En calidad de virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum pisó Palacio Nacional y no ha sido una visita trivial.
La ganadora de las elecciones comió este lunes con el presidente de la República y definió, según su dicho, el ritmo del plan C; y para empezar cumplió, al menos de saque, la promesa hecha al Consejo Mexicano de Negocios de que la reforma judicial se abrirá a debate.
Al filo de las cinco de la tarde, Sheinbaum compareció ante la prensa y adelantó que acordó con AMLO que la reforma que modificaría el Poder Judicial se hará tras una consulta amplia en todo el país.
El acuerdo es que el debate no sólo sea en el marco de la Comisión Permanente de la actual legislatura, sino que se involucren barras de abogados, magistrados, ministros y trabajadores del Judicial. “Que se abra esta discusión. Y ambos estuvimos de acuerdo”, dijo Sheinbaum.
El recuento que la presidenta electa hizo de su primera reunión con quien dejará Palacio Nacional el 1 de octubre próximo estableció prioridades del plan C, incluidos cuatro añadidos: la ley del ISSSTE para las pensiones de maestros, el apoyo a mujeres de 60 a 64 años, incluir a nivel constitucional la beca universal a estudiantes de preescolar, primaria y secundaria, y cancelar la reelección.
Esas, junto con la mencionada reforma al Poder Judicial, serían las primeras en tramitarse en el Congreso que entrará en funciones el 1 de septiembre. De esa forma pareciera, por lo adelantado por Sheinbaum, que otras iniciativas del plan C esperarán su turno.
El mensaje incluyó minimizar el riesgo de turbulencia financiera por la confirmación de que Morena reformará el Poder Judicial –”no creo que haya impacto”, dijo– y, de paso, estableció que el gobierno de López Obrador “nos va a dejar muy buenas finanzas”.
Lo dicho ayer por Sheinbaum sobre el mecanismo para discutir la reforma del Poder Judicial calca prácticamente con el llamado Proyecto de Nación que se presentó en el Auditorio Nacional en noviembre de 2017, y del cual ella fue una de las coordinadoras.
En ese documento se establecía una “mesa de análisis para el reordenamiento administrativo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal”.
El proyecto detallaba “involucrar a la academia, a los gremios profesionales y a la sociedad, en general, con la finalidad de mejorar tres áreas de oportunidad que existen entre la Suprema Corte de Justicia y el Consejo de la Judicatura”.
Como “propuestas y líneas de acción” se decía que “se convocaría a las universidades, colegios de profesionistas, a los jueces y magistrados, y a la sociedad, en general”, y en un apartado se hablaba directamente de “Rediseñar el sistema de nombramiento de los ministros de la Suprema Corte de Justicia:
Existen algunas propuestas al respecto: 1) que no sean nombrados sino elegidos a través del voto popular, previa propuesta de las universidades y academias”.
Sheinbaum se juega parte de su credibilidad al anunciar un gran debate, ya que la experiencia de este sexenio es que lo discutido en mesas, foros y parlamentos abiertos no se incorpora en absoluto a las iniciativas que salieron originalmente de la presidencia obradorista.
Que el debate sea real, y no un formalismo, marcaría el inicio de una nueva era entre una Presidencia de Morena y la sociedad. Habrá que ver que al final sí se modifique más que una coma.
Queda para el anecdotario que la próxima presidenta rubricó su adhesión al Presidente declarando en pleno salón Tesorería “es un honor estar con Andrés Manuel López Obrador”.
Por. Salvador Camarena