Hace días le comenté, en este mismo espacio, que en lo personal muy en claro tengo que ninguna competencia electoral es igual a otra, por lo que resultaría ocioso fincar estimaciones en el pasado, aun cuando el partido en el poder haya ganado popularidad y también perdido credibilidad en su ejercicio constitucional.
Sobre todo, porque en todo proceso aparecen factores de decisión directa –como el voto, pese a los enjuagues de quienes, de antemano, por intereses comunes, hayan acordado triunfos y derrotas–, lo mismo que indirectas (en complicidad con la autoridad electoral), para alterar, obscenamente, el escrutinio real.
La sociedad civil ya no deja engatusarse por las dirigencias de los partidos –hasta el grado de considerarlos inútiles para representarla–, y de eso existe constancia, por lo que la lucha para conservar el poder Ejecutivo federal y lograr la mayoría absoluta del Congreso de la Unión, debiera envolver sólo a los políticos de tiempo completo y/o líderes sociales con renombre nacional y con fuerte posicionamiento estatal.
De otra forma se correría el riesgo de que, ante la abstención, los, las e indefinidos personajes (menos impopulares) arribaran al poder, y hasta eso avalados por minorías ciudadanas como ha ocurrido en años recientes.
Así lo reflejan, prueban y lo comprueban los escrutinios que obran en poder de los archivos ‘muertos’, por lo que resulta irrebatible e inútil impugnar el hecho.
Más cuando de comparar cifras se trata, ya que pocos casos la votación registró una participación ciudadana arriba del 50 % y de ése porcentaje los ganadores de la contienda (en turno) alcanzaron la mayoría, estimándose en promedio cerca del 25 por ciento del padrón que significa precisamente más/menos una cuarta parte su aceptación, ante la omisión del grueso del conglomerado.
Por eso insisto: inútil resultaría todo proyecto sin antes convencer a la base militante mediante el trabajo territorial, político-administrativo y mediático, que avale la trayectoria de cada pretendiente, para que la balanza partidista en verdad se incline hacia los aspirantes con mayor peso político.
Desde luego, cada contienda tiene lo suyo.
Y hasta eso importantes les resultan en lo doméstico a Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo para la convalidación de su régimen y proyecto, respectivamente, so pena de personificar la sentencia que reza: ‘los carniceros de hoy serán las reses de mañana’, en su objetivo sucesorio del Senado de la República y la Cámara de Diputados,
El registro
Claudia Sheinbaum Pardo se registró en la víspera, en el Instituto Nacional Electoral (INE), como candidata presidencial de la coalición ‘Sigamos haciendo historia’, conformada por Movimiento Regeneración Nacional (morena) y los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y del Trabajo (PT).
Los informes refieren que fue cuerpeada por los gobernadores de la cuarta Transformación –entre ellos el doctor Américo Villarreal Anaya–, así como los ocho candidatos a jefes del Ejecutivo estatal de igual número de entidades.
Por ahí dejaron verse Marcelo Luis Ebrard Casaubón, Adán Augusto López Hernández, Ricardo Monreal Ávila, Manuel Velasco Coello y Gerardo Fernández Noroña, quienes fueran contrincantes suyos en la contienda interna por la candidatura.
Igual Mario Martín Delgado Carrillo, Alberto Anaya Gutiérrez y Karen Castrejón Trujillo; Tatiana Clouthier, Juan Ramón de la Fuente, Arturo Zaldívar, Javier Corral y otros que se han sumado al proyecto.
Destacó la presencia del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, quien a nivel nacional es uno de los gobernadores más identificados con la candidata y con el proyecto nacional que impulsa el segundo piso de la cuarta transformación.
En su mensaje, Claudia recordó que hace seis años, en ese mismo lugar, López Obrador convocó al país a regenerar su vida pública y establecer un gobierno del pueblo.
Y anunció que el próximo primero de marzo, en el Zócalo de la Ciudad de México, presentará su programa de gobierno, pero quiso anticipar 15 principios generales del gobierno que encabezará a partir del primero de octubre.
Dejó en claro que su gobierno será un honesto, sin influyentismos, sin corrupción, ni impunidad; y rechazó cualquier sometimiento a poderes económicos, políticos o extranjeros, rreiterandose partidaria del principio juarista de que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre.
También se comprometió a consolidar los proyectos estratégicos de López Obrador y a promover la soberanía energética, la soberanía alimentaria, además de que profundizará la estrategia de seguridad, entre otros compromisos, fundados en un estado de bienestar.
Geño, en segundo lugar
La presunción de que Eugenio Javier Hernández Flores ocupa el segundo lugar de las preferencias ciudadanas, como lo divulga ‘electoralia’, obedece a que sus operadores todavía no han hecho un trabajo adecuado para su posicionamiento, aunque pretexten que ‘Geño’, junto a Maki Esther Ortiz Domínguez, arrancó tarde en el proceso, cuya carrera está por iniciar.
¿Tarde cuando él se inició en la política en 1998 y desde entonces se ha mantenido vigente?
No hay confundir las preñadas con las paridas. Así que lo mejor sería atender profesionalmente el tema para, en la próxima medición, se ubique en primer lugar, pues no creo que Eugenio haya aceptado la candidatura verde para perder.
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA
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