Las previsiones para el 2024 son adversas para el registro de lluvia y abastecimiento de agua para la región. Las precipitaciones registradas en las últimas horas apenas dan un “descanso” al sistema lagunario pero no son la solución.
Marcelo René Garcia, oceanólogo e investigador, advierte que se requieren al menos lluvias con un registro superior a los 90 milímetros, para que puedan tener repercusiones importantes en el nivel de los embalses.
“No son suficientes. Se necesita que llueva más para tener un efecto positivo en los vasos de captación. Está llovizna viene acompañada de viento del norte lo que provocó cierto descenso de la temperatura, pero por el mismo viento se seca rápidamente”. El investigador sostiene que en la zona sur de Tamaulipas, los pronósticos advierten una sequía aguda nuevamente.
“Se pronostica una sequía aguda, lo que se refleja en baja productividad del campo para la ciudad y un bajo volumen de los cuerpos de agua que surten el servicio de agua potable”. Los vasos de captación, explicó que desafortunadamente no cuentan con retención de agua. “Los vasos de captación son muy someros por tanto los volúmenes de retención son muy bajos para enfrentar una periodo de sequía de largo plazo.Podemos tener grandes precipitaciones, pero se necesitan ser constantes”.
La única “salvación” es el registro de una tormenta o lluvias excepcionales para la región. “El único recurso que pudiera mitigar este panorama es que tormentas tropicales se presenten. Huracanes no, porque la zona no está preparada ni educada para una contingencia de esa naturaleza”. Mientras tanto, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) advierte que la sequía continuará afectando a México durante los primeros meses de 2024. A pesar de algunas lluvias registradas recientemente, se estima que más del 69 por ciento del territorio nacional se encuentra en condiciones de sequía que oscilan entre anormalmente secas hasta sequía excepcional. Miguel Angel Verástegui, presidente de Ambientam, comparte que se requieren lluvias
constantes que puedan extenderse durante más de 10 días con alcances de más de 45 a 50 milímetros diarios.
Históricamente, la última lluvia con condiciones importantes para la zona se produjo el 3 de noviembre del 2016 y coincidió con un efecto doble del fenómeno “El Niño”.
Las mediaciones realizadas por CIDIPORT arrojaron un estimado de 90 milímetros de lluvia con una duración de apenas poco más de 3 horas y media, pero con alcances que se pueden recordar hoy en día.
EL NIÑO/ LA NIÑA
De acuerdo con datos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, durante el 2024 se estima que en el norte (Tamaulipas, Chihuahua, Sonora) y el centro de México, el fenómeno de “La Niña” genere más condiciones de sequía. Mucha de la humedad y precipitación que llega por frente frío deja de llegar porque la circulación atmosférica empuja estos fenómenos al noreste de los Estados Unidos.
“El Niño” alcanzó entre noviembre y enero su máxima intensiva con anomalía de temperatura de -+2 Grados C; catalogado como Super-Niño.
En primavera, regresaría a fase neutral (marzo- mayo) y regresaría desde el verano con afectaciones para la generación de lluvias. Según la última actualización de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se espera que el actual fenómeno de El Niño dure al menos hasta abril de 2024, influyendo en los patrones meteorológicos y contribuyendo a un nuevo aumento de las temperaturas tanto en tierra como en el océano.
Las previsiones más recientes y la evaluación de los expertos sugieren una alta probabilidad de calentamiento continuado en el Pacífico ecuatorial central y oriental hasta, al menos, abril de 2024.
Por. José Luis Rodríguez Castro
Expreso-La Razón