Tamaulipas al estar en la frontera con Estados Unidos siempre se le ha considerado una de las entidades más importantes de México, y desde que forma parte de la federación, sus elecciones no han pasado desapercibidas. Muchas de ellas han levantado ámpula, como la de 1861, 1869 y 1918.
ROJOS CONTRA CRINOLINOS: ELECCIÓN QUE LEVANTÓ ÁMPULA
Una vez finalizada la Guerra de Reforma, a mediados de 1861 se verificaron los comicios para renovar los poderes de Tamaulipas. Los principales contendientes fueron don Cipriano Guerrero y don Jesús de la Serna; el primero el candidato oficial, mientras el segundo era un prominente hacendado que representaba el ala liberal contraria a la línea de Juan José de la Garza. Los Rojos de Jesús de la Serna obtuvieron el triunfo con diez diputados contra tres de los crinolinos de Cipriano Guerrero, pero se concluyó que ninguno de los dos candidatos reunía la mayoría de votos en la elección de gobernador, por lo que se acordó realizar una segunda vuelta.
Previniendo otra derrota electoral, Juan José de la Garza quiso adelantarse a los hechos y dispuso que Modesto Ortiz se encargara interinamente del gobierno. Y, en efecto, en la segunda vuelta se confirmó el triunfo de Jesús de la Serna, lo que provocó la inconformidad de los diputados guerreristas, quienes adujeron irregularidades en los comicios e insistieron en revisar el escrutinio y aplazar la declaratoria para que el nuevo gobernador no asumiera el cargo. Durante esa segunda ronda, los rojos obtuvieron 11,419 votos, frente a 10, 688 de los crinolinos. Esta elección ha sido una de las más reñidas en la historia estatal, pues el ganador tuvo una diferencia de sólo 731 sufragios.
Al conocer los resultados, Ortiz se refugió en Tampico y ejerció como gobernador. El conflicto llegó a las armas, desatándose una cruenta lucha en pleno inicio de la intervención francesa. En 1862 la actitud mediadora del gobernador Ignacio Comonfort hizo que varios de los inconformes se olvidaran momentáneamente del conflicto y enfocaran a la lucha contra los invasores, no lográndolo del todo, pues algunos decidieron apoyar a los imperialistas, tal es el caso del mismo Jesús de la Serna, quien llegó a ostentar el cargo de Prefecto Político del Imperio en Tamaulipas.
ELECCIONES FEDERALES DE 1867
Después de derrotar al imperio de Maximiliano en Querétaro, las elecciones que se venían postergando por el estado de guerra que se vivía, se llevaron a cabo en dos jornadas, las elecciones primarias el 22 de septiembre y la\s elecciones secundarias el 7 de octubre de 1867, en ellas se eligieron a un presidente de México por un periodo de 4 años, con posibilidad de reelección inmediata, y a un Presidente de la Suprema Corte de Justicia. Para la primera magistratura se presentaron don Benito Juárez y el general Porfirio Díaz Mori, obteniendo el primero un 71% de los sufragios, mientras que el segundo solo le alcanzó para obtener un 26%. Por lo que respecta a nuestra entidad, en Matamoros, de 14 Electores, nueve votaron por Porfirio Díaz, mientras que en Ciudad Victoria, de 12 que había, 11 lo hicieron por el general oaxaqueño.
En el Distrito Sur, el cuerpo electoral se componía de 38, de los cuales 28 votaron por Díaz, mientras que sólo 10 lo hicieron por don Benito Juárez. Se decía que ese revés para el benemérito se debía a la influencia que tenían en ese tiempo Desiderio Pavón y un tal Diego Flores. En la opinión pública de Tamaulipas, el héroe del 2 de abril contaba con un 70% de simpatías en el pueblo, mientras que Juárez solo un 30%. Sobre esto, un diario nacional escribiría:
“[…] Hoy a las cuatro de la tarde, los repiques, músicas y cohetes, han anunciado al pueblo, que ha triunfado en Tamaulipas. Por una mayoría inmensa, la candidatura para presidente del C. general Porfirio Díaz; es decir, la opinión contra el poder; el derecho contra la fuerza; el pueblo contra la dictadura de Juárez”.
LA REBELIÓN DE LA REATA
A finales de 1867 el gobernador Desiderio Pavón organizó los comicios por la gubernatura, en los que participaría Juan José de la Garza y Ramón Guerra, y aunque el primero obtuvo el triunfo repetidamente en dos vueltas lectorales, sus oponentes se negaron a reconocerlo. Según, el doctor Octavio Herrera, esto orilló a la nueva Legislatura, que logró dominar el partido de La Garza, a designar como gobernador interino a Francisco L. Saldaña, el presidente electo de la Suprema Corte de Justicia.
Sin embargo, Pavón se resistía a dejar el mando, pero finalmente accedió a entregarle el gobierno a Saldaña el 16 de abril de 1868.
Suspendidos los obstáculos formales que impedían el restablecimiento del orden constitucional, el congreso declaró gobernador a Juan José de la Garza el 25 de mayo de 1868. A los pocos días, en el pueblo de Croix, muy cerca de Victoria, estalló una revuelta que desconocía el mandato de De La Garza. Ante eso, algunos partidarios de Servando Canales, como Cristóbal Bújanos y Braulio Vargas, se levantaron en armas en Tamaulipas, proclamando como gobernador al presidente del Tribunal en el Estado. Por esas mismas fechas, el intrépido general Diódoro Corella informó al presidente Juárez de la inseguridad imperante en el Sur de Tamaulipas, y de la dificultad de combatir con éxito a los bandoleros que había en la región.
Los alzados luchaban para derrocar al gobernador Juan José de la Garza y tenían muchos adeptos en la zona rural. La guerra en Tamaulipas era una guerra a muerte, sin cuartel y cuyo término no se podía prever, porque por más que se dijera que el gobierno tenía controlado todo, los rebeldes no se dormían y aparecían donde menos se los esperaban.
1918: ELECCIÓN SANGRIENTA
15 de junio de 1917 se autorizó al gobernador provisional para que convocara a elecciones de poderes locales. Ante esto, el 22 de febrero de 1918 el general Cesar López de Lara deja el gobierno del Distrito Federal y decide postularse para gobernador de su estado natal. Semanas antes el general Luis G. Caballero aceptó también la postulación a la primera magistratura. A estos dos se les unieron un gran número de políticos y militares de alta jerarquía. La lucha fue sumamente enconada, y tras los comicios ambos se declararon ganadores, por lo que el secretario de Gobernación, Manuel Aguirre Berlanga, publicó el 2 de marzo una circular mediante la cual el gobierno federal desconoció a las dos legislaturas que pretendían tener la legalidad constitucional, calificando de ilógico que Tamaulipas tuviera dos gobernadores. El 8 de abril Caballero viaja a México y celebra varias conferencias en gobernación. Por su parte López de Lara, quien nunca salió de la capital, hace lo mismo, sin llegar a tener ningún tipo de acuerdo con el funcionario federal.
El 23 de marzo ambos son citados en la casa del general Pablo González para ver si es posible llegar a un entendimiento. La reunión duró dos horas, pero en lugar de concertar acuerdos, los ánimos se caldearon, y después de algunas mentadas, y Caballero y Lara se retaron a un duelo a muerte en Chapultepec. Después de una riña a balazos en dicho bosque, murió el coronel Francisco Aguirre, jefe de la escolta de Caballero, y resulto herido el diputado lopezlarista Emilio Portes Gil. Al presentarse al lugar de los acontecimientos el inspector de policía capitalina, fueron detenidos los contendientes, mandándose a Caballero a la Inspección de Policía y a López de Lara a la Octava Demarcación.
El día 27 ambos fueron puestos en libertad. El 2 de abril Caballero se levantó en armas en Tamaulipas y el día 26 la cámara de senadores declara nulas las elecciones, designando el 11 de mayo como gobernador provisional al profesor Andrés Osuna, quien tomó protesta como tal el 19 de mayo de 1918. Tras el fracaso de su rebelión Caballero es borrado del mapa político, mientras que Cesar López de Lara, debido al gran pueblo que tenía en la entidad, ocupa años después la gubernatura.
EMILIO PORTES GIL “EL MANCHADO”
Muchos de los personajes revolucionarios poseen, entre sus haberes, anécdotas y curiosidades, algunas ciertas, algunas inventadas y agigantadas por ellos mismos, las cuales marcaron sus vivencias durante el periodo armado. Un ejemplo de ello, por demás interesante y significativo es el licenciado Emilio Portes Gil, presidente provisional de México entre 1928 y 1930. Sus amigos cercanos le llamaban el “manchado”, por una quemadura en la cara provocada por la pólvora de una detonación. La cicatriz creció y se transformó en un mito. Aquí una versión muy cercana a la realidad de los hechos.
POR MARVIN OSIRIS HUERTA MÁRQUEZ