Transcurrieron las campañas, ya solo queda el poder del voto para elegir a quien suceda a Andrés Manuel López Obrador en palacio nacional. Para fortuna también, ya no seremos víctimas del bombardeo de propaganda que por días, semanas y meses mantuvieron cautivo al país.
Concluyó una temporada de difícil tolerancia y de acuerdo a las evidencias, no cambió la preferencia mayoritaria hacia Claudia Sheinbaum, en tanto la candidata del bloque conservador permaneció ahogada en su obsesión por atacar, ofender, acusar sin pruebas, provocar y desde luego, difamar, en el
propósito de obtener ganancia política.
De manera que el próximo domingo la ciudadanía ratificará lo que es un hecho. Sea el triunfo de la ex Jefa de gobierno de la CDMX durante la jornada histórica que marcará por primera vez el ascenso de una mujer al cargo más importante de la república. No será cualquier hembra, sino alguien madura en sus convicciones ideológicas, moralmente intachable y convencida de que lo más importante para la nación es la justicia social.
Y con Xóchitl Gálvez el fracaso de la ultraderecha es total y definitivo y de tal magnitud que estará impedida para detener el proceso de transformación que incluye eliminar la corrupción que desgraciadamente persiste en algunos sectores de la administración pública, aunque debemos aceptar que el avance no ha sido con la rapidez deseada, pero avance al fin.
El asunto es que la mayoría mexica está lista para definir su destino y no puede ser de otra forma que otorgando su voto a Claudia Sheinbaum. En este sentido no hay marcha atrás. De ahí que la reacción utilice el miedo y terror bajo la suposición de que la jornada será violenta y peligrosa. Es decir, trata que las casillas permanezcan solitarias cuando lo más probable es que los electores acudan masivamente para dejar constancia de su preferencia.
El siguiente paso de la minoría rapaz será denunciar presunto fraude, echando mano de la complicidad del poder judicial cuyos integrantes han dado incontables pruebas de ser los mejores defensores de la ilegalidad. No pasará nada porque se impondrá la voluntad ciudadana, pero de que crearán intranquilidad, eso-que-ni-que.
Lo importante es que con Claudia Sheinbaum se fortalecerá la esperanza; como aliada que es de los marginados y los que hasta antes del 2018 no tenían voz al estar apagada por la mafia el poder que se adueñó del patrimonio de todos. En ella el amor al pueblo es verdad. Nada que ver con Xóchitl, afectada por la manía de acumular riqueza personal a cambio de lo que sea, como acostumbran los de su clase.
Votar entonces es el compromiso y mejor si es por el bienestar de los que menos tienen. Doña Claudia es el camino y en general Morena y sus aliados la respuesta para que la transformación sea realidad en el menor tiempo posible. He dicho.
SUCEDE QUE
Es probable que después del 2 de junio disminuyan y quizá desaparezcan las “protestas” de presuntos productores agrícolas que, asociados con el PAN, pretenden desestabilizar al estado. Ahí te hablan Edgardo Melhem.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA