CIUDAD VICTORIA, TAM.- Este 8 de abril del 2024 quedó para la historia, pues un eclipse total de sol cruzó por la República Mexicana convirtiéndose en la sensación del año al ser un hecho astronómico que traes décadas en presentarse.
Y aunque en Tamaulipas no se oscureció totalmente, como sí sucedió en algunas otras entidades como Sinaloa, Durango o Coahuila, miles de personas se dieron cita a diferentes lugares de nuestra localidad para observar lo que habrá de pasar nuevamente en 28 años más.
En la ciudad de Victoria, capital del Estado, desde antes de las 10 de la mañana sobre el planetario “Dr. Ramiro Iglesias Leal” y también en el parque “Camino Real a Tula”, en el ejido Alta Cumbre, ya se habían instalado los primeros ciudadanos que esperaban este evento para ser partícipes de el.
Y conforme pasaban los minutos, la explanada del planetario y los pasillos del mirador de Alta Cumbre, se iban llenando hasta casi sobresaturarse.
A las 11:02 horas de la mañana, empezó el eclipse, y poco a poco la luna iba sobreexponiéndose sobre el astro mayor para ser admirado por niños y adultos por un lapso de casi tres horas.
Pero antes de esto, el personal del Planetario y del mirador tuvieron a bien explicar a los visitantes las instrucciones de cómo mirar al cielo con los lentes de especial hechura para no dañar la vista, pues los rayos de este tipo de fenómenos pueden dañar los glóbulos oculares de forma permanente.
Mientras tanto una larga fila para introducirse a la sala de proyecciones cada vez sea hacia más larga y la explanada se llenaba por cada minuto que pasaba.
Afuera algunos prestaban sin visores especulas para quien no había alcanzado, otros, que llegaron preparados también hacían actos de cordialidad con los poco afortunados y compartieron sus lentes pidiendo así disfrutar todos de este espectáculo celestial.
Cuando el rejo marco las 12:22 el eclipse ya estaba en su maximo punto y en Ciudad Victoria se “oscureció” en un 86 por ciento, pero el 14 por ciento restante de luz no dejó que las penumbras cubrieran la ciudad.
Solo fue una visibilidad en tonalidades sepia, como “arenoso” decían los espectadores, algunos desanimados porque esperaban una noche instantánea en pleno día, mientras que otros, asombrados por presenciar un hecho como el ocurrido.
Por Antonio H. Mandujano