El insulto lanzado el jueves por Xóchitl Gálvez, de que “es un guey todo aquel que a los 60 años no tiene casa propia”, provocó reacciones de desaprobación y críticas generalizadas contra la candidata presidencial del PAN, el PRI y el PRD.
Incluso entre las personas de la clase acomodada, como la señora Cristina Sada Salinas, hija de Roberto Garza Sada, fundador del poderoso Grupo Alfa, así como familiar de Ricardo Salinas Pliego, el dueño de Elektra y TV Azteca, que calificó a la aspirante al gobierno de México como una mujer insensible y sin corazón.
Pobre mujer, dijo refiriéndose a ella, a veces siento compasión, pero ahora está descalificando a millones de mexicanos. ¿Cómo se atreve? Son muchos los factores -explicó-que mantienen a México en la pobreza.
Gracias al neoliberalismo, dijo, que se ha dedicado por 30 y tantos años a favorecer a los más ricos y a despreciar y usar como mano de obra barata a los pobres, debería tener vergüenza.
Como ella tiene casa, –señaló enseguida — que todos sabemos que fue adquirida con quién sabe que tantas influencias, a través de sus puestos políticos, se atreve a despreciar a la población mexicana sin casa a los 60 años ¡Qué mujer tan grosera e inhumana!
Ese mismo jueves, que parece que la exsenadora hidalguense se levantó con el pie izquierdo, traía los santos de cabeza y las estrellas vueltas en su contra, Xóchitl Gálvez Ruiz cometió otro grave y estrepitoso error.
Declaró que el priista Arturo Montiel era una buena persona, a pesar de que el exgobernador del Estado de México enfrenta acusaciones de corrupción y violencia familiar y que ella misma ha dicho que no invitaría a colaborar a su eventual gabinete a personas como el dirigente nacional del PRI, Alejandro Alito Moreno.
No obstante que, como es del dominio público, en reiteradas ocasiones el priista mexiquense ha sido acusado penalmente de enriquecimiento ilegal, peculado y su propia esposa lo ha denunciado como secuestrador, entre otros delitos, la abanderada de la oposición no tuvo empacho de decir que el político es una persona de bien.
Es realmente sorprendente la facilidad que tiene la contendiente para perder y ahuyentar a simpatizantes o echarse encima a la opinión pública como no hay muchos, que un día dice una cosa y al siguiente lo contrario.
Ese defecto a ha hecho concluir incluso a sus propios seguidores que la peor enemiga de Xóchitl no es la candidata de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum, ni el presidente López Obrador, como muchos piensan, sino ella misma y que a mes y medio de la elección, parece que se encuentra fuera de control y sin remedio.
POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
jlhbip2335@gmail.com
zxz