama nos ayudó, pero fue como un milagro porque nos llevó al hospital, a mi primo le habían dado en el chamorro y la nalga, a mi otro primo no le dieron y mi tía tampoco tuvo heridas, gracias a Dios, pero si nos tenían que llevar al hospital”, expresó.
Eran momentos de angustia, de mucha preocupación, lo único que pedían era que salvaran a ‘Becka’, que llegó al hospital consiente, pero muy herida, a pesar de ello, aún recuerda instante que vivió previo a ‘perder la memoria’,
“Estuve en el Hospital Regional de Pemex, mis papás no sabían nada, ni nadie de mi demas familia, lo único que me acuerdo es que yo estaba en la camilla y los doctores empezaron a tomar los signos, a recortarme la ropa que estaba manchada, y ya ahí veo a mi primo que también lo atendieron, y ya no me acuerdo”.
MILAGRO DE DIOS
Mientras tanto, la tía empezó a comunicar a sus familiares de lo que había pasado, los padres, obviamente fueron los primeros en enterarse y en llegar tan pronto pudieron, “lo que me cuentan mis papás es que ellos no lo podían creer, cuando les dijeron fueron a verme, pero mi mamá no le caía el veinte de que era yo la que estaba ahí, yo solo había ido al kínder, un día normal”.
Aquí empezó otro milagro de Dios, pues el primero fue el que Rebeca no recibió una herida más grave, después todo estaba en manos de él y los doctores, y empezó el dilema, pues la herida era tan desastrosa, que daban por perdida la pierna, era eso, o la muerte.
“Me iban a meter a cirugía pero se dieron cuenta que los huesos y ligamentos no podrían recuperarse, le pensaron, decían que había dos opciones, o me amputaban la pierna o iba a perder la vida porque ya había perdido mucha sangre, tenían que hacerlo lo más rápido posible”, pronunció.
Con la fe cristiana que les caracteriza a parte de su familia, los Del Castillo, no lo dudaron y pidieron a los doctores hacer todo para rescatarla y que saliera entera, como si nada hubiera pasado.
“Mi papá les dijo que hicieran todo lo que tuviera que hacer, él me cuenta que esa vez él se hincó cuando se fue el doctor, y le pidió a Dios por mi y le dijo ‘si tú me la diste completa, regrésamela así’, pasaron las horas y le dijo a mi papá, yo no sé a qué santo o a quien le rece, pero pudimos rescatarle la pierna a su hija, tendrá secuelas pero todo bien”, expresó.
NO IBA A CAMINAR…
A pesar de que le rescataron la pierna, los doctores pronosticaban que Rebeca no iba a tener una ‘pierna normal’, checaron el panorama y eran varias opciones, entre ellas, el no poder caminar y otra sería el de caminar de forma errónea.
“Le va a crecer curveada hacia afuera, la otra iba a ser que crecería pero sin poderla mover, o tenerla así sin crecimiento”, y sí, ellos padres de Rebecca se unieron en oración, junto a sus familiares y nuevamente apareció otro milagro, pues con el pasar de los años, ‘Becka’ aparentaba que no había pasado nada y caminaba como tal.
“Muy feliz la verdad, no tengo nada que decir, estoy agradecida con Dios porque me dio una nueva oportunidad de estar aquí a cumplir mis sueños. Nosotros somos cristianos desde antes de todo eso, entonces siempre tuvimos y tuvieron fe”, pronunció.
SU PASO AL DEPORTE
Tras su milagro de sobrevivir y además recuperarse, Rebecca empezó a vivir una vida normal, contra todo pronóstico, ella caminaba, brincaba y todo lo que sus compañeros de escuela hacían.
Sí, previo a eso hubo varias luchas, la confianza en el caminar de nuevo tardó algunas semanas o tal vez meses, pero al final, todo volvió a la normalidad.
También mentalmente no fue fácil, vivir una situación así, no la supera cualquiera, pero a ella le motivó una cosa, la segunda oportunidad que tuvo de estar viva, “yo lo veía así, sí tenía miedo a veces, que volviera a pasar, pero mis ganas de salir adelante fueron mejores”.
Fue así como empezó a vivir plenamente, su mamá le buscó algunos deportes, “mi mamá me quiso meter a un deporte y me metió a ballet, tenía que seguir ejercitando la pierna, estuve en gimnasia también, pero no duré mucho”.
Así como el destino y Dios tenían preparado para ella una final feliz después de ese capitulo, también tenían preparado su incursión al deporte que se volvió en su más grande pasión.
“Duré un tiempo sin hacer deporte como tal, hasta la primaria, en cuarto año me metí a fútbol, y desde ahí me llamó la atención, fue un amor a primera vista y desde entonces no he dejado de jugarlo”, subrayó.
DESTACADA EN EL FÚTBOL; CAMPEONA NACIONAL
Rebeca ha pasado por diferentes equipos de Tampico, actualmente está en el Real Tampico, equipo en el que ha durado varios años, ha participado en diferentes torneos estatales con su secundaria y CBTIS, además de que puede presumir ser campeona nacional.
“Gracias a Dios se me ha dado lo del fútbol, sé que no soy la mejor pero me esfuerzo, hace poco me tocó estar en un Nacional, me invitó un equipo llamado Jimper, y fui campeona con ellas en la categoría Sub-17, me tocó dar asistencias y goles en ese Nacional, la verdad fue una experiencia muy bonita”, comentó.
Sin dudarlo, Rebeca confesó que al momento de conseguir la gloria nacional, sí pensó en todo lo que ha pasado, “es imposible no pensarlo, sí se me vino a la mente todo, todo lo que pasé ese 27 de agosto, todo lo que he entrenador con mis equipos, a los cuales agradezco por la oportunidad, ha sido un día inolvidable para mi, y más que pudieron estar mis papás”, señaló.
Con su corta edad, Rebeca sueña en grande, pues no duda en decir que quiere ser jugadora profesional, emular a otras futbolistas de Tampico-Madero como Rebeca Bernal o Cristina Ferral, quienes han destacado en el máximo circuito mexicano.
“Quiero llegar a la Liga Mx, a mi me gustaría jugar en Chivas, le voy a ese equipo desde chica y espero lograrlo, sino en cualquier día que me dé la oportunidad, quiero cumplir ese sueño”.
Por último, Rebeca mandó un agradecimiento a sus padres, a esas dos personas que son su vida, a quienes la respaldan y apoyan tanto en buenos como en malos momentos.
“A mis papás les doy muchas gracias, por siempre apoyarme en lo que quiero, estar conmigo en las buenas y malas, siempre han estado conmigo, mi familia siempre me apoya y eso agradezco, a mis amigos, a todos los que me apoyan”, finalizó.
Rebeca del Castillo es sin duda sinónimo de fortaleza, de trabajo y sobre todo mucha Fe, una Fe que en los momentos más difíciles, en los momentos más duros, en los momentos que estuvo su vida en peligro, nunca se disipó, al contrario, creció y movió montañas.
Una Fe que le dio a los doctores esa capacidad de hacerle el milagro de recuperar su pierna.
Quien lo diría, esa niña que estuvo a nada de morir, que tuvo un episodio de terror, que le daban por perdida su pierna, esa niña hoy no iba a parar de correr, de pegarle a la pelota, de recibir golpes, otra veces darlos (futboleros), celebrar goles y llegar a ser Campeona Nacional, ella es Rebeca del Castillo, un ejemplo de vida.
“DIOS NOS MANDÓ A REBECA Y ÉL NOS LA DEJÓ”
María Luisa Fuentes, madre de Rebeca y Saúl del Castillo, quien es su papá, contaron su experiencia de Fe que tuvieron en ese momento, en el trágico 27 de agosto del 2010, un día que marcó un antes y un después en la familia y en el que aunado a lo trágico de la situación, al final les hizo crecer más su fe en Dios.
“Ella fue una niña muy deseada, mi esposo y yo la pedimos mucho a Dios un hijo y nos mandó a Rebeca, en esa ocasión fue muy difícil lo que se vivió, ella tenia casi cuatro años, estaba en el kínder”, empezó a contar su madre.
“Ella estuvo en el lugar equivocado, estaban pasando los civiles armados disparándose con militares, pasó lo qué pasó. Yo recibí llamadas pero por temas de seguridad no contestábamos, hasta que fue mucha la insistencia y contestamos, era la tía de Rebeca, me dijo que habían sido rafagueados, fue lo que entendí”, detalló.
Confesó que a pesar de todas las explicaciones que recibía previo a su llegada al doctor, durante su llegada al Hospital, no se explicaba y no creía todo lo que estaba pasando.
“Tomamos el primer taxi que encontramos y fuimos al hospital regional, yo ya le había llamado a mi suegra y esposo, mucha gente estaba herida, en shock, convulsionando, no me caía el 20, yo solo le pedía a Dios que me dejara verla viva. No dimensionaba la magnitud del accidente, yo solo quería ver a mi hija viva, a lo lejos se escuchaba el llanto, mi esposo ya estaba con el doctor, yo le decía a mi esposo ‘no entiendo lo que me dicen’, mi esposo me tranquilizó.
Rebeca aún consciente consiguió hablar con sus padres quien no sabía lo que pasaba, “Ella decía ‘¿mami por qué me pasa esto?’, bendito Dios que de una manera inigualable, Dios hizo el milagro, no nos explicamos como hizo este milagro, cada que veo esa cicatriz en su pierna y me recuerda el poder y amor de Dios”.
Su padre, Saúl del Castillo vivió una experiencia inigualable, pues ante todo el caos, siempre tuvo fe, y puntualizó detalles de su platica con Dios y él como sucedió el milagro.
“Rebeca fue muy fuerte, se recuperó rápido, ella iba a perder la pierna, los doctores nos decían que no había nada que uniera su pierna, solo piel, yo le dije ‘no, haga hasta lo imposible’, yo en medio del hospital, gente corriendo, hinqué e hice una oración a Dios, no me importó todo lo que vivía en ese lugar”, comentó.
La explicación del Doctor que operó a Rebeca es que no ‘no hay explicación’, sorprendido dio la información al padre de ‘Becka’ y con algo de incredulidad, le explicó a Saúl.
“Regresó el doctor se quitó sus guantes y gorro, me dice el doctor, ‘yo no sé qué pasó, a qué santo o a quien le rece, pero la niña que yo examiné abajo y la que operé… o una de dos, me la cambiaron, o algo pasó, allá abajo no había tejidos, no había huesos que estuvieran unidos, cuando la estaba preparando para la operación es todo lo contrario, yo le digo ‘el poder de Dios es asombroso, la honra y gloria sea para el señor que él hizo el milagro’, desde ese momento nuestra hijo es un milagro de Dios”.
Así fue la experiencia de la familia de Rebeca, una experiencia que jamás olvidarán y aunque fue algo difícil también marcó un antes y después en cuestión de Fe, un día de contraste, un día en el que lloraron y tuvieron miedo, pero también en el que su Fe en Dios creció y desde entonces le dan toda la honra a Él.
POR DANIEL VÁZQUEZ
EXPRESO-LA RAZÓN