Después de la inminente victoria de Claudia Sheinbaum y el proceso de transición que ha iniciado, algunas de las propuestas de la presidenta electa han permeado aspectos económicos. Uno de los que mayor impacto han tenido es la paridad del tipo de cambio, peso – dólar.
Lo primero que se debe entender son las reformas que la próxima presidenta apoyo. En ellas se encuentran: las reformas al sistema de justicia, prohibición de la reelección, apoyo a mujeres de 60 a 64 años, y, reforma de la ley del ISSSTE de 2007.
Después de que dichas reformas fueron comentadas por la presidenta ante los medios de comunicación los mercados reaccionaron y se depreció el tipo de cambio. Esta situación muestra como la narrativa de distintos actores políticos pueden modificar la economía, al modificar las expectativas que tienen los inversores internacionales sobre el ambiente político y económico que se viven un país, en este caso en México. Pero, veamos de forma más específica como es que el discurso, alrededor de estas cinco reformas, ha impactado el tipo de cambio.
Una de las cuatro reformas, que la presidenta menciona, se relaciona con una reforma al poder judicial en la cual se propone la elección de jueces, magistrados y ministros a votación, es decir elección ciudadana. El discurso presentado pretende que exista mayor democratización y transparencia. Pero, para el mercado, la propuesta generó incertidumbre en los mercados, ya que los inversores consideran que estos cambios generarían mayor control gubernamental sobre el poder judicial. Esta situación no es del agrado de los inversionistas y provocó una depreciación del peso mexicano.
La segunda reforma propone prohibir la reelección de cargos populares. De nueva cuenta, aunque dicha propuesta es con la intención de fortalecer el proceso democrático, la incertidumbre de los mercados ronda alrededor de la implementación y los cambios que se generaría en la estructura política. Y, es esta falta de claridad en los mecanismos y contexto de implementación, que la confianza de los inversores no favorece a nuestra moneda.
Ahora bien, la tercera reforma aborda una narrativa social, un discurso donde se busca apoyar a las mujeres de 60 a 64 años que aún no cuentan con la edad para contar con una pensión universal. Dicha iniciativa, tiene un objetivo social positivo y conllevaría beneficios para las mujeres beneficiadas. Pero, los costos asociados con la implementación de este programa, genera gran preocupación por el tema fiscal, debido que las expectativas de los inversores esperan mayor gasto público y un riesgo fiscal enorme para el país.
La cuarta de las reformas, propuesta por la presidenta, es la ley del ISSSTE de 2007; dichos cambios, buscarían mejorar las condiciones de jubilación de los trabajadores del estado, a través del aumento en el pago de pensiones. Dicha propuesta, al igual que la anterior, busca mejorar las condiciones de vida de los beneficiarios, pero para los inversionistas es una enorme preocupación, ya que aumentar el monto de pago de las pensiones en México significa un mayor gasto público y posibilidades de déficit fiscal.
Cabe señalar que, estas dos de las cuatro reformas tienen un enorme aspecto social y busca mejorar las condiciones de los mexicanos, suscitó preocupaciones para los inversionistas, ya que la falta de detalles sobre la forma en que se financiarán dichas propuestas y la operatividad de las misma genera incertidumbre. Y, a su vez afecta negativamente al tipo de cambio.
Tal como se detalla, es posible observar que la narrativa que se muestra alrededor de cambios y reformas durante el próximo periodo presidencial afecta a la economía en su conjunto, y a los mercados financieros. Así que, desde los hogares es importante no perder de vista estas propuestas de reforma y percibir los cambios que se pueden generar.
Por. Angélica González