¡Fraude monstruoso! fue la grave acusación que hicieron el 2 de junio la ex candidata Xóchitl Gálvez y los dirigentes del PAN, el PRI y el PRD, y exigieron el recuento de todas las casillas voto por voto, poniendo en duda el trabajo y la honestidad de los ciudadanos que recogieron y contaron los votos, y también la veracidad de los conteos rápidos y de los avances del PREP publicados por el INE que favorecían a Claudia Sheinbaum candidata de Morena, el PT y el Verde. El lunes 3 y el martes 4 ampliaron las acusaciones para decir que habían “hackeado” el PREP, se habían alterado los resultados electorales preliminares y se estaban distorsionando los verdaderos resultados.
La virtual Presidenta Claudia Sheinbaum expresó su apoyo a la idea de que se volvieran a contar las casillas voto por voto, para dar mayor certeza a todos los ciudadanos de los resultados de la elección y para que hubiera mayor transparencia, mientras tanto los integrantes de la derecha opositora expresaron que impugnarían la elección completa por ser una elección de estado, por la influencia del narcotráfico en la elección, y la amenaza de la violencia sobre los electores.
Algunos comentaristas, politólogos y analistas, para justificar su acusación de una elección de estado, repitieron la teoría de la compra de votos, explicando que se referían básicamente al otorgamiento de los programas sociales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador qué son recibidos por millones de de personas que votan por Morena, a quienes señalaron como una mayoría comprable que dejaba mucho que desear de su calidad ciudadana.
El Instituto Nacional Electoral INE concluyó el 7 de julio por la noche el cómputo oficial del 100% de las actas de la elección de Presidenta cuyos resultados favorecieron a Claudia Sheinbaum que obtuvo el 59.75% con 35,924,519 votos a su favor, en segundo lugar Xóchitl Gálvez obtuvo el 27.45% con 16,502,697 votos y Máynez que ganó el 10.32% con 6,204,710 votos.
En ese cómputo oficial, como lo solicitaron Xóchitl, el PAN, el PRI y el PRD, se recontaron 116,397 casillas voto por voto, comprobando que, después de corregir algunos errores en la integración de las actas, los porcentajes se mantuvieron iguales a los de los conteos rápidos y el PREP.
Es muy destacado el hecho de que en México a 60 millones de ciudadanos que fueron a votar los atendieron sus vecinos capacitados como presidente, secretarios, y escrutadores de casilla y los representantes de los partidos políticos. Cada uno de los electores recibió de ellos las boletas de los distintos tipos de elección, pudo marcarlas según sus preferencias con plena libertad y privacidad en las mamparas que ellos instalaron.
A cada ciudadano le impregnaron el dedo con tinta indeleble para evitar el doble voto y le devolvieron su credencial para votar una vez que había sido debidamente registrada. Al final de la jornada esos funcionarios de la casilla contaron los votos frente a los representantes de los partidos, llenaron el acta de escrutinio y cómputo correspondiente, hicieron el paquete con las boletas y actas y lo trasladaron y entregaron al INE, todo esto en absoluta tranquilidad.
No hubo incidentes ni quejas de coacción del voto o violencia en las casillas, por el contrario, son dignos de admiración los más de 60 millones de ciudadanos de México que acudieron de manera entusiasta y masiva a realizar un ejercicio libre, ordenado y pacífico de su derecho a elegir a sus gobernantes, ciudadanos todos, los electores y los funcionarios de casilla, que pasaron la prueba de las acusaciones mezquinas de una minoría que prefiere descalificar a 60 millones que aceptar con civilidad su derrota y reconocer que México tiene una democracia que se fortalece más en cada elección y ciudadanos con un alto compromiso cívico, una ciudadanía de calidad.
Por Jesús Collado Martínez