CD. VICTORIA, TAM.- Arturo Núñez Dávila, mejor conocido como Frijolín de Frijolandia, reveló cómo fueron los difíciles problemas de salud que enfrentó y que lo pusieron al borde de la muerte; también, con su inigualable carisma, recordó diferentes etapas de su vida y grandes historias que ha recogido en sus 52 años como payaso.
Aunque su rostro está caracterizado, Arturo refleja angustia y tristeza al recordar todo el calvario que pasó desde aquel seis de mayo cuando comenzó a sentir un fuerte dolor en el abdomen, las molestias no le permitieron ni siquiera probar la torta que le trajo su esposa para que comiera; al día siguiente el dolor ya era insoportable.
“El Doctor ordenó que me hiciera un eco, yo ya no podía manejar, me llevó mi hija, me lo tomaron y el radiólogo me indicó que lo que realmente lo que yo necesitaba era un tac. Yo ya iba inconsciente del dolor, me dijo el médico que me iban a operar y que después vendrían más operaciones, yo por instinto les decía que lo hicieran”.
Conforme recordaba, se le iba quebrando la voz y aparecieron las lágrimas al decir que “Me llevaron a la sala de operaciones, en ese momento yo dije: ‘Señor me pongo en tus manos’, me anestesiaron y ya no supe de mí…, perdón, es inevitable llorar…”. “…Cuando abro los ojos, me dicen que ya me habían operado, pero veo mi estómago y parezco puerco de rastro, todo tasajeado y con una bolsita, la enfermera me dijo que era una estoma; fue muy duro, me doblé y se me viene la moral a los calcetines.
Entró mi hija, lloramos juntos, a los cuatro días internado mi esposa me revela que el doctor ya le había pedido que le llamara a la familia, pues la operación estaba muy complicada, el intestino se perforó, ya era peritonitis”.
Afortunadamente la operación fue un éxito y se tuvo que quedar otros nueve días internado. Fue dado de alta, pero al cuarto día comenzó a sufrir mucha temperatura, así que su familia lo llevó de nuevo al Hospital.
“Me volvieron a abrir, me limpiaron. Seis meses después, el Doctor Salinas me indicó que ya era momento de la reconexión, antes de la operación me indicaron que en la operación se me bajó mucho el ritmo cardiaco, por lo que me mandaron con el cardiólogo. Me hicieron estudios, hasta me pusieron un aparato durante 24 horas, yo no dormí; en los resultados salí perfecto, me prohibieron muchas cosas, como correr, gritar, agacharme, tengo un nuevo estilo de vida”.
“Afortunadamente el Doctor Salinas me indicó que ya no había necesidad de una nueva operación, yo me siento feliz, sentí que volví a nacer, esta grave enfermedad me dejó muchas cosas, dentro de las cosas malas siempre quedan cosas buenas, como valorar la vida, la mía y la de los demás, por que hasta que nos pasa algo es cuando reaccionamos, los vicios nos cobran factura, el cigarro fue una de las causas que me provocó esto, yo les digo a mis hijos que se cuiden, los vicios cobran factura”.
DE VENDER PERIÓDICOS A SER PAYASO
Arturo es hijo de Doña Josefina Dávila y vivió los primeros años de su vida en el 1 y 2 Hidalgo de Victoria, en unos solares donde las casas eran de adobe o de palma, el sitio era conocido como “el solar de pozos”.
“Mi papá era mago, a los tres días que nací desapareció, eso es cierto. Por esa razón a los siete años yo tuve que empezar a trabajar, repartía periódicos, El Diario por la mañana y El Heraldo por la tarde, el periódico costaba 20 centavos, nosotros nos ganábamos cinco centavos de cada periódico”.
El oficio de repartir periódicos lo mantuvo, y a la par acudía a la escuela “Juan B. Tijerina”.
Explica que “A los 15 años yo seguía vendiendo periódicos y ya me daba vergüenza, con las niñas”, afortunadamente, Arturo en ese momento ya tenía otro oficio, el de ser payaso, que aprendió desde los diez años, cuando su tío, el payaso “Tontolín”, lo invitó a que le cargara su maleta y que al final sería algo para toda la vida.
“Me empezó a enseñar cómo hacer un sketch, fui su patiño, mi primera experiencia fue en el colegio Antonio Repiso. Me fui con él a Monterrey y allá empecé a trabajar, íbamos a escuelas a dar funciones. Yo no soy el Rey de los payasos de Victoria, el rey es Tontolín, lo coronamos y decretamos que no iba a haber otro rey”.
ESCUISABADOS MARCÓ ÉPOCA
Sin duda alguna, uno de los momentos que marcaron su carrera, fue cuando participó en el programa de televisión Escuisabados.
“En 1989 Victoria ya había unos doce payasos, nos hacen un casting, vino gente de Tampico, después de todas las pruebas, que van diciendo que se quedaban en la conducción del programa Raymundín y Frijolín, me dio un gusto tremendo, empezamos a hacer programas y promocionales”.
“Fuimos a grabar al Parque de Tamatán, y ahí un niño me vio pasar, me dijo Yupi y movió su manita, yo dije, pues entonces Yupi es un saludo, es como decir hola, se me quedó lo empecé a usar en el programa y se hizo famoso.
Una vez la banda Blanca saca la Sopa de Caracol, Raymundín me dijo que me traía un casete donde decían yupi, la escuché, me puse a investigar y resulta que Yupi es “Compartir”” “Siempre había muchas familias, eran muy fieles, a pesar de que hubiera mucho frio o calor, siempre estaban ahí.
En total calculo que el programa duró duró ocho años, en “Escuisabados” tuve el gusto de entrevistar a Tatiana, Gloria Trervi, Capulina, Menudo y muchos políticos, pero sobre todo me llena que conocí a muchos amigos”.
Está por cumplir 67 años de edad y 52 como payaso. El viaje ha sido largo, ha pasado de todo, muchas risas, pero también llanto, dificultades, enfermedades y pérdidas dolorosas. Hoy en día en retrospectiva, Arturo Núñez Dávila, Frijolín, asegura con voz firme que “Si volviera a nacer, payaso volvería a ser”.
POR DANIEL RÍOS