En una dramática escena en las calles de Torreón, paramédicos del Sistema de Atención Médica de Urgencias (SAMU) respondieron con diligencia y eficacia al nacimiento de una bebé en el interior de un taxi.
La madre, Karen Azucena, experimentaba fuertes contracciones cuando se encontraba en ruta hacia el hospital, y en medio del trayecto, su fuente se rompió, anunciando la llegada de su hija.
El taxi, rumbo al hospital, se convirtió en un improvisado escenario de parto cuando la bebé decidió llegar al mundo antes de alcanzar el destino deseado. Con el reloj biológico marcando cada segundo, el taxista y los familiares de Karen Azucena se encontraron con una situación de emergencia en pleno tráfico.
Taxista pide ayuda a ambulancia que atendía flamazo
La ambulancia del SAMU, que había acudido a la colonia Lázaro Cárdenas para atender otro llamado de auxilio, resultó ser una providencial coincidencia para la familia en apuros. Al divisar las luces destellantes de los vehículos de rescate a escasas cuadras de su ubicación, tomaron la decisión de detenerse y solicitar asistencia inmediata para el nacimiento.
Los paramédicos, entrenados para actuar con rapidez y precisión en situaciones de emergencia, se desplegaron con eficacia para asistir en el parto.
Con la colaboración valiosa de los vecinos, quienes proporcionaron cobijas y toallas para el momento crucial, los paramédicos lograron traer al mundo a una niña sana y salva.
La tensión y el nerviosismo en el aire eran palpables mientras los familiares observaban con ansiedad el desarrollo de los acontecimientos.
Guadalupe García, tía de la joven madre, relató con alivio cómo el viaje hacia el hospital se convirtió en una carrera contra el tiempo cuando el parto comenzó abruptamente a apenas dos cuadras de distancia. La rápida respuesta de los paramédicos resultó ser una verdadera bendición en medio de la emergencia.
¿Qué pasó con el taxista
A pesar del feliz desenlace, la situación no estuvo exenta de complicaciones adicionales. El asiento trasero del taxi quedó impregnado de sangre y gasas, lo que generó la comprensible molestia del taxista.
Más allá del pago por el servicio de transporte, el conductor exigía la limpieza inmediata del vehículo, consciente de que dicha tarea implicaría la pérdida de un día completo de trabajo.
Finalmente, madre e hija fueron trasladadas al Hospital General de Torreón para recibir la atención médica especializada que necesitaban.
La pequeña protagonista de esta historia llegó al mundo en circunstancias extraordinarias, pero gracias al heroísmo y la prontitud de los paramédicos del SAMU, su entrada en este mundo estuvo llena de cuidado y profesionalismo.
CON INFORMACIÓN DE TELEDIARIO