Después de la derrota electoral del 2 de junio, los adversarios de Morena han sugerido que la falsa asociación ciudadana llamada “Marea Rosa” que, a la hora de la hora resultó un brazo de Fuerza y Corazón por México, evolucione a partido político.
La senadora electa del MC, Sandra Cuevas, y el dirigente del Frente Cívico Nacional, el ex perredista Guadalupe Acosta Naranjo, están promoviendo el proyecto.
Piensan que es necesario que la agrupación, ya sin el disfraz de organización apartidista que le pusieron los activistas de la derecha para engatusar neófitos, ingrese al sistema de partidos con el nombre de Partido Rosa y dispute el poder presidencial en el proceso electoral de 2030.
Coinciden en que el PRI, el PAN y el PRD están condenados a desaparecer.
La legisladora ha propuesto premiar el fracaso del magnate Claudio X González, el artífice de la coalición opositora, para que dirija a la nueva organización y ambos coinciden en que la Marea Rosa debe de tomar las banderas de la lucha de los tres partidos para aliarse, competir con ellos o desplazarlos.
El próximo 6 de julio, sostendrán el primer encuentro para definir el camino a seguir.
¿Lograrán su objetivo? Es probable, pero complicado. El tricolor y Acción Nacional no van a entregar así nada más sus redituables, tanto en términos económicos como políticos, las franquicias partidistas que tanto costó construir.
No hay que olvidar tampoco que el expresidente Felipe Calderón trató de hacer lo mismo cuando, junto con su esposa Margarita Zavala, renunciaron al PAN para crear un nuevo partido al que denominaron México Libre, pero fracasaron.
El INE les negó el registro tras comprobar que los ex panistas falsificaron miles de firmas y ocultaron la identidad de los aportadores de dinero con los que pretendían cristalizar el proyecto político. Decepcionados, no tuvieron más alternativa que regresar al albiazul y seguir conectados al presupuesto.
Como la Marea Rosa, el dirigente nacional de lo que ha quedado del PRD, Jesús Zambrano, es otro de los que proponen utilizar los despojos del partido amarillo para darle una nueva forma al moribundo organismo político. El jerarca considera que el actual ya cumplió su ciclo histórico y está obligado a cambiar si no quiere correr la misma suerte que el PDM, el PARM, Nueva Alianza y Encuentro Social.
El que, lamentablemente para sus cada vez menos seguidores, no ha dicho nada aún es el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno. En el pasado reciente se habló de al menos cambiarle el nombre, la fachada, ya que las actuales siglas y colores causan rechazo automático entre los ciudadanos, como medida indispensable para resurgir.
Alito, sin embargo, está ahora muy ocupado en mantenerse en el cargo como para pensar en cambios de esa naturaleza.
Para concluir, al dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, parece que se le acerca el fin.
Un grupo de exgobernadores panistas, entre estos Juan Carlos Romero, Francisco Barrio, Carlos Medina y Francisco Ramírez Acuña, publicaron una carta en la que, bajo el lema “cambias o te vas”, exigen la renovación de la dirección, que el parido se abra a la ciudadanía y el restablecimiento de la democracia interna, entre otras exigencias.
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