Las motivaciones de un artista abarcan un espíritu de plenitud, de alcances insospechados que revelan su personalidad en el desdoble de sus fases, que alternan su existencia.
Mover el espíritu dentro y echarlo andar a nuestros ojos, conmover a la vez nuestros sentidos es la función de un creador. Sin duda alguna entraña la sospecha, lo profundo e irreconocible del arte en su simbología.
Se presenta en la galería del Centro Cultural Tamaulipas la obra “El Erotismo como “Antídoto de la Muerte” de la artista regiomontana Sulamit Elizondo, muestra en gran formato que se apodera de las visiones etéreas para llevarnos a la fragilidad de una realidad de nuestro querer; el goce mágico de lo sexual.
No es una exposición de lo corporal pornográfico es una exhibición del mito del cisne, entrelazado como vitalidad poética, aliento de los dioses en el que Zeus, disfrazado de cisne envuelve a Leda en sus brazos y radiante actividad sexual que la convierte en mito.
No solo el entusiasmado cisne que envuelve como serpiente en brama a la amada, es el caballo que briosos cabalga sobre el cuerpo de los sueños que alimentan nuestras vidas. Es Lady Godiva, la mujer desafiante en las esferas del sueño, o la propia Godiva de los Beatles que transfigura a la poética en su espacio vital, la alegaría y el amor.
En la serie de obras que nos presenta esta bella artista regia, hemos encontrado el alarde de vitalidad, indiscreta mirada al ser interior que nos anima como humanos; el Eros, como una respuesta al Tanatos, es decir, la vida y la muerte.
Trasciende una visión desde el pilar de la creación, la que nos vuelve espejes de sí mismos y que nos otorga la inmortalidad de los dioses. El acto sexual, la verticalidad humana ante las voces del pecada que nos llaman desde las turbulencias del mar.
La obra de Sulamit, nos traslada a sus mundos de los sueños que inventan mundos. Son obras de buena factura, al acrílico, con brochazos abstractos e impresionistas nos irradia de sus deseos contenidos y la liberación estética de la mujer.
Somos al fin hijos de los mitos, de los que están en nuestra memoria filial y los mitos que se desnudan de nuestra realidad. Bien afirmaba Alexandro Jodorowski; “en arte, o somos hijos de alguien o somos unos hijos de la chingada, todos somos hijos de alguien”.
Sulamit nos carga sus mitos, en las figuras del cisne y el corcel, una dupla animada que eleva año sueño real de lo sexual, conmina, al calor, al fuego que los propios dioses generan a través de sus formas invencibles e invisibles. La artista declara su interminable amor, su inclinado deseo transformado en obras en que la mujer es abrazada y tensada por un cisne en un acto de amor de lo sagrado.
Me conmueve su trazo violento y esfumado que produce vibraciones inimaginables a mis sentidos, formas que se amarran, que no dejan en libertad a sus personajes, únicos, irrepetibles. Contribuye la neutralización del color a través de sus oscuros, que exploran el significado de la muerte en los caballos negros que cabalgan en el vacío donde la Godiva descansa después del salto mortal del amor.
Pero es e cisne el que desarrolla todas las composiciones, ya alado, ya empotrado en el cuerpo de la heroína donde abandona su belleza y fertilidad. El cisne en su delicadeza envuelve, oculta, solapa la vitalidad de los dioses que le dieron vida y que lo transforman en su locura y pasión.
Alienta la obra de Sulamit, en la medida de enfrentar un tema, que realmente anima por condiciones contemporáneas los mitos del amor, el suspenso y la fragilidad del acto amoroso desde un lugar de la poesía.
El amor frágil, porque se vence a una realidad de las condiciones atmosféricas, y no es cuento, el amor entre el calor y la frialdad crea condiciones distintas.
Algunas de obras retoman fuerza con elementos de artistas escultores y pintores, con un dominio vital de los mitos y del tema.
Sulamit Elizondo, de Monterrey, una artista bien plantada, tímida, emocional y amorosa nos traslada a sus campos de visiones de amor, que nos dan los sueños nocturnos y diurnos de nuestra existencia.
La obra capital de la muestra está en los Dos Cisnes que vuelan ante el acoso de un corcel negro difuso, endemoniado en el centro de la excelente composición en donde presagiamos su madurez en el manejo de los espacios y la densidad de los mismos.
La envoltura del cisne que figura a la mujer, viste su soberbia, y goce en una composición semejante a una escultura de Leda y el Cisne. Pero me llama la atención sus caballos, percherones, donde la composición de la mujer y su ilusión van de caballo de hacienda, satisfecha, holgada del dolor y el placer difuso en la atmosfera y el baño rojo de color significante del acto carnal.
Los invito a disfrutar de esta muestra de “Erotismo como Antídoto de la Muerte”, de Sulamit Elizondo, en la galería mayor del CCT, artista regia, que carbura su paleta a grandes pasos.
Debo apuntar me parece lamentable que las personas encargadas de la cultura y su difusión, no asistan a estas exposiciones con artistas representativas de nuestras regiones, como es el de Sulamit Elizondo. Los enconos gratuitos conjurados con la ignorancia y el poco entendimiento de los significados del arte como concilio social del espíritu, obliga que los directores de cultura, asistan para aprender y entender que el arte es un discursos y motivación en la que todos estamos inmersos.
El marcado interés del Doctor Américo Villarreal Anaya, gobernador de nuestro estado es que el arte cumpla su función social; educar y disfrutar para transformar.
El encono, la división visible, hace daño, mucho daño a una encomienda que deposito el Doctor Américo Villarreal Anaya, a quienes detentan y son encargados de la cultura como un sentido abierto y social a Tamaulipas. La improvisación, la ignorancia, no van a ningún parte. Convoquemos, no separemos.
Por Alejandro Rosales Lugo