6 diciembre, 2025

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Eterno enero

El inicio de año siempre suele ser difícil, en especial para los emprendedores o quienes poseen un trabajo formal

CD. VICTORIA, TAM.- La alarma suena a las 5:30 de la mañana y José Luis estira la mano para encontrar su celular entre las cobijas, y de ahí generalmente ya no recuerda mucho sino hasta estar bajo el chorro de agua helada de la regadera.

Cuando sale del cuarto de baño el aroma a café ya ha invadido la pequeña casita ubicada en un fraccionamiento al oriente de la ciudad.

Loyda, su esposa, también ya se ha puesto en pie silenciosamente para evitar despertar a su pequeño Iker, de solo 2 años y a Magaly, de 8.

Veinte minutos después el joven matrimonio se despide, pues él, ‘Pepón’ como lo conocen entre la familia, inicia su labor como conductor de Uber en un auto que renta por $2 mil quinientos pesos por semana, los que generalmente ya ha ganado en los primeros tres días, pero que últimamente ha batallado para juntar.

Esto debido a que los viajes han estado escasos, y los que caen son casi siempre muy cortos. “Es por la cuesta de enero, así se pone cada año, desde que estaba en la otra chamba lo no taba, el inicio de año siempre está bien cabrón” cuenta Pepón al Caminante, a quien conoce desde hace más de 10 años y que fue despedido hace mas de tres, de la empresa de paquetería en que trabajaba.

La falta de empleo lo trajo rebotando entre chambitas ocasionales por varios meses, hasta que por consejo de su cuñado se metió a trabajar en la plataforma.

“Antes andaba en DiDi porque era más barato y había mucho jale, pero ahora DiDi nos quita más por cada viaje, en cambio Uber me cobra una cuota fija y ya de ahí lo que gane es para mi” comenta el hombre

. Además de la plataforma, Pepón se dedica a arreglar celulares, bocinas y tablets en sus ratos libres (que son pocos) entre sus amistades y vecinos. Loyda por su parte, aparte de las labores del hogar (que ya es mucho que decir) se gana un dinerito extra vendiendo ropa y accesorios ‘de Shein’ en el ‘mercadito’ de Facebook, como lo llama ella.

De alguna manera ya logró dominar esa aplicación, consiguiendo descuentos y cupones. “El chiste es entrar todos los días en la app, lo que le llaman hacer ‘check in’ y en cuanto te llega un pedido hacer reseñas de lo que te llegó por que asi te ganas puntos, ah, y estar al pendiente de las ‘ventas flash’ porque ponen cosas en oferta muy baratas y ahí le sacas más ganancia” explica Loyda mientras le pone un suéter a Iker.

“En las tardes, aunque no siempre, me pongo en ‘el tianguis de la Paz’ ahí en ‘la bajada’, lo bueno que me queda más o menos cerca de la casa, así no descuido una cosa ni la otra” dice.-

¿Y sí se vende la ropa de Shein? – pregunta el Caminante.- Pues según mis cálculos, ahorita todo Victoria usa ropa de Shein, y te lo digo porque cuando voy caminando por la calle de volada me doy cuenta porque les veo a todos puestas las mismas blusas y playeras y pantalones que veo todos los días en la app. – responde Loyda.- Na’mas que ahorita si esta medio tranqui lo todo – dice ella – antes hasta me estresaba porque se atrasaba un pedido y ya no tenía más surtido para vender, pero exactamente desde el primero de enero las ventas bajaron mucho, en los comentarios y en el inbox solo se la pasan preguntando: que dónde entrego, que si es lo menos, que si tengo esta talla, que le van a preguntar al marido, total que tengo hasta diez con versaciones en suspenso, pero nada de ventas.-

¿Puros preguntones?- ¡Puros preguntones, y en el tianguis pues si va gente, pero no compran. Pepón y Loyda no se desaniman por el bache que casi para todos representa ‘la cuesta de enero’ aunque el recibo de la luz ya halla llegado, la despensa se vaya agotando poco a poco, y no tarde en acabarse el gas.

Historias como éstas escucha el Caminante casi todos los días. A todos afecta en mayor o menor medida el despegue del año. Para algunos incluso puede ser definitivo y les impida seguir con cierta actividad comercial y de plano tengan que cerrar la cortina de su tienda o ne gocio.

Es por eso que el consejo o recomendación es siempre el mismo: consumir local, evitar comprar en franquicias que se llevan el dinero a otro estado, para que ese efectivo se quede y siga circulando en la ciudad.

Habrá que apretarse el cinturón porque como se ve la cosa, la cuesta se extenderá hasta la primera quincena de febrero. Esperemos que tanto Pepón y Loyda como otros muchos miles de victorenses que batallan en su día a día, hallen la forma de salir adelante. Demasiada pata de perro por esta semana.

POR JORGE ZAMORA

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