Después de que el PAN ha vivido la pesadilla de haber sido secuestrado por Cabeza de Vaca y su pandilla y los desastrosos resultados del domingo 2 de Junio, en los cuáles la ciudadanía expresó su repudió a los candidatos impuestos por ese grupo político, el PAN, pero en particular los panistas de cepa, deberían reaccionar.
Ahora, los panistas tienen el reto y la oportunidad histórica de recobrar su partido, renovar sus estructuras para participar con más oportunidades en las próximas elecciones con nuevos cuadros, sin la injerencia de los cabecistas.
Se deben impulsar nuevos liderazgos y recuperar los ideales de Gómez Morín que fueron extraviados y pisoteados por las ambiciones cabecistas.
En la lista, hay varios liderazgos del panismo que pueden salir a reagrupar a su partido en todo el estado.
En la zona sur, no se puede dejar de mencionar a Jesús Nader, el alcalde de Tampico y actual ganador de la única diputación federal del PAN en Tamaulipas, porque es un referente como liderazgo. Ganó con quiénes promovió, como sus candidatos y no se equivocó; también ganó el distrito 22, el único que obtuvo este partido por mayoría.
Otra figura que mantiene un liderazgo político al interior del PAN, es César Verástegui “El Truco”. Ahora que salta al escenario nacional como Diputado Federal Plurinominal, seguramente habrá quien lo vea como uno de los líderes que requiere el partido.
Aunque tendría que desligarse lo más posible de Cabeza de Vaca y del propio Ismael, de ese grupo que, a través de imposiciones desmadraron al PAN en Tamaulipas durante su fugaz alternancia.
Chucho Nader, tiene muchos méritos para aspirar a la candidatura en 2027 a Gobernador y estar en las elecciones de 2028, pero “El Truco” puede tomar un segundo aire y pensar desde ahora en ese cargo.
Al mismo tiempo, hay figuras del panismo que no tienen que estar en un aparador electoral para armar su liderazgo.
Quieran o no, al interior del PAN, uno de los doctrinarios de este instituto es Arturo Soto. Más allá de su trabajo en el gobierno anterior y como parlamentario, es una de las figuras que destacan para asumir el liderazgo del panismo.
Soto, mostró en este proceso electoral el oficio político necesario para dar una lucha ordenada por los derechos al interior del partido.
Se enfrentó al grupo político en el poder cuando impugnó el proceso de designación para conformar la lista de candidatos a Diputados por la vía de representación proporcional, e hizo llegar el caso hasta la sala superior y por poco y les tumba el teatro del dedazo cabecista.
Pero no es por eso que Soto debe convertirse en un referente como liderazgo. Su trayectoria es su carta de presentación y el debate que al interior del partido sostiene, lo pone frente a otras figuras como Gerardo Peña, Carlos García, Kiko Elizondo, Oscar Almaraz, Enrique Rivas, Leticia Salazar e Imelda Sanmiguel, por citar algunos, para buscar otros espacios.
No se puede abundar en muchos nombres porque la mayoría fueron impuestos como figuras principales, por el grupo de los cabecistas y hoy están en fuga.
Hay panistas que hoy, aunque no están en el activismo político, sí tienen una gran labor en el servicio público e incluso en los Poderes Legislativo y Judicial.
Tanto en el Poder Judicial como en la Judicatura del estado, hay magistrados, magistradas y consejeros con un talento profesional y de carrera política, que le darían un mejor nivel a las bancadas desde el Congreso.
En poco más de seis años, el PAN perdió casi todo, pero en especial, su esencia como el partido demócrata ante los demás.
Aquellas asambleas estatales para elegir por el voto de la militancia a los Consejeros Nacionales, Estatales, integrantes de la Comisión Permanente y a sus propios candidatos a cargos de elección, y una vez elegidos salir unidos, eso es parte de un partido que se dejó morir. Esa etapa se olvidó por injerencia y ambiciones de los Cabeza de Vaca.
Las imposiciones, las amenazas, la competencia de los billetazos para comprar un cargo de elección fue lo que imperó en los últimos años.
Hay panistas muy serios que son autocríticos y si hoy no existe un contrapeso legislativo para decorar una democracia, es culpa de la misma oposición.
Morena hizo su papel y supo reorganizarse en medio de su convulsionada elección de candidatos, pero en el PAN, las malas designaciones de candidatos que impusieron los Cabeza de Vaca provocaron este escenario.
Lo que pasó en municipios como Reynosa con la designación de “El Cachorro”, la terca y violenta decisión de imponer a Yahleel Abdala en Nuevo Laredo, que ahora pone al PAN como un abierto aliado de la delincuencia.
El juego rudo en Tampico contra Chucho Nader; el actuar de violencia y confrontación desde el exilio de Cabeza, alimentaron esta enorme derrota del partido y el no poder lograr un contrapeso real en el Congreso del Estado.
Al PAN le urgen liderazgos con oficio político y regresar a sus acción del bien común.
Por Arturo Rosas H.